Estadísticas de carne y hueso

Por Rubén Cervantes Garrido.

David Goldblatt. Ex Offenders at the Scene of Crime.

Galería Elba Benítez. San Lorenzo, 11. Madrid.

Hasta el 3 de noviembre.

 

El arte puede ser, en algunos casos, un instrumento sociológico mucho más potente que los datos puros y duros. Dicho esto, es cierto que hay pocos artistas que lo consigan. David Goldblatt (Randfontein, Sudáfrica, 1930) ha centrado buena parte de su obra fotográfica en dejar constancia de diversos fenómenos sociales que han tenido o siguen teniendo lugar en su país. Su fama se debe en buena parte a las fotografías a través de las cuales denunció el apartheid en Sudáfrica a finales del siglo pasado.

 

El proyecto que se presenta ahora en la galería Elba Benítez surgió de un dato estadístico: el alto índice de criminalidad de Sudáfrica. Preguntándose por el porqué de los crímenes y quiénes son los que los cometen, Goldblatt se ha dedicado a poner cara a un puñado de los muchos delitos que se cometen diariamente en el país. Se inclinó por tratar a personas que ya pasaron por la cárcel y, a través de una organización que trabaja con presos, los llevó consigo para ser fotografiados en el lugar donde cometieron el crimen por el que fueron condenados.

 

El elenco de delitos es muy amplio, desde pequeños hurtos hasta violaciones y asesinatos. Goldblatt, sin embargo, no hace distinción alguna entre ellos. Estos retratos en blanco y negro no nos revelan nada; para saber que los retratados son antiguos delincuentes en la escena de un delito hace falta remitirse a los textos que acompañan a cada obra. Estos textos, asépticos, son meras descripciones de las vidas y crímenes de los protagonistas, sin rastro de emoción o juicio. Puro trabajo documental.

 

Si soy sincero, suelo desconfiar de la unión entre arte y sociología, ya que suele ser una excusa para descarados panfletos políticos en los que la parte visual acaba siendo una pálida ilustración del extenso y soporífero apartado teórico. A diferencia de éstos, las fotografías de Goldblatt no tienen vocación de propaganda. El suyo es un acercamiento personal a un fenómeno tremendamente complicado como el crimen y las causas que llevan a cometerlo. Goldblatt no juzga ni pretende que nosotros juzguemos, y no por ello cae en un relativismo muy propio de cierto arte contemporáneo. Aquí el crimen no es un tema banalizado; Goldblatt trata de averiguar sus límites y qué distancia nos separa a cualquiera de nosotros de convertirnos en criminales: seguramente mucho menos de lo que creemos.

 

Como siempre es interesante conocer la opinión del artista, recomiendo la lectura de un texto del propio Goldblatt en la nota de prensa de la galería. De ello deduzco que este fotógrafo se propone exponer la vida como es, sin endulzarla ni amargarla. Las conclusiones son cosa de cada cual.

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