Who’s who: Los retratos de Andy Warhol en Zaragoza

Por Alfredo Llopico

 

Truman Capote, 1979

 

Ibercaja Patio de la Infanta en Zaragoza acoge la exposición Andy Warhol. Portratis, gracias a la colaboración con The Andy Warhol Museum of Pittsburgh. Se muestran noventa y nueve obras realizadas por el artista a lo largo de cinco décdadas, desde 1946 hasta 1986, que nos permiten comprender la evolución artística de uno de los personajes más influyentes en el arte de la segunda mitad del siglo XX.

 

Andy Warhol descubrió el cine en su infancia en Pittsburgh, durante la década de 1930. Era la primera época dorada del musical, y se sintió fascinado por las estrellas que actuaban en esas películas, entre ellas Ginger Rogers, Mickey Rooney y Judy Garland. Coleccionaba fotografías de estudio firmadas por estrellas como Shirley Temple, Mae West y Jane Russell, que guardaba en álbumes de recortes y pasaba horas absorto escudriñando revistas de cine, llegando a tener con el tiempo miles de tabloides, revistas y fotografías publicitarias de temas relativos a personajes famosos.

 

Pero sería su traslado a Nueva York en 1949 y tras abrirse camino con éxito en el campo de la publididad, lo que le permitiría reunir a principios de la década de 1960 una extensa colección de fotografías publicitarias de estrellas de cine como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Greta Garbo y Kim Novak. No es de extrañar, pues, que el siguiente paso fuesen sus retratos por encargo de los «ricos y famosos», como el actor Sylvester Stallone, la bailarina Martha Graham o el escritor Truman Capote, entre muchos otros.

 

Estos retratos con la que rompió moldes y brilló, como siempre había soñado, con luz propia, fueron la pieza clave en la producción artística de Andy Warhol y no hacen más que reforzar la idea de que nos encontramos ante la figura más rutilante del pop art, el progenitor de una modernidad aún viva. De hecho, la gente competía por ser retratada por Warhol, porque eso parecía darles una inmortalidad instantánea, una fama del tipo normalmente reservado a las grandes estrellas o los productos más célebres, como si así los retratados también pasasen a formar parte de la conciencia colectiva de la época una vez bendecidos e inmortalizados por la mano del artista.

 

Ahora, en Zaragoza, tenemos la oportunidad de ver algunas de esas estrellas del firmamento particular de Warhol. Y descubrimos el enorme poder de la imagen y la fascinación por la fama. Hay un momento en el que los límites entre una y otra se desdibujan, de modo que no sabemos que fue antes, si se trata de retratos de celebridades que han marcado una época o si el perfil de las personas que estamos viendo se elevó y fue ungido con un aura de veneración por el mero hecho de haber sido retratados por el ojo de Andy Warhol.

 

 

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