Oleanna

Por Rocío Pastor Eugenio.
 
La incomprensión. Paredes contrapuestas con rostros humanos, tan cercanos. Se tocan. Están distantes. No se comprenden, casi ni llegan a verse. No hay humanidad. Hay ira, desprecio, egoísmo.
 

 

Con estas frases aisladas, unidas en el léxico definiría Oleanna, una obra de David Mamet versionada por Juan Martinez Luciano y llevada a escena por un grandioso José Coronado y una sorprendente Irene Escolar.

 

 

El Teatro Español se ha hecho cargo de presentarla en escena desde el 28 de abril hasta el 12 de Junio en la Sala Pequeña, el mejor lugar para estar cerca de la acción, para poder ver a sus personajes cerca y a la vez tan lejos. De la misma manera en que se presenta y se desarrolla ante los ojos incrédulos, Oleanna.

 

 

En la escena, profesor y alumna intentan mantener una conversación sobre las clases que deriva en las dificultades personales de cada uno. Pero a diferencia de lo que pudiese parecer, ésta no se desarrolla de una forma cercana y personal si no que en ella, el lenguaje es un arma de doble filo en cuál quedan claros los papeles de receptor y emisor, pero el mensaje difiere según los oídos con los que es escuchado. No existe la verdadera comunicación.

 

Durante el transcurso de la obra y de los días simulados en ella, se ve como la mala comunicación y la traición del lenguaje hacen mella en los personajes que cambian sus roles ante el espectador perplejo que no entiende cómo pueden suceder así las cosas.

 

Pero la verdad es que día a día nosotros ocupamos esos papeles. El propio autor de la obra, David Mamet ha declarado que ha escrito sobre la imposibilidad que tienen las personas para comunicarse en lo relativo a cuestiones básicas.

 

No nos paramos a escuchar ni analizamos el mensaje que pretende hacernos llegar nuestro interlocutor. Demasiado ocupados para atender a alguien más que no seamos nosotros mismos, la magia, la esencia y la comunicación se pierde, se malinterpreta y degenera en excesos y vicios que destruyen todo lo que el ser humano podría suponer gracias a su razón y que no consigue puede que por culpa del tiempo moderno, de la prisa, del capitalismo… como acertó el gran Charles Chaplin: Tiempos Modernos. Carencia de humanidad.

 

Más Información

www.teatroespanol.es

 

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