Hung (Superdotado)

 

 

 por Daniel Latorre

 

Ray Drecker (Thomas Jane), entrenador de baloncesto en un instituto, divorciado, padre de dos hijos, amenazado por hipotecas, embargos, recortes de plantilla, seguros, etc., se ve obligado a ofrecer sexo a cambio de dinero a mujeres dispuestas a pagarlo. Esta serie de HBO está basada en el mismo principio que Weeds o Breaking Bad: gente corriente, con oficios y trabajos corrientes, a los que las circunstancias les llevan a hacer cosas poco corrientes, como traficar con drogas o prostituirse, ya por pura necesidad o para mantener un cierto estatus y seguir considerándose algo así como clase media. Es cierto que en el caso de Breaking Dad, las razones del protagonista son “terminales”, (una enfermedad incurable), mientras que en las de Hung son más bien circunstanciales.

 

Pero lo cierto es que tales circunstancias ya no son extrañas en nuestro tiempo, que un profesor de instituto tenga que ganarse la vida como lavacoches para mantener a su familia y además montar un laboratorio de drogas químicas; o que otro profesor, el Ray Drecker que nos ocupa aquí, se vea obligado por la crisis económica y la falta de una vivienda digna a prostituirse en el contexto urbano de una Detroit desindustrializada y llena de solares producto del boom inmobiliario.

 

Hung, en todo caso, es un producto de dramedia, donde las situaciones de comedia son suficientemente hilarantes sin ser burdas, pero donde el drama está aun más conseguido. Respecto a lo primero, la comedia, destacan las actuaciones de Anne Heche (la exmujer de Drecker), y sobre todo el personaje de Tanya (Janne Adams) con su casi continua cara de confusión y trastorno. Ella es la poetisa frustrada, agobiada por la sombra de su académica madre, que transforma lo que es una actividad más o menos vulgar y vulgarizada (el sexo de pago) en un concepto vendible para mujeres con dineros: se convierte en asesora de la consultoría de felicidad montada a medias con Drecker. Aunque para sus métodos de trabajo siga los consejos de un veterano chuloputas, en el sentido literal y profesional de la palabra.

 

En cuanto al drama, buena parte se centra en las dotes actorales de Jane interpretando a ese perplejo entrenador/profesor/prostituto y sus intentos por sobrellevar los líos con su trabajo, con su otro trabajo, con su familia y con las clientas que se hacen adictas a él. El drama lo ponen también a veces sus compañeros de trabajo en el instituto, amenazados por los recortes en la educación pública.

 

Con todo, Hung es un producto bien enfocado tanto a mujeres como a parejas. No sé si será por la sensibilidad femenina que destilan las tramas (todas las clientas de Drecker tienen una historia de insatisfacción detrás) o porque un buen número de episodios están rodados por directoras: eso quiere decir algo.

 

Analizando en retrospectiva, la serie quizá se volvió demasiado convencional en la resolución de las tramas a lo largo de estas tres únicas temporadas. Para mantener el interés de la audiencia se apostó por el más difícil todavía, pero nos hemos quedado para siempre sin saber si al final Ray Drecker hubiera ampliado su campo de trabajo hacia los clientes de sexo masculino.

 

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