La hormiga argentina

 

La hormiga argentina. Italo Calvino. Editorial Siruela. Una reseña de Julia Otxoa

 

Para todos aquellos que seguimos desde hace tiempo la obra de Italo Calvino es una gran alegría constatar que Siruela continúa su labor de recuperación de las novelas, cuentos y ensayos del autor. “La Hormiga argentina” es una de sus mas recientes ediciones. Una novela breve de apenas 90 páginas, publicada por primera vez en 1952 y ahora reeditada por Siruela.

Espléndido su argumento y perfecta la trama narrativa in crescendo en su mecanismo de angustia a modo de palpitante thriller. Novela, que el propio Italo Calvino sitúa junto a aquella otra suya, también brevísima, “La nube de smog” por su afinidad estructural y moral.

Una pareja joven con su bebé, alquilan una casita y pronto se dan cuenta de que todo está tomado por una invasión trepidante de hormigas. Armarios, despensa, fregadera, paredes, techos, suelos….absolutamente todo hasta la canasta del bebé, aparece negro de hileras de diminutas hormigas que corren en todas direcciones.

El resto de vecinos de otras casas sufren la misma pesadilla, pero cada uno de ellos pone en práctica diferentes estrategias para enfrentarse a ello, dentro de un abanico de posibilidades que va desde hacerles frente con todo un sofisticado sistema de insecticidas y trampas hasta la indiferencia ante ellas.

Esta joven pareja descubrirá con espanto que la solución dada por el Estado ante esta plaga que dificulta seriamente la calidad de vida de los ciudadanos, consiste en enviar periódicamente a un funcionario que visitando cada casa irá colocando almibar en platitos que lógicamente atraerán a más hormigas.

Magistral como siempre el universo simbólico de Italo Calvino, desvela en este relato el absurdo comportamiento del Estado como generador y mantenedor de un orden de cosas irracional y muchas veces cruel. Ahonda el autor como lo hacía también en su otra novela “La nube de smog” en los complejos hilos del poder, estructura oscura de un Estado que no duda en mantener incluso el horror como herramienta de control sobre sus ciudadanos. Pero al final el autor rescatará la belleza, podría decirse también la poesía como resistencia como invencible arma contra todo mal, la belleza de un mar sin hormigas, que la joven pareja contemplará tranquila una serena tarde lejos de su casa.

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