Luis Muñoz Díez habla con Jonás Trueba de cómo le gusta ver a él las películas.

Luis Muñoz Díez habla con Jonás Trueba de cómo le gusta ver a él las películas. Con fotos de Pablo Álvarez.

El principio del fin del Cine llegó con la televisión. Ya no hacía falta desplazarse a ninguna parte para ver una buena película. Sólo tenía el inconveniente que el metraje de una película se estiraba y para ver cien minutos se ponía casi en el doble por las interrupciones de la publicidad. El segundo escalón de bajada fue el vídeo y el DVD, no sólo se podía ver cine en casa, si no que podíamos elegir lo que queríamos ver. Pero hasta ahí había un límite, la televisión era gratis pero no podías elegir y para el DVD había que pagar un alquiler.

El verdadero descalabro para el cine llegó con Internet y los manteros, que han colocado a productores y a salas de exhibición en un serio aprieto.

Estos días es noticia la dimisión de Alex de la Iglesia como presidente de la Academia de Cine en protesta por la ley llamada “Sinde”. La profesión parece una jaula de grillos, en la que a veces no se dice lo mismo en privado que en público ni se trata con el mismo celo la obra ajena que la propia. Para el público la ley llega tarde ahora que se había acostumbrado a las descargas gratis le parece perder un derecho que tiene.

Me he propuesto hacer un muestreo de lo que opinan del futuro del Cine los profesionales. Se lo pregunté a Jonás Trueba cuando estrenó Todas las canciones hablan de mí y su opinión me parece valiosa, porque es guionista, director y, como amante del cine, consumidor.

¿Cómo ves el futuro del cine Jonás?

Eso es algo que me pregunto yo también. Yo creo que estas salas –cuando se refiere a estas salas habla de la sala del cine Princesa donde mantenemos esta conversación-, van a ser las menos perjudicadas porque tienen un público más fiel y más cinéfilo.

¿Ves el futuro con salas o nos saltaremos ese paso y se estrenará directamente en Televisión para pasar a DVD e Internet?

Quiero pensar que el público seguirá asistiendo a las salas. Sería muy rara una sociedad en que la gente no quiera salir de casa para ir al cine, porque al fin y al cabo es un plan perfecto más allá del cine en sí mismo. Está el hecho de salir, caminar, coger el metro, comprar una entrada y al salir tomar una cerveza. El ir al cine conlleva tantas cosas…

Sí, el hecho de ir al cine está por encima de ver una película, pero quizá la gente más joven ya no tenga esa costumbre.

Se dice que los jóvenes ya no van al cine y eso habla muy mal de los jóvenes. No sé lo que hacen…y me inquieta mucho.

¿Qué se podría a hacer para que los jóvenes vuelvan a las salas?

Creo que ahí tenemos que hacer una labor pedagógica que no estamos haciendo con respecto al cine en el sistema educativo. Vivimos en un mundo audiovisual y es un grave error del sistema educativo el no incorporar el lenguaje del cine enseñando a mirar, como por ejemplo hicieron en Francia, y todo eso ha derivado en el problema de las salas, pero es normal, si no les explican a los chavales como mirar una película y cuales son las mejores condiciones para hacerlo.

Pero a quienes nos gusta el cine no dejamos de ir a las salas, pero también nos beneficiamos de las otras ventajas.

Yo soy el primero. Me encantan las ventajas de poder ver las películas en mi casa en la pantalla del ordenador. Tengo un pequeño aparato, las veo y disfruto con el Ipod, por ejemplo estos días tenía uno y lo estuve viendo. Es un buen aparato para ver cine en contra de lo que han dicho, no es para leer. Su pantalla es buena para ver cine.

Te veo entusiasmado.

Está  muy bien y creo que va a haber una convivencia entre la sala y esto, pero también es verdad que estas salas de cine, que son los llamados a quedar, tienen la pantalla muy pequeña y la gente está teniendo cada vez pantallas más grandes en casa.

Estas pequeñas salas tienen su encanto, salir de tu casa, acudir a una primera sesión en la que hay poco público, es de día, compras la entrada y te acomodas en la oscuridad, casi emboscado, para ver lo que ocurre en la pantalla. Estás viendo algo que sientes que se proyecta para ti y si vas acompañado surge una complicidad con la otra persona de estar viendo lo mismo. Todo esto tiene una intriga, un interés y un calor que no tiene el pulsar el botón en un reproductor de DVD.

Sí, estoy totalmente de acuerdo y creo que es lo que salva a las salas. Está el acto de ir al cine que va más allá de ver una película. Tiene más que ver con tus relaciones personales, vas con la novia, con la chica que te quieres ligar o con un amigo que quedas y después te tomas unas cañas.  Es lo que te decía, una necesidad de salir, de andar, de reunirte, de tomar después una cerveza…

Jonás tiene una idea parecida del Cine a la que yo tengo y ahí queda su opinión que para mí es importante, pero no sé si el tiempo de la tres Ces -Cena, Cine y Copa- ha pasado, y a las salas sólo acudiremos los que tenemos la lección ya aprendida. Mientras, los más jóvenes, saldrán de casa con la película ya vista, y no será un tiempo ni mejor ni peor sólo distinto, y seguirán hipnotizándose con las imágenes filmadas, se reflejen en un espejo, en el río o en la luna, y quizá sea eso lo único que tenga importancia para que el Cine siga vivo.

Luis Muñoz Díez con el director Jonás Trueba

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