Una de realismo fantástico a lo William Wallace

Por Laura Muñoz.

El pasado jueves 17 de febrero nos reunimos lectores, periodistas y amantes de la cultura en general en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, en el corazón del Barrio de Salamanca, para dar la bienvenida al segundo tomo de la saga El Caballero de Carehen de Roberto Español.

Acompañaron al autor Ramón Pernas– director de Ámbito Cultural de El Corte Inglés- el escritor Fernando MaríasJacques Schnieper, este último en representación de Silvia Pérez Trejo, directora de IMAGINE Ediciones. Imagine ha editado las dos novelas de la saga : Reino de lobos y Almas de acero y fuego.

Con la sala casi al completo, Ramón Pernas nos da la bienvenida y ambienta-aprovechando el mal tiempo que acompaña la tarde en el exterior- la historia que se relata en las novelas de Roberto Español. Sin duda, nos deja claro que se trata de relatos nublados, con almas fuertes que se retratan por sí solos a través – muchas veces- de los sentimientos no siempre benévolos a los que se enfrentan. Jacques Schnieper, por su parte, agradeció en nombre de Imagine Ediciones la colaboración por parte de Ámbito Cultural y la presencia de Fernando Marías, que es el siguiente en hablar.

Fernando, antes de nada, nos habla de su impresión personal respecto a literatura de ciencia ficción o fantástica, un género que no le llama en demasía al atención, así que es destacable porque, tras leer ambos títulos ha cambiado su punto de vista al respecto (quizás en su próxima novela nos sorprenda con damiselas rescatadas por cables invisibles que emanan de las garras de algún tipo con traje ajustado, nunca se sabe). Se sincera explicando el tipo de personajes o ubicaciones que esperaba encontrar dados sus prejuicios respecto al género: criaturas extrañas con poderes más extraños y escenarios rodeados de grandes efectos especiales. Sí es verdad que existen criaturas con poderes en los volúmenes que componen “El caballero de Carehen” aunque no los asiduos a recrearse en novela fantástica. Es por ello que Marías traslada su duda al autor, pidiéndole que encuadre su obra en una temática.

Roberto está completamente de acuerdo con la reflexión que hace Fernando e, incluso, nos dice que sus personajes, a pesar de ser ficción, podrían haber existido en la Inglaterra de hace siglos. Ha creado su propio escenario-“El Mundo Conocido”-, y su religión, una en la que Roberto dice que hubiera creído en caso de existir, una creada sobre los pilares de sus ideales . Ha desarrollado  personajes con un gran poder, aún sin tener mucho que ver con héroes habituales: “su espada y escudo son sus valores”, nos dice Roberto. La conclusión, tras la explicación, es que Roberto escribe dentro de un género de realismo fantástico, por extraño que pueda parecer (quizás forma parte de la magia…).

Durante la presentación, Fernando hace especial hincapié en la personalidad de Otrebor, siendo un personaje de gran fuerza personal y que él considera sustento y motor de las novelas. Ante esta afirmación, Roberto nos cuenta que lleva escribiendo sobre él hace fácilmente 20 años y, teniendo en cuenta lo joven que es (puede ser que nos esté engañando y las pócimas que no aparecen en las novelas no lo hagan porque se las queda para él), ha sido quien le ha acompañado en su niñez y parte de su juventud. Reconoce sus tintes personales en el personaje e, incluso, se atreve a decir que representa su alter ego, trasladando el sufrimiento que en ocasiones ha sentido. Hay pasajes del libro en los que se podría reconocer a Otrebor como el perfecto antihéroe y Fernando nos adelanta una de sus hazañas que, por fallida, le confiere esta personalidad. Roberto consigue que el lector crea que “a la tercera va la vencida”, le engaña con su escritura para que cambie de opinión y, cuando ya cree que todo está perdido (o no), hace que recupere la esperanza y Otrebor consiga salvar la situación con un gesto que torna la batalla a su favor (¡y todo sin catapultas, ensaladas de uñas y cabellos animales ni nada!).

Sin duda, estas novelas tienen un alto contenido en valores, retratando a la perfección el ancestral Código de Honor de los caballeros, como comprobamos en un fragmento extraído del mismo:

“Hasta el hombre más valeroso necesita un líder al que seguir.

Hasta el más noble de los caballeros necesita un rey por el que hincar la rodilla.

Y hasta el rey más justo necesita un dios ante el que postrarse suplicando ayuda en el momento de la derrota”

Como en todas las presentaciones en las que Fernando participa, lanza sus impresiones al aire y comparte con los asistentes el hecho que el protagonista se llame Otrebor… Si hacemos la lectura a través de un espejo, nos daremos cuenta que leemos nada más (y nada menos) que  el nombre del autor de las novelas. A colación de este comentario, entre los dos, hacen un breve listado de los lugares que aparecen y consiguen llamar la atención de sus futuros lectores. Cada lugar está asociado a otro, surgiendo de la combinación de varias palabras (sirva de ejemplo CAREHEN, correspondiendo a Camino del Reino del Henares por lo que Alcalá de Henares significa para el autor, cuna medieval y lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes, al que admira desde niño). El aire que se respira en las novelas está influenciado por la literatura clásica (Roberto nombra la Iliada), los volúmenes de Tolkien- aunque reconoce no comulgar al cien por cien con algunas de sus partes- y la impresión que le causó la interpretación de Mel Gibson en “Braveheart”, donde destaca el valor de William Wallace en el filme al elegir la muerte antes que doblar la rodilla ante unos ideales en los que no cree.

Con este buen sabor de boca respecto a la defensa de los valores humanos, termina el acto. Mientras Roberto Español firma ejemplares, el  resto de asistentes cambiamos impresiones. Roberto ha lanzado la piedra y ha escondido la mano, así que tenemos conversación:

 “Lo tengo todo aquí-señala su cabeza refiriéndose a los dos volúmenes que completarán la saga- y aquí -un cuaderno donde está escondido el porqué del destino de Otrevor”.

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