Transformación y otros cuentos, de Mary Shelley

Por Cristina Reglero.

Quizás por el éxito que de ella han hecho las innumerables adaptaciones teatrales y cinematográficas, Frankenstein (1818) sigue siendo para muchos la única obra de Mary Shelley. La escribió a los dieciocho años, motivada por una apuesta literaria iniciada por Lord Byron, vecino del matrimonio Shelley durante sus vacaciones en Suiza, en 1816. Pero Frankenstein sería sólo el comienzo de la prolífica carrera de esta autora, editora y crítica literaria.

Un joven que cambia su belleza por poder, un inmortal con ganas de morir y un hombre que no tiene nada que perder son los personajes de Transformación  y otros cuentos, edición que reúne tres de los más de veinte relatos que Shelley escribió entre 1826 y 1838; tres historias que pueden enmarcarse dentro del género gótico, surgido en Inglaterra a finales del s. XVIII  y que atrajo la atención de autores notables durante el s. XIX , tales como Poe, Le Fanu, Bécquer, Bram Stocker y la propia Shelley.

En ellos se mezclan la magia, la alquimia y las supersticiones con la naturaleza más propia del ser humano, que traspasa las fronteras de sus posibilidades e irresponsablemente recurre a elementos sobrenaturales con el fin de ver cumplidos sus deseos de poder, de riqueza, de posesión, de venganza. Como ocurriera con la criatura creada por Victor Frankenstein, Mary Shelley pone aquí en tela de juicio la capacidad del ser humano para manejar a su antojo poderes que le son ajenos, y la incompatibilidad de ciertas aspiraciones legendarias -como la inmortalidad- con la propia naturaleza humana se pone de manifiesto.

Salvando las barreras temporales, Shelley supo encontrar en su pregunta acerca de nuestros límites una temática todavía vigente en nuestros días: desde los pequeños hombres de laboratorio que con sus dudosos experimentos científicos se convierten en supervillanos (y líderes de taquilla), hasta el siempre actual debate sobre la ética de los avances científicos en materia de manipulación genética, por ejemplo.

Todo ello con un estilo exaltado más cercano al propio del romanticismo de la época en Transformación y El mortal inmortal y algo más reposado en El mal de ojo, cuento que nos acerca a tierras lejanas y exóticas de hombres de hierro forjados en sangrientas batallas.

Una buena lectura para las oscuras y frías noches de invierno.

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Mary Shelley. Transformación y otros cuentos

Traducción y prólogo de Marian Womack. P

Páginas de Espuma. 112 págs. 18€

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