Entrevista a José Luis Rueda

 

Por María Faile Yunta.
 
Galería de Arte Contemporáneo Binomio
Plaza del Biombo, nº 6. Madrid.

 

Dice el Diccionario de la Real Academia Española que “Binomio” es una expresión compuesta de dos términos algebraicos unidos por los signos más o menos. Podemos decir así pues que Binomio es un término que sirve para designar la asociación de dos realidades a través de relaciones numéricas, un concepto que se emplea para hablar de dos partes que se han unido de forma armónica.

 

Pero, ¿por qué hablamos aquí de lo que es o no es Binomio?

 

Atendamos a la estética del denominado grupo de Cuenca, al que pertenecía el gran pintor Gerardo Rueda (Madrid, 1926 – 1996), y fijémonos en el tipo de abstracción que éste llevó a cabo. En esa emoción contenida y silenciosa que el artista plasmó en sus obras haciendo que formaran parte de lo que él mismo denominó “cuadros-emoción”.

 

Porque ¿qué se esconde si no tras aquello que da nombre a la galería que su propio hijo, José Luis Rueda, ha abierto recientemente en Madrid en el que fuera su taller hasta que murió? ¿Qué si no aquello que generan los diálogos que se establecen entre los artistas abstractos de expresividad dispar que en ella conviven?

 

Afirma Antonio Bonet que en su obra Rueda quiso expresar todo el sentido de umbral mágico que tiene toda puerta monumental. Pues bien, esa misma magia es la que ha hecho que hoy cruzar la puerta que se halla en el número seis de la plaza del Biombo de Madrid suponga escuchar a través de la obra de creadores de la talla de Antonio Saura, Luis Gordillo, Hernández Mompó o Julio González, el querido silencio de uno de los fundadores del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y de uno de esos demiurgos en cuya obra podemos reconocer, como diría Calvo Serraller, esa “cosa especial” que tiene lo deslumbrante.

 

Su padre, Gerardo Rueda, fue uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, ¿Cómo se crece al lado de una figura así?

 

Gerardo Rueda, Binomio, 1971.

Me ha influido mucho en la vida. Me ha influido en la estética, en la forma de pensar, en la forma de ser, en la forma de ver las cosas. Me ha influido muchísimo porque él era una persona con una perspectiva muy inteligente, con un sentido de la vista, del color, de la estética, de todo, especial. Crecer al lado de alguien así te influye en todo, te cambia la vida lógicamente.

 

Él fue uno de los miembros del llamado “Grupo de Cuenca” y fundó junto a Fernando Zóbel y a Gustavo Torner el Museo de Arte Abstracto Español. ¿Qué recuerdos guarda de la creación del museo y de su relación con esta ciudad?

  

Bueno realmente se dice que el museo lo crearon los tres pero… El museo se inició en el año 62 y no en el 65 y lo empezó Fernando Zóbel con Gerardo Rueda. Lo iban a hacer al principio en Toledo y también participó Antonio Lorenzo, esa es la realidad, pero en un viaje a la Bienal de Venecia en el año 62 conocieron a Gustavo Torner y Gustavo, que era familiar del alcalde que había entonces en Cuenca, primo creo, les dijo que allí había unas casas que eran muy bonitas… Entonces fueron para allá a verlas, les gustaron muchísimo y tomaron la decisión de hacerlo allí, pero realmente el museo se iba a hacer en el año 62 en Toledo -existe documentación de ello-, fue así realmente. Y luego, por supuesto, Gustavo tuvo una parte y una participación importante en la creación junto con ellos dos claro.

 

Como testigo directo, ¿qué cree que aportó el Grupo de Cuenca a la historia del arte español, y más concretamente a la abstracción española?

 

Yo creo, aunque por lo que me toca parezca que se trata de una opinión interesada, que el artista más importante de los tres es Gerardo Rueda, lógicamente, pero no es porque lo diga yo, es porque lo dice la historia e incluso el currículo. Gustavo es un artista importante, a mí me gusta mucho como artista y creo que está injustamente reconocido, Fernando exactamente igual, y han hecho una aportación muy importante. Lo que ocurre es que en España el hacer un museo en los años 60, en la época franquista, era de ser ricos. Hay que recordar que Fernando Zóbel era catedrático de caligrafía china en Harvard… Y entonces cuando una persona de ese nivel y de la cultura que él tenía, de la cultura que tenía Gerardo y de la cultura que tenía Gustavo, da con historiadores del arte que piensan que has de ser de una manera determinada y no lo eres, pues choca, pero creo que han determinado una influencia muy importante y determinante. De hecho, en el caso que a mí me corresponde pienso que hay una influencia anterior importante y posterior del artista.

 

¿Cómo y cuando surgió la idea de convertir el antiguo taller de su padre, donde trabajó hasta que murió, en una galería de arte?

 

La verdad es que la idea surgió espontáneamente. Cuando hice el museo en Oporto, que fue en diciembre, el museo de una parte de la colección que él formó, yo ya tenía el local. Es un local de unas dimensiones importantes, de 500 metros, donde tenía digamos una parte destinada a la fundación y otra parte prestada a un artista. Después se la presté a otro artista que estuvo pintando ahí, pero la verdad es que lo pensé y me dije: en lugar de estar el local parado, qué mejor homenaje que hacer una galería, quiero decir que no fue una cosa premeditada, pensada, no, la verdad que no.

 

¿Por qué el nombre de Binomio?

 

Binomio es el título de un cuadro suyo del año 71 que está a la entrada, que está expuesto en la muestra. No quería poner el título de una galería solamente comercial sino también educativa, un nombre que sugiriera un poco esa mezcla. No quería tampoco poner ni el nombre de mi padre ni el mío. Hombre su nombre importaba más y el mío importaba menos, lo que ocurre es que yo también soy el presidente de la Fundación. Pero no quería hacer una mezcla que diera lugar a que se malinterpretaran situaciones que realmente no existen y que la gente suele buscar, aunque en el fondo me da igual lo que piense la gente.

 

Mira por ejemplo lo la Baronesa Thyssen, yo comprendo perfectamente a esta señora porque nadie sabe lo que cuesta mantener una colección. La gente piensa «esta señora es rica», sí, es rica en cuadros pero no en otras cosas. Yo la defiendo porque me imagino, porque lo sé por mí mismo, lo que supone mantener una colección: es costosísimo. Puedes pensar que se la mantiene el Estado, pero eso depende, por lo que la entiendo perfectamente. Yo no habría hecho eso, a lo mejor hubiese buscado otra fórmula, pero me imagino que ella la ha buscado y no la ha encontrado, habrá buscado a algún español que le compre la obra, imagino que habrá buscado otras soluciones pero cuando no ha tenido más remedio… Estamos hablando de una cantidad muy importante, importantísima, pero lo que hay que valorar de esta señora no es que venda esa obra sino por qué dejó la colección en España cuando había otras ciudades muy importantes, internacionales y extranjeras, que estaban muy interesadas en quedársela. Hay que saber lo que cuesta mantener una cosa.

 

Hay que tener una gran valentía para lanzarse a abrir una galería en un momento de crisis como el que estamos atravesando. ¿Es éste un momento bueno para invertir en arte? ¿El arte no ha perdido valor?

 

Antonio Saura, Cocktail Party, 1965.

Al contrario, lo que ocurre es que los coleccionistas se vuelven creo yo más selectivos. Van más al valor seguro, pero también depende del coleccionista con el que des porque hay personas a las que intentas hablarles de un tema y no sabes si se lo están planteando con el fin de invertir en un valor refugio o como una simple inversión. Evidentemente la crisis se nota porque aunque antes yo no tenía una galería, veía por gente que conozco, que era una vorágine. Entraba la gente y se decía: ahora hay que vender. Antes la gente entraba y compraba, por lo que claro que se nota en España. Me parece que es importante internacionalizar el arte porque el mundo ha cambiado, con las nuevas tecnologías no existe esa barrera que existía antes, porque con un email, un Twitter o un Linkedin estás en otra parte del mundo.

 

Los artistas aquí representados son artistas consagrados. ¿Son éstos valores seguros?

 

Sí claro, Gerardo Rueda, Antonio Saura, Pablo Serrano, Juana Francés, Ben Nicholson, Julio González… Son artistas muy importantes y además obras seleccionadas por mi padre porque son obras que estaban en colecciones que él formó.

 

¿Dentro de la línea de exposiciones que va a seguir, va a mantenerse dentro de la pintura abstracta y de las técnicas artísticas tradicionales o va a abrirse también al arte más contemporáneo, al vídeo y a los new media etc.?

 

Yo no soy muy partidario del vídeo, francamente, de fotografía sí quiero hacer exposiciones, de hecho tengo en mente hacer exposiciones importantes, pero de vídeo, a no ser que sea una cosa muy excepcional, no. No soy muy partidario del vídeo, no me apetece.

 

¿Le condiciona de alguna manera a la hora de seguir una determinada línea expositiva que la galería esté ubicada en el antiguo Madrid de los Austrias, al lado del Palacio Real, de la Catedral de la Almudena etc…?

 

No, yo he hecho una galería de arte y además la obra la hemos hecho nosotros, con una estética muy definida. En esta galería va a primar lo que es la parte educativa, el buen gusto y las obras de arte importantes. Ésta no es una galería para hacer experimentos, creo que hay otros sitios adecuados para eso, ésta es otra galería, no me apetece. Para hacer una exposición hay que ver lo que son las galerías primarias y secundarias, y hacerla hoy supone un esfuerzo tremendo, a nivel de prensa, de catálogo, de colocación, de exposición, de iluminación, de traducción… Hay que saber lo que hay detrás de una exposición, y hacer esos esfuerzos, y ya no hablo de la parte económica solamente, sino de la parte intelectual, etc; para no tener los resultados adecuados y que se confunda el asunto francamente no me apetece mucho.

 

¿Qué me puede decir de ese futuro proyecto de colaboración entre artistas y clientes a través del retrato? 

 

Tenemos un apartado de artistas retratistas que lleva una persona que viene por las tardes y que además es artista, Pablo Sycet. Estamos construyendo una página web donde este apartado se refleja. Y es que hay artistas que, además de ser amigos, reconozco y me gustan mucho, como Rita Martorell por ejemplo, por lo que se trata de un apartado creativo en el que quiero profundizar.

 

En el catálogo de la exposición con la que se ha inaugurado la galería, “La mirada y el azar”, Antonio Lucas habla de “temperatura de armonías”… ¿Habiendo en ella artistas dispares, cómo se consiguen esas armonías?

 

Las armonías se adquieren con la propia estética y arquitectura de la galería. Es que entras en la galería y hasta la iluminación de los focos es de la casa donde Gerardo vivía, donde yo vivía. Luego propiamente por la estética, por el hecho de que la galería sea toda blanca, como una caja de cristal blanca y por las obras que están seleccionadas, habla de armonía. Aquí no hay ninguna obra, incluida la de Saura, que es un artista que en otros períodos sí podría gritar, que grite. Todo es armonía, silencio, contemplación, es pensar para adentro, de dentro para afuera, todo te hace meditar. Esa misma fotografía que tienes ahí en frente, que es de Noroña, un artista que no ha hecho mucha foto en su vida pero que ha hecho ésta y me la ha mandado para mí de recuerdo, es en sí misma armonía.

 

¿Y esa armonía es un retrato de su padre, Gerardo Rueda?

 

 Sí, efectivamente.

 

¿Qué papel juega el azar entonces?

 

El azar se refiere a una cosa con la que él jugaba en otros períodos y que son los objetos encontrados, él iba caminado y encontrando objetos encontrados, chatarra, veía chatarra oxidada y, aunque en sí misma ya lo era, la convertía en una obra de arte, de repente hacía un bodegón… Se trata del azar un poco de lo encontrado, y también de cómo estos artistas tan importantes como Julio González, Ben Nicholson, Pablo Serrano o Antonio Saura, dialogan. De ahí que exista ese diálogo, esa compensación, esa armonía…

  

Atendiendo a gustos personales, sin contar con Gerardo Rueda, ¿con qué artista de los que hay representados en la galería se quedaría?

 

Es difícil contestar a eso. Decirte Julio González sería injusto para con Ben Nicholson, y decirte Ben Nicholson sería injusto para con Gombrich por ejemplo, o para con Barcala. Pero si tengo que decirte uno te diría Julio González.

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