Miguel Ángel Contreras

En la creación poética es decisivo lo encontrado frente a lo buscado

 

Entrevista a Miguel Ángel Contreras

 

Por Cristina Consuegra

 

La editorial Bartleby acaba de publicar Libro de precisiones, del autor granadino Miguel Ángel Contreras, un poemario en el que el verso juega a todo menos a ser preciso, se dilata y expande frente a la rigidez del significado para ofrecer al lector una realidad tan múltiple como eficaz, una realidad polisémica que disecciona palabras e ideas gracias al uso del símbolo, de una metáfora siempre en movimiento. Desde la primera página, donde nos aguarda el corazón de Libro de precisiones, Contreras deja clara la identidad de este conjunto de poemas, identidad que no pasa por la búsqueda de lo epidérmico, que no pretende ahondar en la liviandad de un tiempo, sino que busca la fractura, la grieta, a través de la cual reflexionar y encontrar un nuevo orden del mundo, del misterio. De la experiencia de vivir.

 

 

Voy a inaugurar esta conversación preguntándote por la fecundación de Libro de precisiones (Bartleby, 2012), ¿cuál es esa primera imagen, verso, de la que surge el poemario?

La imagen de la soledad en las ciudades, del aislamiento colectivo frente a la quimera de la individualidad que tantas veces nos aliena. Sería difícil cristalizar el poemario en un verso demiúrgico, aunque podría servirnos alguno como «Si estando en la ciudad / a la deriva…».

 

¿En qué se diferencia este título del resto de obras que conforma tu trayectoria?

Libro de precisiones es un poemario que ha jugado conmigo desde el momento en el que empecé a escribirlo, pues ha ido desarrollando su propia geometría de una manera autónoma y natural. La obra se retroalimenta en su título sin necesidad de establecer diferencias.  

 

Hablemos ahora de la poética de Libro de precisiones, un libro repleto de símbolos que pretende dibujar diversas realidades e identidades posibles. Esto choca frontalmente con el título de la obra. El símbolo busca ser múltiple, dinámico, en permanente movimiento, mientras que lo preciso anhela lo estático. ¿Cómo trabaja el autor este par de corte antagónico?

Hay una superposición efectiva y emotiva de planos por donde se trazan los distintos itinerarios en los que el lector se puede sentir acompañado. Al destacar la dimensión reflexiva, el efecto espejo se hace presente como empatía. Sin obviar que la contradicción forma parte de la esencia humana, dinamismo y precisión también pueden estar hermanados como así lo demuestra el “preciso” movimiento de la maquinaria de un reloj. Creo que son esos espacios indefinibles y aparentemente opuestos los ámbitos de los que se ocupa la poesía.

 

El movimiento irrumpe como otro gran elemento del poemario que reclama la atención del lector, el verso está en permanente acción, cuestión que se liga a lo orgánico, a lo físico. Este tratamiento, ¿es una exigencia del propio verso o algo que has fomentado?

En la creación poética, al igual que en la vida, es mucho más decisivo lo que uno se va encontrando que lo que se busca. Lo cotidiano me ayuda como herramienta detonadora ya que la poesía no deja de ser una forma de respirar. He ahí como se conceptualiza el movimiento sin omitir que en el poemario están inscritos saltos en el tiempo, “viajes de la ciudad al desierto” y una traslación de figuras y símbolos con los que se teje el entramado afectivo. La exigencia en mi discurso lírico está centrada en la propia indagación donde reconozco mi espacio.

 

En cuanto a la identidad de Libro de precisiones, ¿hay más de búsqueda o más de subversión que reclama otro escenario?

Hay una apuesta estética fraguada en la inconformidad desde la que se podría percibir un carácter de rechazo a ciertas convenciones y también el deseo de encontrar equilibrios en unos tiempos donde los asideros no existen.

 

Otro asunto que merece la pena ser destacado es la estructura a la que responde el poemario. ¿Por qué te inclinas por ofrecer los versos con esta indumentaria? ¿Lo tuviste claro durante el proceso de creación o nace a posteriori?

Yo destacaría más bien la desnudez esencial del discurso lírico y la fuerza que tiene la palabra. Es el poemario en su propia arquitectura el que imprime la forma en la que se organizan sus partes, después de la creación y el diálogo entre los poemas viene el orden.

 

¿Qué otros poetas han sido determinantes para entender la esencia sobre la que se soporta Libro de precisiones? ¿Y para acercarnos a tu trayectoria?

Me gusta dialogar con poetas de épocas y estilos muy diferentes a través de las lecturas y relecturas de sus obras: desde Dante, Petrarca, Garcilaso, San Juan de la Cruz o Góngora, hasta Pessoa, Cavafis, Neruda, Eliot, Juan Ramón, Lorca o Alberti, sin olvidar otros más cercanos como Benedetti, Rafael Guillén o Luis Alberto de Cuenca. Son muchos y muy variados los autores que me acompañan constantemente… En realidad, leer poesía sirve para no repetirse ni ser eco de los otros. Todo poeta debe tener una voz propia por la que se le pueda reconocer.

 

Por último, preguntarte por el presente. ¿Cuál debe ser la responsabilidad del poeta ante una realidad como ésta?

El poeta debe ser una persona comprometida con su tiempo ya que desde la palabra indaga en las emociones y en la naturaleza humana. 

 

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