¿Quién se reunirá con Mr. Chaos?

 

Por GERARD ALTÉS

Coincidiendo con el final de la tercera temporada ya publiqué un artículo con  mis opiniones sobre Sons of Anarchy.  Ahora, con  la conclusión de la quinta y penúltima, quiero dejar constancia de nuevo de mis impresiones. Los neumáticos se han ido calentando y nos han llevado a un final que promete ser efectivo y afectivo, y que hará saltar definitivamente por los aires el cada vez más desgastado limitador de velocidad de cada una de las Harley. 

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En estas dos temporadas,  la guerra fría que amenazaba SAMCRO comienza a entibiarse.  Los primeros fuegos se han vislumbrado, y la tormenta que se avecina, lejos de apaciguarlos, viene bien cargada de rayos. La espada del FBI ha estado pendida sobre el Club, y esto ha puesto freno al acontecimiento con el que muchos esperábamos poder deleitarnos, que no era más que la muerte de Clay Morrow. Pero este atraso nos brinda la oportunidad de poder asistir a un final con un Jax y un Clay en igualdad de condiciones, y ya sin el parapeto de compartir el mismo chaleco de cuero. Nos resituaremos con el joven rey bien aposentado y a sabiendas del poderoso peso del mazo,  arrastrando aún  la mayúscula pérdida de su alma gemela.  Ahora sólo falta saber quién se reunirá con Mr. Chaos.

Sons of Anarchy, con cinco temporadas en su haber, goza del prestigio de sentirse peso pesado, y hace bien en creérselo. Puede pasearse ya por el Olimpo de las series de culto con los andares chulescos de Jax, apadrinada por los dioses Hades y Hefesto. Como ya dije en su día, Sons of Anarchy combina a la perfección las líneas narratológicas violentas con los bidones de gasolina supershakespeariana; a la vez que circula a través de un guion de notables quilates (de la magnitud de los ostentosos anillos que suelen llevar los miembros). Pero aunque es cierto que SOA tiene ya su pócima del éxito, y que indudablemente es muy satisfactoria para los amantes de esta serie -entre los que me incluyo sin dudar-, creo que a estas alturas debo recriminarle que en esta penúltima temporada ha perdido la opción ser más ambicioso. Y no me refiero a dar otra vuelta de tuerca, sino a  serrar los esquemas de unas temporadas, que suelen pecar de salvaguardarse en una estructura estanca, y que gira demasiado en sí misma.

Lo más lógico sería que Sons of Anarchy ­­tuviese su espejo en la aclamada serie policial The Shield, donde se formó el creador. Ahora, con el precipicio a la vuelta de la esquina, esto me reconfortaría, ya que en The Shield quizás vimos el mejor cierre de una serie coronada con un episodio final que se ha entronado en el recuerdo de muchos espectadores. Pero, para llegar a este final, Shawn Ryan puso a sus protagonistas en situaciones límite, aunque en su caso no siempre se salieron con la suya con una argucia ciclópea en el tiempo de descuento, infalible y casi sin fisuras como nos tiene acostumbrados Jax. No nos podemos permitir que nuestro Jax Teller acabe como Vick McCay, pero si The Shield terminó por erigirse en una fabulosa serie, con uno de los finales más tremebundos de nuestro tiempo, es porque casi nunca se especuló. ●

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