Y tú, ¿por qué escribes?

Por VÍCTOR F. CORREAS. En más de una ocasión me han hecho esta pregunta. Lo mismo te habrá ocurrido a ti, que entras en esta bitácora a menudo, a veces sin pretender más que un vago entretenimiento. O incluso puede que lo hagas también para encontrar esa respuesta. Respuestas infinitamente variadas; tantas como escritores puedan existir. Los motivos, son otro cantar.
Los hay que lo hacen simplemente por divertimento, por pasar el rato. Incluso les llega a gustar, pero no se atreven a confesarlo más que a sus íntimos, temerosos de que esos retazos del alma dejen de pertenecerle, y tras ser violados pasen a ser de uso común. Otros, los más osados y atrevidos, porque quieren dejar volar la imaginación, vivir y ser parte de emociones, aventuras y lugares que sólo existen en los libros de historia; aderezar lo que ese enorme caudal pone en sus manos para sentirse protagonistas de situaciones inverosímiles, o dando vida a personajes salidos de su mente, que se permiten la increíble oportunidad de compartir instantes, fugaces o intensos, con aquellos que dejaron su huella peldaño a peldaño en nuestro devenir como especie. Y algún otro dirá que desconoce los motivos, pero escribe. Sin más. Y la tontería de la pregunta, a otro gato, que aquí no hay más raspas de sardina que comer.

Cuando te lo preguntan así, de sopetón, y casi siempre al final de una entrevista, miras a tu interlocutor con cara de sorpresa, maquinas algo que responder, rápido, sin más dilación, acortando esos eternos segundos de silencio que parecen una negación, la falta de una respuesta, y respondes. Lo primero que te ha venido a la cabeza. Y sin saber cómo los extraños mecanismos interiores se alían para expresar lo que deseas, lo haces casi sin pestañear. Como si supieras la respuesta de antemano porque esa misma pregunta te la han hecho miles de veces. Y te la has hecho tú tantas o más. Escribes por lo que escribes. Por tus razones, sean cuales sean, que son propias e innatas. Hasta puedes llegar a avergonzarte por desvelar algo tan íntimo. Ese secreto que te resistes a compartir y que consideras tuyo y de nadie más. Entonces, cuando ocurre, sólo te queda suspirar, cerrar los ojos y reírte. Es lo que hay. Complacido porque alguno más tendrá tus mismas razones, y ahora se felicita por compartirlas contigo. Y a lo mejor hasta lo haces feliz. En el fondo, tú también lo eres.

Escribir es un precioso ejercicio cuya lógica y explicación tiene muchos padres y madres. Yo tengo la mío, como todos, aunque me la reservo. No obstante, si me cuentas por qué escribes tú, a lo mejor satisfago tu curiosidad…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *