El beso del ángel

Por Benito Garrido.
 
 

El beso del ángel. Irene Gracia. Editorial Siruela. Colección Nuevos Tiempos. Madrid 2011. 212 páginas. 17,95 €.

 

 

Plantarse delante de un libro que trata de dioses y ángeles y de la relación que éstos tuvieron con los hombres a lo largo de la historia, puede ser un ejercicio difícil en estos días que nos ha tocado vivir:  días de rutina metódica, de escapadas físicas más que mentales, de lucha política.  Desconectar de todo esto ante un libro así parece casi imposible.  Pero cuando ya has dado el primer paso y te has sumergido en ese mundo fantástico, tan especial, tan mágico, ya no puedes por más que seguir leyendo hasta el final.  Eso es lo que alcanza Irene Gracia con su último libro “El beso del ángel”:  cautivar al lector con unos personajes que sienten, que aman, que vuelan, que ansían, y compartir con él esas historias fantásticas que solo pueden salir de los sueños.

 

La escritora utiliza un lenguaje expresivo y sugerente, que llega incluso a ser musical, poético.  La narración en primera persona consigue una comunicación íntima con el lector, el cual se deja arrastrar por una voz que va desgranando sus miedos, contradicciones, su lucha vital, sus sueños.  Con el ángel como metáfora, Irene pretende ahondar en el alma como esa conciencia que nos acompaña siempre.  Procura hacernos sentir el dolor y el placer de unos personajes marcados por algún estigma que los hace especiales:  la locura, el abandono, el poder de unas alas atrofiadas, el amor.  El encuentro de estos personajes con Adanel, el ángel divino, les hará participes del conocimiento, la emoción, y hasta del origen del universo.  Ellos nos llevarán en un viaje fuera del tiempo a las épocas doradas de la humanidad: Grecia, Roma, el Renacimiento y la primera mitad del siglo XX, momentos de la historia en que hombres, ángeles y dioses se relacionaban, se enfrentaban, o simplemente se ignoraban.

 

Lo más curioso es que este libro no puede compararse con otras historias, que quizás con temática similar, podamos encontrar en librerías o televisiones.  No.  Tampoco estamos hablando de un libro místico, es otra cosa, es un hábil ejercicio de lucidez, que nos lleva a otro mundo mucho más íntimo y colmado de energía.  Un mundo, que no defraudará al lector ávido de nuevas experiencias.

 

Cuando finalmente pasas la última página y cierras el libro, uno pude llegar a sentir como Thérèse, la voz protagonista, que un ser angélico muy especial nos ha besado.

 

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