Richard Yates

Por Eva González Vellón.

 

Richard Yates. Tao Lin. Alpha Decay.


Comer, vomitar, escribir correos, fiscalizar al otro; robar comida en Wal-Mart, quedar en el chat de Gmail, mentir. En eso, podría resumirse la acción de la novela Richard Yates, del estadounidense de origen chino, Tao Lin. Haley Joel Osment y Dakota Fanning son jóvenes, viven en ciudades distintas y se relacionan, la mayor parte del tiempo, a través de Internet. El universo de ambos es un agujero negro en el ciberespacio, donde el chat parece engullir sus escasas ganas de vivir. “Estoy triste… voy a llorar sobre el teclado”. En la construcción de los personajes hay ecos de Murakami (Tokio Blues) y de Giordano (La soledad de los números primos), pero en la novela de Tao Lin, el peso dramático se diluye en el vacío: los personajes hablan del suicidio con la misma naturalidad que de escribirse e-mails o robar comida en Wal-Mart. Tras sus páginas, late la tristeza de una generación que no parece encontrar consuelo más allá de las teclas. “¿Por qué todo el mundo está tan jodido aquí?”. Se escriben. El ciberespacio es su paraíso perdido.

 

La novela, que arranca con dificultad, nos cuenta la (ciber)historia de Dakota y Haley. “Durante todo este tiempo, me has gustado más por el chat de Gmail”, le dice Haley a Dakota. “Somos lo que comemos”, le dice ella. El chat y la comida basura aparecen como una metáfora de sus propias vidas, en las que su relación es una sucesión de viajes en autobús, mentiras y vómitos. La prosa de Tao Lin, repetitiva y mecánica, parece sugerir el sonido de unos dedos  que golpean un teclado de ordenador. Podríamos hablar de novela de aprendizaje si Dakota y Haley aprendieran algo, pero la historia gira sobre sí misma sin avanzar. La fuerza de los personajes permite sostener una novela sobredialogada, en la que pese a lo repetitivo de la prosa y la monotonía de la (in)acción, brilla la mirada del autor sobre los personajes: realista, pegada al teclado, nada compasiva. Quizás sea en el centro de sus páginas donde la historia alcance su cénit: la inolvidable lista de mentiras que Dakota confiesa a Haley por el chat conmueve, pero cuesta llegar hasta allí. Se podría decir que tras el tedio de repetir palabras en un chat, late un poso de tristeza real, tan real que invita a seguir leyendo. Si el autor no hubiera agotado el recurso al ciberdiálogo, el personaje de Dakota (bulímica, depresiva, adicta a Internet), hubiera bastado para construir una novela con voz propia. Pero lo repetitivo le resta valor a la narración y sin embargo, no la anula. Queda el destello de lo que podría haber sido una buena historia, que el autor no ha sabido cerrar: un diamante mal tallado, al que merece la pena acercarse.

 

One thought on “Richard Yates

  • el 23 agosto, 2011 a las 5:51 pm
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    Hola, quizás os interese saber que tenemos una colección que incluye el relato ‘Oh, Joseph, I’m So Tired’ de Richard Yates en versión original conjuntamente con el relato ‘A Small, Good Thing’ de Raymond Carver.
    El formato de esta colección es innovador porque permite leer directamente la obra en inglés sin necesidad de usar el diccionario al integrarse un glosario en cada página.
    Tenéis más info de este relato y de la colección Read&Listen en http://bit.ly/ndSymF.

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