Cercas, Premio Nacional de Literatura

Por Recaredo Veredas.

Anatomía de un instante. Javier Cercas. Mondadori, 2009. 463 páginas.

Anatomía de un instante es la mejor novela, escrita en castellano, que este reseñista ha leído desde 2666. La epopeya de Bolaño y la indagación de Cercas tienen, aparentemente, muy poco que ver, salvo su ciclópea extensión. Sin embargo, el lector que hurgue e investigue en sus complejas –a la par que flexibles- estructuras hallará bastantes similitudes. En cómo una historia dividida en planos tan distintos, que transcurre en tiempos tan diferentes y tan arbitrariamente modificados puede terminar convergiendo en un todo coherente, que avanza y arrastra al lector con un vigor cuasi sísmico. Pocos escritores españoles pueden provocar que el lector se detenga en los pasillos del metro o aguarde la llegada de la noche para regresar a la lectura. Cercas lo consigue, con mayor o menor fortuna, en todas sus novelas. ¿Por qué? Por su dominio del suspense, porque sabe dosificar la información y cortar el crecimiento del personaje y de su historia en el momento justo, sin que la amputación resulte obvia pero sí necesaria para que el lector ansíe el retorno.

Cercas, tras el paréntesis relativamente fallido de La velocidad de la luz, regresa al territorio de Soldados de Salamina: la combinación de enigmas históricos, biografía del propio escritor, transmutado en personaje, y esa detención en instantes decisivos, en los motivos que provocan las decisiones más inesperadas y, en consecuencia,  más caóticas. En Soldados de Salamina era el silencio de un soldado frente a la huida del falangista Sánchez Mazas. En Anatomía de un instante analiza la decisión de Adolfo Suárez, que permanece impasible mientras todos los diputados se esconden tras sus escaños, siguiendo las órdenes de los guardias civiles. Esa es una de las líneas, la columna vertebral de la novela, apoyada en una frase de Borges que define a la perfección la ética de Cercas:  “un momento de la vida de un hombre define a un hombre y esa vida”. Porque la simpatía o antipatía del autor frente a sus criaturas –porque su Armada o su Tejero son tan personajes como Holden Caulfield o Ana Karenina- no está definida por su adscripción  a los ideales democráticos, sino por su honor. Un rebelde, si cumple con sus convicciones, resulta más digno que un constitucionalista rastrero. Cercas parece preferir al guiñolesco Tejero, plenamente coherente con su delirio, frente al maquiavélico, y ligeramente grimoso, Armada.  Y, sobre todo, brinda un merecido homenaje a Adolfo Suárez: convertido en una especie de Julien Sorel que, de repente, cuando nadie lo espera, se convierte en un héroe. Juzga a todos y a todos comprende. Porque todos actuaron, incluso el propio Tejero, de la única forma que podrían hacerlo. Por eso son grandes personajes.

¿Por qué considero que Anatomía del instante es una obra maestra? Por, primero, la calidad de su lenguaje. Cercas se mueve con sorprendente agilidad y sentido de la oportunidad entre lo periodístico, lo narrrativo e incluso lo lírico. Su narración de los hechos históricos posiblemente no posea la verosimilitud, la detención en el detalle propia del historiador, pero sí posee un ritmo palpitante, abre y cierra tramas con absoluta precisión, buscando siempre simetrías, complementos entre lo aparentemente irreconciliable que sólo quedan al alcance de los grandes narradores (reitero la referencia a Bolaño). Y las piruetas, como ocurre en 2666, no se perciben como tales, sino como necesidades ineludibles. La división en zonas, temporalmente próximas pero cortadas, que lentamente se complementan, que oscilan desde la biografía de los protagonistas del golpe a la retrasmisión del momento –definida tipográficamente por las cursivas- a los precedentes de los hechos o las conjeturas es perfecta. También lo es la graduación de la tensión, la manera en la que expone cómo el azar y la indecisión derrumban, de forma casi sobrenatural, todos los mecanismos de seguridad que aseguraban el triunfo del golpe. Todo ello está montado con sabiduría y acierto, sin permitir que el libro decaiga. Anatomía de un instante también es una reivindicación de la técnica literaria, definida por  la capacidad para regresar al hemiciclo y detener el tiempo, aportando a la vez detalles concisos y nítidos del espacio donde transcurre la novela, permitiendo que el lector reproduzca el entorno, para mover a los personajes, como en la escena magistral en la que Suárez es nombrado presidente del gobierno. No en vano, la novela es magistral desde el propio planteamiento: El qué ya es conocido, lo que verdaderamente importa es el qué y el cómo.

Como “El vano ayer”, e incluso con mayor complejidad y profundidad, Cercas muestra la pasividad de la sociedad española. Nos hace ver que es sólo el lento fracaso del golpe, su deriva, definida solo por la mala suerte y por una coordinación demasiado improvisada, provoca la reacción de la sociedad civil. De una reacción civil que habría respondido con igual alborozo frente al triunfo del golpe

Aunque consiga uno de los pocos análisis verosímiles de la España de los últimos años del postfranquismo, la narración decae cuando repite los tópicos de la transición lo ya oído demasiadas veces en la boca de Victoria Prego. Además aparecen demasiados momentos decisivos, demasiados instantes determinantes, que parecen definir “para siempre” la trayectoria de los personajes. Y muchas frases hechas, aunque sean reales, como  “ese pequeño círculo de poder de Madrid” eternamente repetido y nunca definido. La realidad resulta mucho más caótica y la combinación entre historia, narrativa y periodismo evidencia sus inconvenientes. Una obra maestra, porque lo es, no tiene por qué ser una novela perfecta. Ni siquiera Madame Bovary lo es.

Recaredo Veredas: Nacido en Madrid. Licenciado en Derecho. Máster en Edición y en Creación Literaria. Autor del libro de relatos Pendiente y del manual de técnicas de escritura Cómo escribir un relato y publicarlo. Profesor de la Escuela de Letras en cursos de relato, narrativa y lectura profesional. Lector, editor y corrector en numerosas editoriales. Miembro del colectivo La tormenta en un vaso. Colabora con numerosos blogs y publicaciones, entre las que destaca ABC. Es creador del blog www.lalinearecta.blogspot.com.

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