Rosa Luxemburgo: «Parlamento y democracia»

 

– «En efecto, de acuerdo con su forma, el parlamentarismo sirve para expresar, dentro de la organización estatal, los intereses de la sociedad en su conjunto. Pero lo que el parlamentarismo refleja aquí es la sociedad capitalista, es decir, una sociedad donde predominan los intereses capitalistas. En esta sociedad, las instituciones representativas, democráticas en su forma, son en su contenido instrumentos de los intereses de la clase dominante. Ello se manifiesta de manera tangible en el hecho de que apenas la democracia tiende a negar su carácter de clase y transformarse en instrumento de los verdaderos intereses de la población, la burguesía y sus representantes estatales sacrifican las formas democráticas. Es por eso que la concepción de la conquista de una mayoría parlamentaria reformista es un cálculo de espíritu netamente burgués liberal que se ocupa de un solo aspecto -el formal- de la democracia, pero no tiene en cuenta el otro: su verdadero contenido. En definitiva el parlamentarismo no es directamente un elemento socialista que va impregnando gradualmente el conjunto de la sociedad capitalista. Es, por el contrario, una forma específica del Estado clasista burgués, que ayuda a madurar y desarrollar los antagonismos existentes del capitalismo. (…)

 

 – La victoria ininterrumpida de la democracia, que para el revisionismo tanto como para el liberalismo burgués parece una gran ley fundamental de la historia humana y, sobre todo, de la historia moderna, demuestra ser, luego de una mirada más profunda, un fantasma.No puede establecerse una relación absoluta y general entre desarrollo capitalista y democracia.La forma política de un país dado es siempre resultado de la combinación de todos los factores políticos existentes, tanto internos como externos. Admite dentro de sus límites todo tipo de variantes, desde la monarquía absolutista hasta la república democrática. (…)

 

 – La solución es bien simple. Visto que el liberalismo burgués ha vendido su alma por miedo a la creciente movilización obrera y a su objetivo final, llegamos a la conclusión de que el movimiento obrero socialista es hoy el único puntal de aquello que no es el objetivo del movimiento socialista: la democracia. Debemos sacar la conclusión de que la democracia no tiene otro apoyo. Debemos sacar la conclusión de que el movimiento socialista no está atado a la democracia burguesa, sino que, por el contrario, la suerte de la democracia está atada al movimiento socialista. De ello debemos concluir que la democracia no adquiere mayores posibilidades de sobrevivir en la medida en que la clase obrera renuncia a la lucha por su emancipación, sino que, por el contrario, la democracia adquiere mayores posibilidades de supervivencia a medida que el movimiento socialista se vuelve lo suficientemente fuerte como para luchar contra las consecuencias reaccionarias de la política mundial y la deserción burguesa de la democracia. Quien desee el fortalecimiento de la democracia, debe también desear el fortalecimiento, y no el debilitamiento, del movimiento socialista. Quien renuncia a la lucha por el socialismo, renuncia también a la movilización obrera y a la democracia» (Reforma o revolución).

 

[Fuente: Obras de Rosa Luxemburgo en castellano]

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