Fama: el bulevar de los sueños… rotos o cumplidos

Por Mariano Velasco

Hay una breve referencia de uno de los personajes principales de “Fama, el musical” a la archiconocida y muy utilizada imagen de “Bulevar de los sueños rotos”, aquel lugar de ensueño e ilusiones hasta el que uno está dispuesto a llegar para cumplir sus aspiraciones y alcanzar la fama, pero que luego resulta que no, que los sueños más bien se acaban convirtiendo en pesadillas. O no, que tampoco hay que ponerse pesimistas, que a lo mejor sí que se cumplen, por qué no.

“Fama, el Musical”, la versión teatral de la película y luego serie de televisión que triunfó en los 80, y que llega  ahora al Teatro EDP Gran Vía de Madrid después de su paso por Barcelona, tiene el gran acierto de plantear sobre las tablas ambas situaciones, que sí o que no, haciéndonos reflexionar entre baile y baile sobre cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar por alcanzar la fama – ¿recuerdan la frase de la profe  “tenéis muchos sueños, buscáis la fama, pero la fama cuesta…?” – y, sobre todo, sobre si elegimos para ello el camino correcto o el equivocado.

Y eso es lo que pasa, que dependiendo de infinidad de circunstancias y matices, sí, pero sobre todo del camino que elija cada uno, el siempre difícil y duro viaje al “bulevar de los sueños” puede salir muy requetebién o rematadamente mal. Que parece que no lo consigo pero al final sí, o que parece que sí pero al final va a ser que no. Sueños cumplidos o sueños rotos.

Con la dirección artística y coreografía de Coco Comin y la dirección musical de Pablo Salinas, este “Fama, el Musical” brilla a gran altura, además de por el siempre interesante planteamiento de tal conflicto sobre la naturaleza de la fama, gracias también a las excelentes coreografías y números musicales, que al final es de lo que se trata aquí, de cantar y bailar como si no hubiera un mañana.

De un reparto muy coral y variado, sobresalen tanto por el peso de su protagonismo como por su brillo en escena los dos personajes que representan ambas situaciones, Tyrone (Raudel Raúl), y Carmen (Clara Peteiro), ambos con el atractivo añadido de ser personalidades conflictivas y rebeldes. Lo que viene siendo un caramelito en dulce de personaje para cualquier actor.

Si a ello le unimos el arrollador ritmo del primero, que no se sabe lo que tiene dentro del cuerpo este hombre, y las cualidades interpretativas de la segunda, que además de bailar, canta y sabe transmitir estados de ánimo según conviene, tenemos la pareja perfecta sobre la que sustentar el peso de la historia, sin olvidarnos del resto que, aunque sus personajes no acaben por estar tan definidos como aquellos – no olvidemos lo de que se trata de cantar y bailar, sobre todo – acaban cumpliendo a la perfección con su papel.

Como todo musical que se precie, y después de habernos tocado el corazón con la montaña rusa de emociones que supone el transcurrir del curso en la famosa High School for the Performing Arts, “Fama, el  musical” tiene el perfecto punto final con la interpretación de todo el elenco del inolvidable “Remember my name”, que a muchos les trasladará de golpe y porrazo a los años 80, Y sobre todo, a esa sensación de que sí, de que la fama ha costado, de que ha habido que sudar lo que no está escrito para alcanzarla, pero que al final ha merecido la pena. ¡Sueños cumplidos y a bailar!

TEATRO edp GRAN VÍA DE MADRID

 

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