Contra las cuerdas

Por Juan Laborda Barceló.

contra-las-cuerdasContra las cuerdas. Susana Hernández. Editorial Alrevés, 284 páginas, 17 €.

Algunos teóricos del cine y de la literatura aseguran que el género negro es el único en el que la ambientación y el estilo pueden superar a la historia en sí misma. En el caso de la muy negra novela de Susana Hernández esta máxima sería aplicable, sólo que, además, tiene una bien urdida trama.

Dos mujeres son las protagonistas de esta historia: dos subinspectoras de policía, Rebeca Santana y Miriam Vázquez,  a cual más especial, y por tanto, terriblemente humanas. Si bien la presencia de féminas en las arduas tareas de investigación de crímenes no es nueva (la inspectora Petra Delicado de Bartlett, entre otras, así lo demuestra…), sí es original la perspectiva. Ambas son muy diferentes, pero se complementan a la perfección. Se mueven en el escenario de una Barcelona actual, junto a sus naturales miedos, zozobras y complejas relaciones personales, siempre lo son. Entre las dos suman, por poner algún ejemplo, separaciones mal encaradas, problemas psicológicos derivados de una madre en prisión, crisis laborales, acosos y presiones institucionales… Ahí reside parte de la riqueza de estos personajes. Cuando un brutal y contradictorio violador y asesino hace su aparición, tendrán que perseguirlo con todas esas cargas actuando como lastre, pero también como impulso vital necesario. Se demuestra así, una vez más, la increíble fuerza renovadora que tiene la novela negra, capaz de reinventarse una y mil veces.

Sobre estos personajes, construidos con la verosimilitud que aporta el reflejo de nuestras miserias más cotidianas y engarzados con unos diálogos tremendamente ágiles, veraces y divertidos (capaces de activar la empatía del más autista de los mortales), se crea esta historia criminal, cuyo buen acabado hace deliciosa la lectura. De ella sólo diremos una cosa: tiene la virtud de sorprender. No se trata de un heterodoxo ejercicio de narrativa posmoderno, no. Simplemente, de forma natural y sabia, Susana Hernández juega con el lector, incluso con el avezado. Cuando éste se encuentra realizando las habituales cábalas sobre el futuro de los elementos narrativos y, por tanto, se dispone a elaborar hipótesis, la autora pone en boca de sus estupendos personajes tales argumentos. Se genera así un juego, que no es al despiste, sino al entretenimiento, en el mejor sentido del término. Es una obra magistralmente construida, con buen ritmo y tensión mantenida.

De este modo, Contra las cuerdas se convierte en una experiencia supraliteraria plagada de guiños a los clásicos rusos, al buen cine, a la amistad y, en definitiva, llena de vida, aunque pueda parecer contradictorio.

En definitiva, es una novela negra de prosa bella que, alimentada por la renovación del género, utiliza elementos clásicos y nuevos para dotar a su excelente trama de un mayor empaque.

Rebeca Santana y Miriam Vázquez tienen buena estrella, no en vano esta es la segunda entrega de sus aventuras…Deseamos, para nuestro deleite como lectores, nuevos misterios por resolver. Sabemos que algo hay en marcha.

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