Ángeles Caso en los Cursos de verano de la Complutense

Ángeles Caso

“Mi mirada como ser humano, como escritora, se posa muchas veces en las condiciones de vida de la mujer”.

Por Carmen F. Etreros.

La escritora Ángeles Caso (Gijón, 1959) ha participado esta semana en los Cursos de Verano de la Complutense. Conocida a su pesar por sus años en televisión, la escritora publicó por primera vez a los treinta y dos años y desde entonces no ha parado de escribir y publicar. Tras una intensa promoción de su novela Contra el viento, ganadora del último premio Planeta, con sus intensa mirada y talante sereno nos cuenta que en la actualidad prepara un libro sobre el pintor Paul Gauguin y habla de sus planes en la siguiente entrevista que se ha realizado en el marco de los cursos de verano de El Escorial.
P. Estudió Geografía e Historia y está especializada en Historia del Arte, ¿su pasión por el arte y la literatura es una influencia paterna?
R. Casi todo lo que soy en mi vida se lo debo a mi padre. Era catedrático de Literatura en la Universidad de Oviedo, me enseñó a amar la literatura, la música y el arte. Le debo lo mejor de mí. Me gusta mucho presumir del padre que tuve porque fue un gran profesor, pero, sobre todo, fue una gran persona, que dedicó mucho tiempo a sus hijos, algo que no era muy habitual en los años 60. Supo transmitirnos todas estas pasiones que forman parte de lo mejor de mi vida.
P. ¿Cómo surgió tu incursión en televisión?
R. Yo me quería dedicar al arte, algo que tuviese que ver con el mundo de la cultura y no encontraba nada. Después de tres años de trabajos esporádicos, lo único que encontré por una serie de casualidades tontas fue el trabajo en TVE. Fue algo nada buscado, con bastante disgusto, porque no me interesaba nada. Realmente estuve poco tiempo, dos años, me fui corriendo en cuanto pude. Cuando me sentí capacitada para buscar otro trabajo, me largué de allí. No me gustaba nada esa popularidad.

P. ¿Qué le dio el impulso para lanzarle a la literatura?

R. Desde pequeña, cuando mi padre llegaba a casa nos contaba historias de Ulises, de Alonso Quijano, nos citaba los poemas del Romancero, fragmentos de Platero, etc. Eso forma parte de mi entusiasmo, de mi pasión, de mi manera de estar en el mundo. Yo siempre había querido escribir, empecé con ocho años. Me lo tomé muy en serio y no publiqué hasta los 32 años, que fue cuando me pareció que lo que escribía empezaba a parecerse a lo que quería realmente escribir. En ese momento, no podía ocuparme de todo, tenía una hija recién nacida, la literatura, estaba trabajando en Radio Nacional, era demasiado. Tuve que tomar una decisión y me decanté por lo que más me gustaba, la literatura.

P. ¿Hay un antes y un después de ganar el Planeta?

R. Han pasado muy poquitos meses. No creo que varíe nada. Es verdad que he podido comprarme una casa y me han traducido a nuevos idiomas; pero espero que no cambie nada en mi actitud respecto a la literatura, en mi manera de enfrentarme al hecho de escribir y de respetar la palabra escrita.

P. Gamoneda estuvo tres años sin poder escribir, tras ganar el Cervantes, debido a sus compromisos. ¿Le está ocurriendo lo mismo?

R. Es cierto que desde el 15 de octubre no he podido dedicarme a escribir. Estas cosas de los premios significan una promoción intensa, viajes, entrevistas. Es difícil, pero todo tiene su momento. En octubre, entregaré la banda y la corona, y ya le tocará al siguiente.

P. En sus libros hay una defensa de las heroínas del siglo XXI, ¿son su principal fuente de inspiración?
R. No sé si es un motivo de inspiración o de interés especial. Me preocupa mucho la condición de la mujer, me indignan muchas cosas que ocurren por el hecho de ser mujeres. Tuve una educación en la que no se estableció ninguna diferencia entre el varón de la familia y las chicas. Nos educaron a todos para ser iguales, independientes, para desarrollar nuestra inteligencia, para respetar nuestra vocación. No para fregar platos ni buscar un marido. Mi mirada como ser humano, como escritora, se posa muchas veces en las condiciones de vida de la mujer.
P. ¿Dónde nacen sus libros, de una imagen, de una conversación?
R. Depende, suele ser algo que has visto, que has oído. Es una revelación, como cuando Saúl, camino de Damasco, se cae del caballo y se convierte en San Pedro.
P. ¿Tiene alguna rutina cuando escribe?
R. Tengo una hija que ahora tiene 19 años y durante mucho tiempo he escrito con mi hija de por medio, incluso en la cocina, mientras vigilaba la comida. Lo único que hago siempre es usar ropa vieja, cómoda.
P. Dice que Contra el viento es una novela coral. ¿Fue a Cabo Verde o Portugal o se documentó a través de las conversaciones con las emigrantes que conocía aquí?
R. No estuve en los lugares en los que transcurre el libro, porque no quería hacer una novela que mirase más al exterior que al interior. Me daba miedo que la fuerza del paisaje y lo que ocurría allí realmente acabase repercutiendo demasiado en mi trabajo y acabase haciendo una novela antropológica o folclórica, en vez de una psicológica, que es lo que yo quería. Renuncié al viaje y conocí esos sitios a través de fotos, libros y a través de un instrumento extraordinario como Google Earth. Cada mañana me trasladaba a los lugares donde transcurría la acción.
P. Su libro ha tenido gran acogida, parece que se aceptan más los que tienen una mirada occidental, en lugar de los que están escritos en primera persona por emigrantes.
R. Están empezando a tener gran aceptación en Inglaterra y Francia. En España aún no ha ocurrido este fenómeno, pero acabará sucediendo. Gente como yo prestamos la voz a los emigrantes que no la tienen; pero con la confianza de que dentro de unos años esta gente, que ha venido de otros países a nutrirnos con tantas cosas, acabarán teniendo su propia voz.
P. ¿Cómo fue su incursión en el mundo del celuloide con el guión de Deseo (2002)? ¿Tiene nuevos proyectos cinematográficos?
R. Me gustaría mucho. Me lo pasé muy bien y disfruté mucho. Fue un reto creativo e intelectual muy interesante. No me resulta difícil imaginarme historias en imágenes y me gustaría seguir haciendo cine, pero no depende de mí.
P. ¿En qué proyecto está trabajando ahora?
R. Estoy un poco con la idea de regalarme un cierto tiempo en el sentido de hacer un libro de carácter menor. En este momento tengo un encargo para hacer un libro sobre Paul Gauguin. Una de las cosas que me entusiasman de mi trabajo es la posibilidad de abordar cosas muy distintas. Yo no serviría para ser una escritora de género, me aburriría muchísimo.
P. ¿Tiene ebook o sigue leyendo en papel? R. Todavía no tengo uno, pero soy muy partidaria. Creo que el contenido sigue siendo el mismo y, a cambio, tiene muchas ventajas. Yo soy muy ecologista y me preocupa mucho la cantidad de árboles que se talan. También está el tema del espacio, del peso en las maletas, etc.

P. ¿Están sus libros disponibles en soporte digital?

R. Que yo sepa no. No sé si habrá alguno, pero supongo que me habrían tenido que consultar.
P. ¿Cree que si el ebook tiene un precio más reducido, fomentará la lectura?
R. En este país, tenemos bibliotecas públicas muy buenas para poder acceder al libro que te interese. Yo creo que el precio no tiene que ver con la afición a la lectura.

P. ¿Internet cambia el concepto de literatura y cultura?

R. Sí, es cierto que ha tenido un gran impacto en el sentido que nos ha facilitado la posibilidad de comprar libros fuera de España. Realmente, me paso el día en las librerías online, pero no soy consciente de que me haya influido mucho más como escritora.

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