La Gran Capital

Por Camila Camacho

La obra de teatro ‘La Gran Capital’ es un trabajo colectivo de la compañía de Teatro Provincia, desde diciembre de 2010 hasta enero de 2011. Se montó desde el 3 al 20 de marzo en la sala de la Universidad de Valparaíso.

Escrita y dirigida por Sebastián Cárez-Lorca, se propone como un diálogo entre Ástrid, una ex provinciana, y su hermano Jaime (provinciano a punto de dejar de serlo) sobre cómo se vive en Santiago y cómo todos los lugares de Chile se van convirtiendo a su vez en “capitales”, llenas de información, violencia y relaciones basadas en el dinero, dentro de un juego civil similar a un juego infantil. Esto, mezclado con algunos versos de canciones de Manuel García, como ‘Gran Capital’.

Lo interesante de esta propuesta es que la ciudad no se recrea en un sentido literal, sino a través del juego de la “Gran Capital” o “Monopoly” que más de alguno jugó cuando niño. La compra y venta de propiedades, de los recursos, los lugares e, incluso, los recuerdos, son lo que ahora moviliza la vida, junto con el cachipún, que hace las veces de dados.

Con un inicio en escena difícil de entrar, de un diálogo de realismo innecesario se pasa a una dinámica muy fluida de turnos de juego que indican, a su vez, los turnos de los diálogos entre hermano y hermana sobre la plataforma del juego, cuyo quiebre se expresa ingeniosamente por medio de una carta Destino.

Junto con la idea de la centralización del país, el texto hace una crítica a la influencia que ejerce el bombardeo de información televisivo -en caso directo del hermano-, y de la publicidad de las tiendas y marcas puestas en los carteles que empapelan la ciudad, además de hacer hincapié en la permeabilidad de la conciencias ciudadanas frente a tanta novedad mercantil o televisiva.

Jaime, en un disfrute de las nuevas posibilidades que le brinda la ciudad y Ástrid, en un acto de reinventar la revolución, caen en la casilla Cárcel. Allí se desarrollan dos ideas fundamentales. La primera: cómo se plantea la revolución al sistema, en una resistencia contra el gobernador de la ciudad, Martín Rivas (gran ironía), consistente en quitar la señalética de calles y tiendas con el fin de coartar la fuerza de la política y el mercado.

La segunda: cómo esta revolución puede favorecer al sistema, haciéndole ver su falla para que pronto se repare y se haga más fuerte. Venciendo las ganas de luchar de los citadinos, quienes pueden preferir quedarse más cómodamente en casa a ver televisión.

La sensación de ajenidad a la ciudad en este punto es irremediable. La sencillez del campo y su niñez no existe: “Para jugar al luche, un pedazo de carbón; para jugar al elástico, un elástico. (…) El problema viene cuando te das cuenta, cuando te muestran algo nuevo y te convencen de que lo necesitas”.

He aquí la crítica central de la obra: la necesidad que impone el mercado es lo que modifica a las personas, los pueblos y las ciudades. En el juego todo se mueve por pagos, multas y ventas, en la ciudad, también. Se compra la Universidad, el agua, las personas y, a fin de cuentas, nada nos pertenece.

Compañía | Teatro Provincia
Dirección | Sebastián Cárez-Lorca
Elenco | Ástrid Quintana Fuentealba, Jaime Jara Espinoza
Música | Óscar Ilabaca Vera, Álvaro Manríquez Fuentealba.
Foto vía | Matías Valenzuela
Fuente | montaje ‘La Gran Capital’. Sala de Teatro Universidad de Valparaíso.
Más información | Teatro Provincia

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