El Velador: ¿cine sin arte?

 

El Velador: ¿cine sin arte?

Por: Jorge Ramos Pérez

ramos.perez.jorge69@hotmail.com

El viernes 7 de diciembre asistí a la proyección de la película “El Velador”, de Natalia Almada, parte del 32° foro de la Cineteca Nacional en León.

El ambiente era el ideal para ver una película. Se trataba del sótano de la catedral, un espacio oscuro y abovedado que te hacia concentrarte únicamente en el filme. La atención de los encargados fue sumamente respetable y cordial, sin embargo el trabajo presentado fue por demás malo.

La película narra el día a día del velador de un panteón que alberga los cuerpos de varios capos del narcotráfico, mientras muestra la disparidad de los trabajadores que construyen los exuberantes mausoleos y las personas que los mandan construir. La premisa es buena, sin embargo, el enfoque que tomó la directora es, en mi opinión, completamente equivocado. El filme transcurre casi sin diálogos, con escenas largas y de tomas estáticas. Muestra lo que parece ser una obsesión por los pies de los personajes, pues la cámara los enfoca demasiado. Si bien se entiende que quiere mostrar el desgaste de las duras jornadas de trabajo por un lado y el no tan arduo trabajo doméstico por el otro, esta técnica termina por hartar al espectador. Contiene escenas sofocantes, con espacios reducidos que provocan malestar. Tal vez ese sea su propósito, pero al llevarlo demasiado lejos se arriesga a la desaprobación del público.

Esta película me hizo reflexionar acerca del cine que es mal nombrado de arte y de sus nuevas corrientes. Pareciera que los nuevos directores quisieran hacer cintas profundas y reflexivas, pero se olvidan de los ganchos para con los espectadores. En este caso, el filme no contiene una sola escena fuerte e intenta que la empatía hacia el velador se logre solo por su cuestión de pobreza. Esto me parece un error. Los nuevos directores deben de darse cuenta de que “cine de arte” no es la meta de un cineasta, sino hacer buenas películas. Parecería que para no ser catalogados de directores telenoveleros tienen que hacer una película seria y aburrida.

Para retratar la diferencia, el mejor ejemplo en el que puedo pensar son dos cintas que tratan el tema del narcotráfico, “El Infierno”, de Luis Estrada y “Miss Bala”, de Gerardo Naranjo. En la primera se trata el tema con la crudeza necesaria, pero se conecta con los espectadores por el lado bonito de la vida de los sicarios. Las mujeres, el dinero, etc. Mientras en la segunda solo se trabaja el dolor y la crueldad de la misma situación. Sin dejar de ser buenas películas, es mucho más digerible y entretenida la de Luis Estrada. “Miss Bala” pasa a ser un trabajo inferior.

No se trata de crucificar a los cineastas. Cómo lo menciono antes, la premisa es buena y original, y el trabajo de cámaras es excelente. Espero que esta joven directora nos sorprenda después con un filme más activo, inclusive dentro de un género dramático. Ahí está como ejemplo “Después de Lucia”.

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