No hables, escucha: el regreso de No Doubt

Por Alicia Valera Alonso.

«Vacaciones finalizadas. 2010 acabado. Diez nuevas canciones escritas. La intención de No Doubt para 2011 es grabar nuestro nuevo disco. ¡Empezamos Hoy!». Así anunciaba hace unos días Tom Dumont, el guitarrista de No Doubt, que la mítica banda californiana volvía al ataque después de una década en silencio.

Y es que el grupo liderado por Gwen Stefani ya tiene unos cuantos añitos. Pensamos en la diva rubia y no nos choca ubicarla en nuestros días, sigue de plena actualidad; pero ya han pasado 15 años desde el exitazo de Don´t Speak y 24 desde que el hermano mayor de esta, Eric Stefani, montara el grupo con su amigo John Spence, en algún garaje de Anaheim (California). Años más tarde, Spence se suicidó. El golpe fue duro para los chicos, pero continuaron adelante. En aquellos tiempos, la joven Gwen no hacía más que los coros, hasta que su hermano se dio cuenta de su potencial y la convirtió en solista.  Los primeros éxitos de No Doubt no alcanzaron gran éxito, ni su album debut, No Doubt, ni el segundo trabajo, The Beacon Street Collection, que inicialmente  tuvieron que sacar de forma independiente, ya que su discográfica no creía en ellos.



Tragic Kingdom, en 1995, fue el gran éxito de la banda californiana. Aquellos jóvenes habían creado un estilo propio. Con influencias del reggae y el ska, y con sonidos cercanos al pop y al soft rock, No Doubt supieron por fin conquistar al gran público. Y también a la crítica. Consiguieron crear un sonido lo bastante comercial como para convertirse en número uno en las listas de éxitos de todo el mundo, a la vez que le aportaban una plasticidad propia y genuina, una trascendencia más allá de lo que se había oído hasta el momento. No Doubt habían hecho historia. Habían definido un estilo y marcado tendencia. A partir de sus temas más conocidos, consiguieron volver a poner de moda el sonido ska.

El tema Don’t Speak, fue el verdadero culpable de este gran éxito. Esta balada inclasificable, que destaca por la intensidad expresiva que le aporta su intérprete, Gwen Stefani, ya se ha convertido en una de las canciones míticas del panorama musical de los 90. Quizá sea por su poder evocador, o quizá por su letra, que hace referencia a la relación entre la cantante y el bajista del grupo, Tony Kanal, que acababa de romperse. Otros temas como Just a Girl y Spiderwebs, continuaron en la misma senda.

Los posteriores discos, Return Of Saturn (2000) y Rock Steady (2001) también evidenciaron la buena acogida de la banda californiana, que ya tenía un asentado hueco en el panorama musical del momento. Temas como Ex-Girlfriend, Hey Baby o Underneath It All, continuaron cosechando éxitos.

Y hasta aquí llega la historia del grupo. En 2003, anuncian oficialmente que se separan. Quizá por problemas entre los componentes del grupo o quizá por ganas de comenzar proyectos por separado. Pero la  voz de la incandescente Gwen no se apaga del todo. Sus dos discos en solitario, Love. Angel. Music. Baby (2004) y The Sweet Scape (2006) alzan a la diva a lo más alto del panorama internacional. Ya no es sólo la vocalista de No Doubt, es un icono de la moda, la música y el cine. Su serpenteante melena rubia, sus labios rojos y su estética a medio camino entre pin-up y chica rebelde, la convierten en insustituible. Su música se tiñe de disco, pop hip hop; y hace guiños en sus ritmos y sus letras a películas y musicales que rememoran nuestra niñez, como Alicia en el País de las Maravillas (What You Waiting For) y Sonrisas y Lágrimas (Wind It Up).



Ahora, nos enteramos que la historia de No Doubt no ha terminado. Tom Dumont (guitarra), Tony Kanal (bajo) y Adrian Young (batería), también están sedientos de hacer música. Llevan un año componiendo y prometen un regreso esplendoroso, floreciente… Seguiremos aguardando impacientes a ver por fin, de nuevo, a los cuatro en acción. Esperemos que cumplan con las expectativas.

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