Entrevista a FRANCISCO BALBUENA: "El alcalde del crimen".

Por Benito Garrido
Fotografía Pablo Álvarez.


A propósito de su última novela El alcalde del crimen (Ediciones Martínez Roca, 2011), con la que se ha presentado en la pasada Semana Negra de Gijón, hemos entrevistado al escritor Francisco Balbuena.

 

El escritor y periodista Francisco Balbuena nació en Torreperogil (Jaén) el año 1966.  Estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente reside. Ha trabajado como periodista en Caracas durante tres años, aunque actualmente presta sus servicios en la Administración Pública.  Sus novelas podrían contarse por premios literarios: el IV Premio de Novela Ciudad de Badajoz con Portentos de ultramar, el IX Premio de Novela Francisco García Pavón de Tomelloso con El oráculo de la tortuga, el XI Premio Río Manzanares de Novela con su obra El jardín de ajenjo, y el XIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe con No hay perro que viva tanto.  Asimismo, ha sido finalista de numerosos premios entre los que podríamos destacar: el Azorín 2007 y 2008, el Ateneo de Sevilla 2007, el Fernando Lara 2008, o el Felipe Trigo 2008.

 

El alcalde del crimen.  Francisco Balbuena.  Ediciones Martínez Roca, 2011.  672 páginas.  22,50 €

 

En este su último libro publicado, nos encontramos al Balbuena más habilidoso a la hora de conjugar historias sorprendentes y entretenidas, de esas que no dejan impertérrito al lector que desprevenido se enfrenta en cada página a un nuevo e ingenioso reto, a una nueva intriga.  Estamos ante un thriller de impecable factura dónde los personajes, aunque vengan de otro siglo son tan cercanos como creíbles, y dónde la Sevilla del siglo XVIII está tan bien recreada, que se convierte en un personaje más de la novela.

 

Sevilla, 1776.  La ciudad se ve sacudida por la aparición de una serie de sacerdotes decapitados.  En todos los casos, los cuerpos no presentan herida alguna, salvo un corte limpio y preciso, y no hay rastro de sangre.  Cada misterioso asesinato se produce en un lugar distinto de la ciudad (una iglesia, la fábrica de tabacos, unas antiguas ruinas…) y está ligado a un extraño vaticinio que a manera de acertijo se ha publicado en una especie de almanaque de la época.  El único nexo común de todos los crímenes, es el comportamiento reprobable y licencioso de los religiosos muertos.  A esta oleada de sucesos y su resolución tiene que hacer frente don Gaspar de Jovellanos, magistrado de la ciudad hispalense y al que todo el mundo conoce como el alcalde del crimen. Estará ayudado por varios personajes igual de interesantes que el anterior: un viajero inglés llamado Richard Twiss que acaba de llegar a la ciudad; su criado negro Hogg, el cual tiene un poder especial para identificar las mentiras; Morico, un médico obsesionado con los descubrimientos científicos; y Mariana de Guzmán, una joven e inteligente aristócrata secretamente enamorada de Gaspar.  El miedo comienza a adueñarse de una población, que en esos momentos se debate entre el oscurantismo que representa el Santo Oficio y las nuevas ideas traídas por la Ilustración.  La historia cuenta con otra atractiva y sorprendente trama: dice una leyenda, que cuando los jesuitas fueron expulsados, alguien escondió una cantidad ingente de oro en uno de los edificios más emblemáticos de Sevilla.  El grupo de Jovellanos intentará rebatir dicha leyenda.

 

Casi setecientas páginas de novela, que no se hacen en ningún momento excesivas porque estamos ante una historia que engancha al lector desde el primer momento, y lo arrastra en una trepidante aventura de inesperado desenlace.  Balbuena se vale de personajes y momentos históricos reales para con verdadera maestría, construir una narración tan verosímil y cercana como el resto de personajes ficticios que acompañan al protagonista.  No deja cabo suelto en la ambientación de una ciudad oscura, insegura y sucia, ni tampoco lo hace en el reflejo de una sociedad empobrecida y lastrada por la extrema diferencia de clases y por los enfrentamientos políticos.  Una novela que es un acierto absoluto para el lector que sepa disfrutar del entretenimiento muy bien hecho, muy bien escrito.

 

Entrevista:

 

P.- ¿Cómo se te ocurrió escribir esta historia a caballo entre el thriller y la novela histórica?

Yo no pienso previamente en un género antes de escribir.  El género concreto de la historia me lo da el tema sobre el que se me ocurre trabajar.  En realidad, yo no creo mucho en los géneros.  En mi opinión solo hay novelas buenas y novelas malas, o si acaso, menos buenas.  Y si se tiene que clasificar una de mis novelas como negra porque encaja dentro de ciertas convenciones, pues entonces lo doy por válido.  Pero nunca escribo un género concreto deliberadamente.  En el caso de esta novela, he tocado varios palos porque la idea base me llevaba a eso.

En general, yo a mis novelas las enfoco como si fuesen literatura, y a ser posible de alta calidad.  De hecho, se puede decir que los dos libros que tengo catalogados como novela negra, El oráculo de la tortuga y No hay perro que viva tanto, las escribí porque se me ocurrieron historias con una estructura rompedora que encajaba bien con una trama policíaca, pero también podría haber ido la cosa por otros derroteros.

 

P.- ¿Qué etiqueta le pondrías entonces a El alcalde del crimen?

Mucha gente dice que es una novela histórica.  Yo creo que es, y así lo enfoqué conforme la estaba escribiendo, un thriller filosófico en un contexto histórico.  Pero también tiene muchas facetas típicas de la novela negra o de aventuras, incluso podría ser una novela romántica en muchos aspectos.  Tiene un poco de todo, cualquier persona que vaya buscando entretenimiento, ahí seguro que lo encuentra.

 

P.- Esta es una novela muy trabajada.  ¿Cómo se hace para llegar a una novela tan redonda?

Cuando inicio la escritura de una novela, siempre la planifico previamente.  Es más, hasta que no tengo un final muy claro, no me pongo con ella en firme.  Soy de la opinión de que si tú mismo no sabes hacia qué objetivo te diriges, es difícil que otros lo sepan.  Nadie más que tú puede saberlo.  Cuando ya te has marcado un fin, ese es la conclusión natural y lógica de una idea.  Se establece un círculo que se cierra en sí mismo en ese punto.  Todas las buenas novelas son así.

 

P.- A la hora de escribir entonces, ¿en qué te centras más, en la trama o en los personajes?

Primero surge la idea sobre lo que escribir, la cual como te decía antes, tiene un principio y un final.  A partir de ahí vienen los desarrollos argumentales, una estructura base organizada por capítulos, y se perfilan los detalles.  Todo ello se hilvana, pero sutilmente, porque luego conforme vas escribiendo, al mismo tiempo vas cambiando y ajustando cosas en función del ritmo que lleve la historia.

En cuanto a los personajes hay que tener una jerarquía de los mismos: protagonistas, secundarios, etc.  A mí personalmente, me gusta meter muchos personajes en una novela porque le da más naturalidad.  Constantemente nos estamos moviendo y relacionando con gente, y eso me gusta trasladarlo a la novela.  También procuro que mis personajes tengan alma, sentimiento, que no sean de cartón piedra, que evolucionen y tengan una transformación a lo largo de la historia.  La estructura argumental y los personajes van tan entrelazados en la escritura, que los sucesos que ocurren influyen obligatoriamente en la actitud del personaje.

 

P.- ¿Es la novela en general, y la negra en particular un buen medio para hacer crítica social?

Independientemente del ropaje o el color que tenga la historia, la crítica social va siempre ligada de por sí a la novela.  El autor establece unos clichés, unos raíles que facilitan esa labor.  Pero posiblemente puedas encontrar novelas de ciencia ficción que hagan más crítica social que alguna novela negra.  Como este encontrarás otros ejemplos, otros casos de novelas que son devastadoras con la sociedad, sus vicios y sus costumbres.

 

P.- ¿Crees que tiene buena aceptación la novela de género que se hace en nuestro país?

Ahora mismo los únicos que tienen éxito en el mundo de la novela negra son los nórdicos.  Además yo pienso que tienen tanta facilidad, que son capaces de escribir una novela negra mientras se comen un bocadillo de arenque.  En este mundillo siempre tenemos que hablar de modas.  Ya fue el momento de la novela negra francesa, americana o incluso italiana.  Ahora le toca a los nórdicos.  La moda, la calidad y el trabajo de las editoriales que saben aprovecharse de eso, se alinean para que se produzca el fenómeno.

 

P.- ¿Qué opinas sobre los prejuicios que a nivel literario tiene mucha gente en torno a la novela de género?

Los prejuicios siempre han estado ahí.  Piensa que en el caso de la literatura negra por ejemplo, puede haber mucha y muy buena literariamente hablando.  El problema es que hay gente que escribe novela negra, y ya en ese momento rebaja sus expectativas o su ambición literaria, porque quiere adaptarse a unos clichés que en cierto modo menoscaban la potencialidad literaria.  Yo creo, que por ahí van un poco los tiros.

 

P.- ¿Eres disciplinado a la hora de escribir?

Imagina si soy disciplinado que ya casi tengo terminada una novela de quinientas páginas que empecé en febrero, sobre una de las redes de internet más importante.  Se trata de una novela muy compleja y con un tema latente que todavía no se ha tratado.  Y ahora, ya estoy trabajando en otra historia.  Me considero un escritor con muchas cosas que contar.  La escritura es una labor muy sacrificada que ocupa mucho tiempo si quieres sacarla adelante.  Y está claro que por ella, el escritor tiene que renunciar a muchas cosas.

Hoy en día tienes que buscar y pensar mucho hasta encontrar temas interesantes o formas innovadoras de escritura.  Y es que la imaginación tiene la piel muy corta: si la estiras de un lado, te encoge del otro.

 

P.- Por lo que me estás contando escribes mucho, pero ¿cuál ha sido la novela que quizás te ha supuesto más esfuerzo?

La novela que ganó en Getafe, No hay perro que viva tanto, está escrita desde la más oscura negritud y con un formato twitter innovador y diferente para el género.  Terminé construyendo una novela bastante compleja y en la que tuve que hacer verdaderas virguerías para superar las limitaciones de twitter: frases de un máximo de 140 caracteres, tiempo presente, primera persona.  Pero es que además hay una dificultad añadida que es la historia en sí, pues el protagonista que va narrando la historia, es un policía que investiga en el Rastro de Madrid los causantes de la muerte de su madre cuando era niño, y a la misma vez la va vengando. Trasladar esto a twitter ha sido un trabajo muy laborioso, un resultado del que estoy muy satisfecho.

El alcalde del crimen es una novela que he escrito de manera más convencional, igualmente redonda y laboriosa, pero diferente, con quizás más potencia literaria.  Hace reflexiones más profundas sobre la condición humana.

 

P.- ¿Qué proyectos tienes por ahí pendientes todavía de darnos a conocer?

Aparte de esa novela que te comentaba acabo de terminar de escribir, también tengo pendiente de publicar Bitácora de amor y rabia, que es la obra que quedó finalista en el premio Felipe Trigo.  Trata de un tipo que podría ser trasunto mío que va buscando pareja a través de varios medios: una agencia matrimonial, página de contactos en internet, y también comienza a chatear.  Va conociendo a mujeres con las que se va relacionando en su búsqueda del amor.  Es una historia verídica que se estructura como un blog (complementado con textos en formato mail o chat) en el que el protagonista va volcando las decepciones que sufre tras cada cita.

 

 

Muchas gracias Paco.  Esperamos pronto volver a disfrutar de una novela tuya.  Y seguro que también vendrá con algún premio.

 
 
 

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