Analizando El Castor (2011) de Jodie Foster

Por Nuria Monvoisin Cano.

 

El último film de la actriz, directora y productora americana Jodie Foster se trata de un drama protagonizado por Mel Gibson, que cuenta la historia de Walter Black, el ejecutivo de una empresa de juguetes que padece una depresión existencial. En el transcurso de su sufrimiento interior solo encuentra una solución clara: desplazar su personalidad personificándola en una marioneta de peluche con forma de castor.

 

Como proyecto, la película El Castor (2011) supone el trabajo más importante dirigido por Jodie Foster hasta la fecha. Sus anteriores películas, El pequeño Tate (1991) y A casa por vacaciones (1995) pasaron casi desapercibidas entre el público, por lo que El Castor (2011) se trata de un interesante proyecto, con una idea arriesgada pero bastante prometedora.

 

A esto se suma el reparto que a parte de contar con el buen actor Mel Gibson (y la propia Jodie Foster que interpreta a su mujer), también tiene la participación de otros actores con proyección como Jennifer Lawrence, que destacó en Winter´s Bone (2010) o Cherry Jones, actriz secundaria veterana con múltiples proyectos a su espalda como Amelia (2009), Ocean´s Twelve (2004) o El bosque (2004). Por otro lado, la producción corre a cargo de los productores Steve Golin, que trabajó en proyectos como Cleaner (2007), Babel (2006) u ¡Olvídate de mí! (2004) y Ann Ruark, que ha trabajado en Biutiful (2010), Revolutionary Road (2008) o Flores rotas (2005).

 

Como comentaba antes, el film posee una buena idea, un desarrollo de guión interesante, e incluso, aun siendo un drama, posee toques cómicos sobre todo al principio de la película. El depresivo Walter Black no ve ninguna solución a su problema: se trata con medicamentos, se aleja de su mujer, de sus hijos, de su trabajo, etc. Pero un día encuentra en la basura una marioneta con forma de castor. A partir de ese momento, es esa marioneta la que toma las riendas de la vida de Walter y quien logra, con el tiempo, redireccionar la vida entera del hombre depresivo. Pero todo tiene un precio.

 

Mientras Walter se siente confortable y seguro tras un poco de espuma, hilos y botones por ojos, su mujer (Jodie Foster) no puede soportar la idea de tener a un castor por marido. El problema es que Walter no está preparado para volver a la realidad y enfrentarse al mundo. Walter, por su incapacidad para comunicarse (desde el “pozo” depresivo en el que está hundido), necesita desesperadamente al castor para que ejerza el papel de vínculo mediador entre el y la realidad a la que no tiene acceso personalmente.

 

Toda esta presentación logra “atrapar” al espectador al principio de la película pero, conforme avanza la misma, se produce un decaimiento del interés de la situación. Esto se da por una mezcla entre la existencia de ciertas “lagunas” en la historia, y la no concreción de la situación principal que soporta el protagonista. Es decir, cuando digo “lagunas” me refiero a que, el eje principal de la historia queda “ensombrecido” por la excesiva atención que se da a las tramas secundarias de los personajes, como por ejemplo, la del hijo de Walter Black, Porter Black (interpretado por Anton Yelchin) con la joven Norah (Jennifer Lawrence).

 

A pesar de dichas lagunas, considero que Mel Gibson y Jodie Foster consiguen ofrecer unas interpretaciones adecuadas a sus papeles. Se trata de una interpretación difícil para el personaje protagonista por las grandes dosis de credibilidad que debe ofrecer al espectador para comprender bien el papel de Walter.

 

Finalmente, conforme nos acercamos al clímax de la película, si se vuelve a “reiniciar” el interés que veíamos al principio del film, y la historia aporta su punto de seriedad más alto. Tanto Walter Black, como su hijo mayor y su mujer, saben que no puede vivir eternamente ocultándose bajo un peluche, y Walter tiene que elegir: ¿él o el castor?

 

Eso es lo interesante de esta historia, que aunque se produce una recesión en la dirección de la historia, hacia el clímax de la misma sí ofrece, desde mi punto de vista, una conclusión muy creíble (desde el punto de vista psicológico sobre todo), y mejor que cualquier otro final que pudiera haber.

 

A pesar de sus más y sus menos, la historia tiene fuerza y llama la atención y supone un reto para la dirección a manos de Jodie Foster. Como historia, El Castor (2011) supone una muy interesante reflexión sobre un tema muy común en nuestros días, la depresión, por lo que la veo recomendable por este y los aspectos anteriormente mencionados.

 
 
 
El Castor (2011) se estrenó en España el pasado 27 de mayo de 2011.
 
Está disponible otro artículo sobre El Castor (2011) de Luis Muñoz Diez: El Castor, no hay Disneylandia para la depresión
 

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