XXXVI edición del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz (I)

 

 

Por Javier D. Taylor.

Lo que habitualmente se ha convertido ya, en una tradición jocosa – el apostar por el número de músicos que repetirán su presencia en el Festival de Jazz de la capital de Euskadi -, ha quedado casi en segundo plano ante el follón que se destapó públicamente y con altavoces, en la presentación de los tres festivales vascos de jazz de julio, esto es la coincidencia de los días 19 al 21 de la cita gasteiztarra con el veteranísimo Jazzaldia de San Sebastián (FJSS), precisamente haciendo coincidir parte de los núcleos duros de ambos eventos. Mientras que en Vitoria se podrá escuchar a Sonny Rollins, Gilberto Gil o Esperanza Spalding, los que elijan Donostia como destino musical podrán seguir a Bobby McFerrin & Yellowjackets, Ray Gelato, Sharon Jones, Marc  Ribot o Melody Gardot. Difícil elección, sobre todo cuando muchos aficionados compran el abono completo de actuaciones, y cuando las instituciones ponen dinero en ambos eventos, intentado optimizar el rendimiento económico de estas inversiones, es decir, no solaparse en la oferta de cultura y turismo, para el visitante foráneo.

Y mientras una sección de la prensa y de la opinión pública sostiene (como el director del certamen vitoriano, Alberto Ibarrondo), que revisados los calendarios del certamen vecino ha advertido que “en los últimos cinco años el Festival de San Sebastián se ha celebrado el cuarto fin de semana de julio”, a diferencia de este año que empiezan en el tercero; otros tienen claro que ha sido la dirección vitoriana la que se ha movido en el calendario, (para no coincidir con las fiestas de San Fermín), y eso ha provocado el solapamiento con la cita donostiarra. Y para rematar la jugada, el director del FJSS publicó el 24 de mayo en su blog, bajo el título No se me amontonen  lo siguiente: “…Ya recordareis lo que decía aquel: Bombín es a bombón, como cojín es a x, y nos importa tres x que coincidan con nosotros el Festival de Jazz de Vitoria, Bon Iver, Julio Iglesias, Bob Dylan, el Big y toda la pesca. Salud para todos ellos”. Pues queda dicho.

 

Los más conocidos…

Quizás por derecho propio (los galones y demás), el nombre más conocido del cartel 2012 sea el de Sonny Rollins, uno de los más grandes saxofonistas, que sigue dando guerra a sus 81 tacos, y que clausurará el festival el 21 de julio, en su tercera visita.

Otro viejo conocido de los aficionados al festival es sin duda Pat Metheny (20/7), un guitarrista superclase y original, que se ha reinventado durante sus más de 40 años de carrera, con muy diferentes proyectos y acompañamientos, trabajos e ideas que le han proporcionado nada menos que 19 premios Grammy (17 según otras fuentes). Se le compara a menudo con Charles Mingus o Miles Davis en su gigantismo interpretativo, pero a la vez pertenece a ese escaso club de los artistas que de puro vaciarse en el escenario, acaba ganándose al público. Por supuesto también ayuda su aire campechano y de anti-divo, siempre con el pelo revuelto y una camiseta a rayas modelo “dónde-está-Wally” (recuerdo verle una noche marcharse del Polideportivo de Mendizorroza sólo, caminando por la calle Portal de Lasarte hacia el centro de la ciudad, sin utilizar coche alguno de la organización). Para la ocasión que nos ocupa – la séptima visita nada menos, desde su debut vitoriano en 1986 -, trae una  propuesta llamada Unity Band, un cuarteto que cuenta con el contrabajista Ben Williams, el batería mexicano Antonio Sánchez, y con Chris Potter, uno de los saxofonistas de moda en todo el universo jazz. Por cierto, el guitarrista de Kansas City vuelve a sus inicios, pues hace ya tres décadas que  no compartía protagonismo con un saxo tenor desde sus colaboraciones con Michael Brecker.

El saxofonista Joe Lovano y el trompetista Dave Douglas (17/7), son dos maestros del jazz que a su vez encabezan un supergrupo: Sound Prints, formado por músicos de muy diferentes orígenes en busca de la creatividad. Para Lovano esta edición representa ya su séptima visita, y ha actuado en el festival en todos los formatos posibles: en formación de cuarteto, noneto, e incluso fusionándose con el flamenco acompañando al Niño Josele.

Joshua Redman (18/7) es uno de los saxofonistas más importantes de la década de los noventa. Con una sólida formación (se graduó “summa cum laude” en Harvard, y es hijo del saxo tenor Dewey Redman), tocó desde el principio de su carrera con los más grandes del jazz como Chick Corea, Elvin Jones o Pat Metheny, debido a su personal estilo muy influenciado por John Coltrane. En esta su cuarta visita al FJVG, actuará junto a una gran formación de jazz contemporáneo: Bad Plus.

Este año, como todos, hay una mínima concesión a “lo que se sale de la senda más purista del jazz”, algo de lo que el FJVG rehúye siempre que puede, pero a lo que todos los años recurre en cierta medida para hacer caja. Gilberto Gil actuará el próximo 19 de julio, pero conviene advertir que la oferta del ex – ministro de cultura brasileño, nada tiene que ver con la gira que en junio del año pasado recaló (por ejemplo) en la vecina Avilés, pues en aquel concierto del magnífico auditorio Niemeyer, Gilberto Gil se arropó de una banda colosal de 9 músicos en escena, con un repertorio repleto de samba y bossa-nova que hizo bailar a todo quisque (el primero al músico de Salvador de Bahía, a sus 69 años de edad). Para esta ocasión vendrá arropado por su hijo Bem Gil que también toca la guitarra, el percusionista Gustavo di Dalva, el violinista Nicolas Kassik, y el violonchelista Jaques Morelenbaum.

 

… no tienen que ser los más interesantes

Porque este año, a poco que se escarbe aparecen una serie de nombres del máximo interés, que no son (aún) históricos, o no venden a raudales.

Así tenemos, por ejemplo a Fred Hersch (el 20/7), un virtuoso pianista de Cincinnati que el año pasado en plena hora de la siesta llenó el Teatro Principal él solito, sin apoyo de percusión ni contrabajo que remarcaran la calidad de superclase que atesoran su enormes manos. A pesar de su aspecto sobrio también canta, habiendo realizado dúos a lo largo de su carrera junto a Jay Clayton, Nancy King, Karin Oberlin, o la vocalista de Manhattan Transfer, Janis Siegel.

Sweet Honey in the Rock (16/7) son un veterano sexteto femenino de gospel y soul, del que por cierto vienen tres componentes de aquel combo que ya actuara en Gasteiz en 1991. Comprometidas con diferentes causas pro – derechos civiles, son memorables sus actuaciones en los conciertos No Nukes de 1979, los antinucleares celebrados en el Madison Square Garden de New York, bajo el liderazgo de James Taylor, Carly Simon, Jackson Browne, CSN, y compañía. Como distintivo inmediato, los espectadores observarán que salvo la ayuda de instrumentos de percusión muy primarios, los chorros de voz son casi lo único que sonará pues cantan casi todo el repertorio a capella.

El pianista italiano Stefano Bollani (17/7) puede resultar la sorpresa del festival. Su técnica no ha pasado desapercibida para los grandes del momento con los que ya ha tocado en disco o en directo, como Richard Galliano, Gato Barbieri, Michel Portal, Phil Woods o Pat Metheny. Acompañado en directo desde el año 2003, por los músicos daneses Jesper Bodilsen (al contrabajo) y Morten Lund (a la batería), Stefano representa la parte mediterránea del jazz europeo. El distintivo de este exiguo grupo, estriba en que para ser una formación acústica proyecta una enorme intensidad musical, de modo que engancha al oyente haciéndole dudar si sobre el escenario sólo hay tres músicos.

The Soul Rebels (18/7) tienen esa imagen de chicos malotes del extrarradio angelino, pero esto obedece precisamente a que en mitad de su repertorio se colará el hip hop o el rap, el funk y el rhythm & blues. No obstante, no pueden obviar sus orígenes: son de New Orleans y aman la tradición de las brass bands. En palabras del propio Lumar Leblanc: “La música es el mejor vehículo para recobrarnos del (huracán) Katrina. La catástrofe ha hecho que a todo el mundo le llame la atención nuestra música”. Sin duda que con esta sugerente oferta lo conseguirán.

Esta entrega finaliza con la actuación de Esperanza Spalding (19/7), prodigiosa contrabajista que ya visitó Vitoria hace cinco años, dentro de la sección Jazz del siglo XXI para presentar su primer disco. En el momento actual la también cantante de Portland, ha ganado en presencia escénica, rodeándose en la gira actual de una decena de músicos de nivel; ha obtenido el Grammy a la Artista Revelación del año 2011; porta bajo el brazo un elegante trabajo titulado Radio Music Society ; y lo va a pasear este verano por lo más granado de los festivales europeos, desde el North Sea Fest de Rotterdam, al Umbria Jazz de Perugia, pasando por el Blue Balls de Lucerna.

 

Escucha en Spotify: Esperanza Spalding – Radio Song , Pat Metheny Group – Last Train Home