Fotografiar, informar, reaccionar

Por Julie Delabarre.

Gisèle Freund abre su ensayo La fotografía como documento social (escrito  en 1974 y publicado en 1993 por la editorial Gustavo Gili en España) con un pequeño capíulo dedicado a las relaciones entre formas artísticas y sociedad. Cada sociedad y cada época desarrollan una forma de expresión artística que corresponde y responde a sus exigencias, su organización social y/o política, sus necesidades. La fotografía, por su capacidad de reproducir la realidad aunque sea parcial, puede tocar a cualquier uno, no sólo como medio artístico, sino también como medio informativo, documental.

Vemos mucha fotografía, todo el tiempo. La imagen fotográfica está por todas partes y se ha convertido en un medio indispensable de información, de periodismo y de documentación.  Del fotoperiodismo al fotorreportaje, de la fotografía  documental a la fotografía de denuncia, de las diferencias entre una fotografía de actualidad y una fotografía de uso informativo, la fotografía destinada a informarnos  tiene muchos nombres, y se usa en muchos ámbitos de la información.

La fotografía de prensa (o fotoperiodismo) que complementa una noticia, está considerada como un género mayor, con la sombra de maestros y referencias de la fotografía que han conseguido que sus fotos superen la mera ilustración.

Podemos pensar en qué y cómo nos informa una fotografía fuera del conjunto de un periódico, de un artículo.  Resulta muy difícil que una fotografía sola nos pueda dar todos los datos necesarios para la comprensión de un acontecimiento, pero si nos puede ofrecer otro tipo de información.

Vi tarde la exposición de Fotopres La Caixa 09, el certamen de fotografía de prensa en el Caixaforum de Madrid. Nueve fotógrafos para retratar varias facetas de la sociedad en varias partes del planeta: guerras, inmigración, la cuestión del género en ciertos países, la  globalización de las costumbres… Nuestro mundo, su crueldad y sus absurdidades, sus realidades que cada uno nos presenta a su manera.

Hacia tiempo que no veía una exposición con tanta variedad, con tantos puntos de vista y tanta calidad. Pero también me surgieron algunas preguntas: si estas fotografías no estuvieran aquí mostradas en el conjunto de una exposición, ¿cómo funcionarían reducidas en un periódico, acompañadas por un artículo? ¿La originalidad de los puntos de vista sería realmente apropiada a un artículo de prensa?

En este certamen se ven fotografías relacionadas con hechos o períodos de actualidad, de conflicto, con un problema social determinado, pero dentro de un conjunto y con una estética que caracteriza este conjunto: los sobrios retratos de los rostros de mujeres pakistaníes de Emilio Morenatti, desfiguradas por el ácido, su luz suave y el fondo neutro que destacan aún más el horror hasta lo insoportable;  los elementos y fotos cotidianas de las vidas de inmigrantes subsaharianos  ilegales en Barcelona, recopilados por Jo Expósito, fotos de carné, de novias, de vacaciones, fotos de vida normal, contrastando radicalmente con las tradicionales fotos de miseria; el kitsch de la decoración de Dubái por Aleix Plademunt, dando a la ciudad del reino del petróleo y  del lujo ostentoso un aire ridículo  de decoro en cartón que sólo conseguiría  un hotel de Las Vegas;  una mujer sola en una sala de sillas vacías, en conjunto con fotografías de los efectos del alcohol y del aburrimiento en Ulán Bator (Mongolia).

Estas series y sus puntos de vista son originales, pertinentes, nos dan que pensar, nos dan rabia, pena y una luz nueva sobre lo que puede ocurrir en nuestro mundo… Y justamente, no aparecen tan a menudo en la prensa de información con este nivel de calidad, a no ser que sea en páginas de fotorreportaje, o mejor dicho, que sea la fotografía que proporcione primero la información y el texto.  Me gustó ver el resultado de este certamen porque pude ver algo diferente, pude observar perspectivas diferentes con riesgos que no se  suelen ver en la mayoría de las publicaciones de prensa: fotografías informativas sí, pero que dejan el espacio suficiente para pensar.

Informar se puede comparar a intentar dar un fiel reflejo de la realidad, no se puede hacer nunca de una manera objetiva, y la fotografía, aunque se puede pensar que reproduce técnicamente esta realidad, no escapa a esta regla.  Pero por lo menos, exposiciones como la de Fotopres  nos demuestra  que se puede informar de una manera inteligente, mezclando sin complejo la coherencia estética con puntos de vista originales, enseñando lo que marcó al autor, que nos proporciona la información y algo más que compatible con ella: la sensación que nos provocan estas fotografías.  Porqué al final, ¿qué sentido tiene una información que no nos hace reaccionar?, ¿qué sentido tiene retratar la sociedad si no es, en el fondo, para cambiarla o por lo menos, cambiar  la mirada sobre ella?

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