No te signifiques (43)

Por Jorge Díaz.

 

Barcelona tuvo sus juegos olímpicos, bien por ellos, hace veinte años ya de eso. Éramos otros, teníamos que superar a Naranjito… Como soy viejo, aún me acuerdo de Fermín Cacho corriendo, de Montserrat Caballé cantando, de la madre de los Sánchez Vicario aplaudiendo con su gorra llena de pins… También de que vinieron los de la NBA: se quedaron en un hotel de lujo, la villa olímpica para los pobres. De nada más…

 

–         Sí, hombre, los voluntarios Olímpicos, acuérdate de ellos. Toda una nación con un único objetivo: repartir botellitas de agua mineral.

 

–         Millones de voluntarios, como los que pide la alcaldesa para las bibliotecas. A nadie le parecía mal, lo que son las cosas… Juegos sí, bibliotecas no.

 

He visto a Madrid presentarse a los Juegos. Y perder. Al parecer por un error de uno que se equivocó al votar.

 

–         ¿La culpa no fue de Alberto de Mónaco?

 

–         Pues lo mismo, ya no me acuerdo bien.

 

He visto a Madrid volver a presentarse a los Juegos, a unos que todo el mundo –menos el alcalde– decía que se harían en una ciudad de América. Y volver a perder. Ganó una ciudad americana, claro.

 

–         ¿Y por qué nos presentamos si estaba claro?

 

–         Estando en España, he sospechado que si lo hacíamos sabiendo que íbamos a perder por algo sería, que eran años en los que pasaban cosas raras con el dinero público.

 

–         ¿Raras?

 

–         No, la verdad es que no… En España, tanto entonces como ahora, nada de lo que pase con el dinero público podría parecerme raro.

 

También debo ser sincero, no sufrí nada cuando nos negaron el olimpismo, sólo cierto alivio al pensar que no íbamos a vivir una pesadilla parecida a las Jornadas de la Juventud pero de un mes entero.

 

–         Aquello fue duro, sí…

 

–         Todavía me despierto sudando cuando sueño con aquellos días…

 

Será igual: hordas de gente sana celebrando sus éxitos en la calle Mayor, en la Puerta del Sol o en Arenal pero viniendo todos a mear a la mía; centenares de jóvenes cantando himnos por la calle; concentraciones masivas detrás de banderas de otras tierras, cortes de tráfico, estaciones de metro convertidas en refugios nucleares destruidos, botellones que no se llaman botellones…

 

Volvemos a ser candidatos a ser Ciudad Olímpica. Qué vergüenza. ¿Qué van a pensar de nosotros?

 

–         ¿Pero a estos no les dijimos que no?

 

–         Dos veces.

 

–         ¿Y por qué vuelven?

 

–         Porque no tienen dignidad.

 

Sólo hemos cambiado al señor Gallardón, el peor alcalde del mundo, por la señora Botella, sin duda será mejor que él. El resto es igual pero más cutre porque tenemos muy poco dinero. Es todo tan triste… Para 2020 lo mismo tenemos que mandar a los atletas a competir con un billete de diez viajes de metro. En lugar de Villa Olímpica, los deportistas podrán vivir en pisos embargados por los bancos.

 

–         ¿Qué es eso que han puesto en el logo? ¿Condones de colores?

 

–         Dicen que es la Puerta de Alcalá.

 

–         Pues no lo parece.

 

–         La Puerta de Alcalá con algo escrito encima.

 

–         ¿20020?

 

–         No, parece que es una m y un 20.

 

–         Abajo dice madríd, con acento en la i.

 

–         Qué empanada tienen. ¿Serán capaces de organizar los Juegos?

 

–         Pues no creo, pero habrá que votarles… Toca hacerlos en un país pobre.

 

Lo siento, señora Botella, desde el respeto, pero no comparto su entusiasmo por esa gran fiesta de los pueblos. Los Juegos Olímpicos sólo me gustan cuando se hacen a horas intempestivas, quiero que sean siempre en Asia. Quiero poner la tele al llegar a casa de madrugada y encontrarme con un español a punto de ganar una medalla.

 

Pero lo que más me preocupa de los Juegos es que hay que pagarlos. Y esto es España, con eficacia española y políticos españoles: habrá que pagarlos varias veces.

 

¿No han pensado lo bonito que quedaría construir un aeropuerto sólo para los atletas? Se podría llamar Aeropuerto Madrid 2020: comisiones para todos, suelo recalificado, reactivación de la economía, corrupción sin límite… Que ponga la pasta la Merkel que ya se la devolvemos.

 

Hasta el yerno del señor campechano, el que fue deportista, olería el negocio y se vendría a vivir a Madrid. El sector del lujo tendría un repunte, el metro cuadrado de palacete se pondría por las nubes, los Beckham tal vez volvieran… De nuevo el glamur.

 

Pero esto no es todo, vaya semanita. Lo de los Juegos con el logo de los condones, lo de los notarios casando y divorciando, lo de TVE parando la producción de series y firmando la defunción de la industria televisiva española… Vamos, que nos hundimos, que parecemos el barco del capitán Schettino…

 

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