La tormenta solar perfecta

Por J.D. Álvarez

Editor de Ediciones Atlantis y Neverland Ediciones y autor de la novela Fantasmas de Kensington

El hidrógeno está en movimiento continuo dentro del núcleo del sol desde hace aproximadamente 4.570 millones de años. Debido a una serie de procesos, el hidrógeno choca entre sí formando helio. Tanto este hidrógeno como el helio, en menor proporción, junto con el resto de elementos químicos, forman el plasma solar. Pocos conductores son tan importantes como el plasma solar, que gira a 15 millones de grados en el interior del núcleo, generando intensos campos magnéticos, cuyas líneas salen en dirección a la corteza solar para atravesarla y luego regresar al núcleo. Durante el periodo de tiempo en el que los campos magnéticos están girando en la corteza solar, estos chocan entre sí y se crea una explosión en el magma de la corteza.  Dicha explosión causa una tormenta cargada de electromagnetismo, conocida como “Tormenta solar”. Sin embargo, en realidad, son las nubes de radiación posteriores al estallido las que provocan los daños, que ocurren mientras viajan a la velocidad de la luz en dirección a la Tierra. Dicho fenómeno se denomina CME (Eyecciones de Masa Coronal). “Las CME son una maraña electrificada de partículas cargadas y campos magnéticos. Parece una erupción solar pero es mucho más potente. Es lo que provoca las tormentas magnéticas. Es un pulverizador de radiación (Alerta Tormentas solares, National Geographic)”.

La Tierra ha sido bombardeada por el sol desde el principio de nuestros tiempos. Los ciclos solares se completan cada 22 años y el aumento y disminución de la actividad solar cada 11 años. Sin embargo, la magnetosfera nos protege. La magnetosfera, como un escudo, desvía las tormentas y vientos solares y nos resguarda de ellas.

Las máximas solares o tormentas solares de gran magnitud, se han dado en agosto de 1859 –provocando fallos en los sistemas de telégrafos de toda Europa y América del Norte, por entonces los sistemas de comunicaciones más avanzados- y en marzo de 1989 –en Quebec (Canadá), una máxima solar aunque de menor magnitud que la anterior, hizo que se detuviera la más importante central hidroeléctrica dejando a la población sin electricidad durante nueve horas-. A estas máximas solares se les denomina “Tormenta solar perfecta”. Y aunque, como he señalado, la magnetosfera protege a nuestro planeta, en 1859 y 1989 no pudo soportar la fuerza de las estas gigantescas tormentas solares y ello provocó desastres de gran magnitud.

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Vídeo: Nacional Geographic. Tormentas solares

OSO 7, ACE, ESDO y STEREO son los nombres de los satélites que estudian el sol: cuando se origina una tormenta solar, estos centros de observación espaciales envían señales a la Tierra. Pero aunque parezca que la situación está controlada, los expertos de la NASA han anunciado que esperan una tormenta solar perfecta sin precedentes para el próximo año, momento en el que se alcanzará el máximo de actividad del ciclo solar que comenzó en el año 2001. Su apogeo se producirá entre los meses de mayo y septiembre de 2012. Por tanto, no estamos hablando ya de profecías mayas ni advertencias de visionarios, sino de la propia NASA. Si así ocurre, la Tierra podría sufrir el próximo año la mayor tormenta solar perfecta hasta el momento y las CME posiblemente chocarían contra las redes eléctricas de todo el planeta (después de que podamos observar una hermosa aurora boreal, efecto secundario de este tipo de fenómenos que se producirá a 1.500 km de altura y que posiblemente sea la última luz eléctrica que lleguemos a ver en varios años); así, las redes se sobrecargarán y literalmente se quedarán fritas al no ser capaces de soportar una subida de tensión de tales características. Todo ello, sin olvidar los satélites, los cuales, arrastrados por el viento solar, podrían llegar a salirse de sus órbitas. Parece el argumento de una novela ciencia ficción, ¿verdad? Pues bien, al quedar destruidas e inutilizadas las redes eléctricas y los satélites, perderíamos las conexiones telefónicas, Internet, la sanidad y un largísimo etc.

A pesar de todo, para que la tormenta solar perfecta esperada para el año próximo desencadene daños de tales dimensiones en todo el mundo civilizado, deben darse una serie de circunstancias especiales. Por un lado, si la tormenta se dirige hacia el Hemisferio Norte del planeta, no habría apenas repercusiones, según los científicos. Pero si en el momento de la tormenta solar perfecta, el sol enfoca directamente las CME a la Tierra en dirección al Hemisferio Sur y posee una polaridad de determinadas características, sin duda estaríamos hablando de la mayor catástrofe sufrida por la humanidad en toda su Historia. Hablamos del final de nuestra civilización tal y como la conocemos hoy. Porque, no cabe la menor duda de que las repercusiones serían catastróficas, contando únicamente con la falta total de recursos sanitarios y alimentarios a nivel global.

La primera medida inmediata para adelantarnos a este más que posible desastre, sería que los gobiernos empezaran a fabricar transformadores de emergencia que puedan suplir a los ya existentes en caso de que estos fueran destruidos por las grandes subidas de tensión: una tormenta solar perfecta induciría componentes de corriente continua (DC) en las redes de distribución eléctrica y los que existen actualmente no fueron construidos para soportar una DC ni las ondas de pico de sobre voltaje que dañan las espiras de las bobinas de los transformadores. He aquí una solución costosa pero eficaz.

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Vídeo: Discovery Channel. Alerta tormentas solares

La segunda medida y tal vez la más arriesgada, sería desconectar los transformadores generales de cada país durante varios días antes que la tormenta solar nos alcanzara. Esto supondría unas pérdidas económicas inimaginables en todo el planeta, sin embargo, de no hacerlo, el desastre sería aún mayor, teniendo en cuenta que si no se fabrican estos transformadores de emergencia, el tiempo de reparación –en circunstancias normales- supera los 12 meses.

Pero todavía quedaría en el aire una última cuestión: si los suministros de corriente eléctrica desaparecieran en nuestro país, al igual que en los demás, ¿poseen las centrales nucleares españolas generadores de emergencia que las abastezcan de energía en caso de un desastre semejante? ¿Durante cuánto tiempo podrían mantener el núcleo estable? ¿Estamos preparados para una emergencia nuclear? ¿Se ha creado en España un equipo de investigación para prevenir un desastre de tal envergadura? En respuesta a esta cuestión cito el titular de la portada del periódico La Razón del pasado 17 de marzo de 2011:

“La unidad de emergencia nuclear española lleva parada desde 2005. El Gobierno frenó el desarrollo del equipo militar que debe actuar en caso de catástrofe por falta de fondos».

Tenemos la obligación como ciudadanos de exigir a nuestros gobiernos que tomen las medidas necesarias para minimizar lo máximo posible los efectos dañinos del fenómeno, dado que es una posibilidad real y demostrada por fuentes internacionales como la NASA, NCAR, National Geographic o Discovery Channel y medios españoles como ABC y La Sexta, entre otros. Es necesario preguntarnos a nosotros mismos si hemos aprendido algo de un fallo en el sistema eléctrico en instalaciones tales como centrales nucleares, y hacer que la desgracia que sacude estos días a Japón -la isla se ha trasladado en el mapa terrestre 4 metros y el terremoto ha desplazado el eje de la Tierra 15 cm y acortado la duración del día 1,8 millonésimas de segundo- sirva para aunar fuerzas y comencemos a presionar -empezando por las redes sociales- a nuestros gobiernos, pensando no solo en nuestro futuro, sino el de generaciones venideras.

Fuentes:

Vídeo: El Universo. Los secretos del sol

NASA: Web en español, en inglés

NCAR News Release: Scientists Issue Unprecedented Forecast of Next Sunspot Cycle

ABC: La NASA advierte de los efectos devastadores de una gran tormenta solar

ABC: La tormenta solar del fin del mundo

URGENTE24: Por el terremoto, los días son más cortos

URGENTE24: Llamaradas solares y terremotos: Las causas invisibles de los desastres

 

 

 

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