Vila-Matas, palabras y vacío

Por Jordi Campeny

Un escritor loco hace creer a su familia que está trabajando sin descanso en la escritura de una novela. Al tiempo se descubre que este autor enfebrecido se había pasado meses escribiendo sin descanso una única frase en sus hojas. Hasta el infinito. Luego vienen el horror y el delirio, el silencio y la nieve.

Vila-MatasEsta secuencia de la imperecedera película El resplandor, de Stanley Kubrick, nos sirve de metáfora para invocar al mito literario de la escritura sin fin; una escritura obsesiva e inabarcable que se prolonga durante toda la vida de un escritor; un viaje sin retorno al fin de la noche. Así entiende la literatura Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) y ahí reside una de las claves más importantes de su concepción estética del arte en general y de la literatura en particular.

Analizar y sintetizar en pocas líneas la obra vilamatiana se antoja una tarea titánica y desbordante. Son múltiples y variados, y de gran enjundia, los estudios realizados al respecto. Nos limitaremos aquí a aportar alguna leve pincelada de lo que podríamos denominar el corpus vilamatiano y a señalar algunas de sus obras más emblemáticas, con el fin de introducir a la lectura de su fascinante cosmos a aquellos lectores que todavía no lo hayan hecho.

Uno de los rasgos distintivos de la obra de Vila-Matas es su voluntad infatigable de borrar las fronteras entre géneros. En su obra los géneros se mezclan y solapan hasta acabar constituyendo una fascinante amalgama híbrida ante la cual resulta imposible consensuar una definición. El autor considera inútil proponer una distinción cartesiana entre novela, ensayo y cuento. En este sentido, las obras más célebres del autor son aquellas en que esta heterogeneidad toma las riendas y nos sumerge en un poderoso magma literario poblado de citas, autores, reflexiones, digresiones, sabiduría y, sobre todo, alta literatura.

Esta multiplicidad de géneros ha acabado constituyendo su propia voz, suma de otras muchas voces; sólida, poliédrica y, sobretodo, coherente. Su obra ensayística nace de su pertinaz atención a la lectura, y ha ido atesorando y recopilando fragmentos de grandes autores que han ido moldeando y ampliando los ecos de su propia voz. Herman Melville, Rimbaud, Robert Walser, Franz Kafka, Georges Pérec, Roberto Bolaño, Juan Rulfo, Augusto Monterroso o Fernando Pessoa son algunos de los escritores que se convocan en sus páginas; voces que se unen a la suya formando el inagotable catálogo de su ensayística.

Sus historias inventadas -su periplo narrativo- también se mueven por estos territorios fronterizos con otros géneros. La soledad, los fantasmas de la vejez, la locura y el centelleante dilema entre supervivencia y suicidio son constantes en sus obras de ficción. Sus protagonistas casi siempre mantienen una estrecha y turbulenta relación con el mundo de la literatura (editores, escritores que dejan de escribir, autores obsesionados con el posible agotamiento de la literatura, etc.). Estamos ante una literatura contundente, profunda y digresiva alejada del realismo, puesto que el autor considera que es imposible representar el mundo. (“El mundo se halla desintegrado, y sólo si uno se atreve a mostrarlo en su disolución es posible ofrecer de él alguna imagen verosímil”).

El territorio donde el autor sitúa sus ficciones es una improbable zona más allá de nuestro mundo tangible, un espacio de vacío en medio del caos epidérmico de la vida, y es en este vacío donde late realmente la vida. El mismo Vila-Matas ha reproducido en varias ocasiones un poema de su admirado Roberto Juarroz: En el centro de la fiesta está el vacío, pero en el centro del vacío hay otra fiesta.

cult1La literatura de Enrique Vila-Matas aclama una y otra vez, de forma reincidente y obsesiva, el silencio como única salida posible. He aquí una aparente incongruencia que subyace en toda su obra: a través del lenguaje (el ruido), aboga por la poética del silencio. A través de la literatura se nos expone la teoría de que la literatura ya no es útil. Sin embargo, sólo pasando por ella podremos escapar de la mediocridad, del incesante y superfluo ruido.

Todas estas complejas y fascinantes teorías y reflexiones fluyen de forma magistral en su prosa, aportando al lector un continuo estímulo al pensamiento. Vamos a nombrar algunas de sus obras más importantes: La asesina ilustrada (1977), Historia abreviada de la literatura portátil (1985), Hijos sin hijos (1993), Lejos de Veracruz (1995), Para acabar con los números redondos (1997), El viaje vertical (1999), Bartleby y compañía (2000), El mal de Montano (2002), París no se acaba nunca (2003), El viento ligero en Parma (2004), Doctor Pasavento (2005), Exploradores del abismo (2007), Dublinesca (2010), la recopilación ensayística Una vida absolutamente maravillosa (2011) y su última obra, Aire de Dylan (2012).

Todo esto y muchísimas cosas más es Enrique Vila-Matas, uno de los escritores más importantes de la narrativa europea contemporánea. Traducido a más de 30 idiomas, es un ensayista que relata, un cuentista que ensaya. Es un trapecista que salta de un género a otro; un pensador que aborrece mucho de lo que ve, un pesimista lúcido que no le encuentra sentido a la existencia (hace suya una reflexión de Cioran: “El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad”).

Vila-Matas es este señor cubierto con una gabardina gris que está de pie bajo una lluvia torrencial, al borde de un precipicio, en Irlanda; todo es inmensidad, lluvia, viento y silencio. Observa por el borde del abismo y ve al fondo unos cadáveres flotantes que son la sociedad occidental corrompida y sin futuro. Observa y sonríe…”con una risa que oculta con ironía la desesperación de quien ya nada espera, en esta última playa alcanzada por el nihilismo occidental. Nuestro futuro está en la capacidad de ir más allá de esa playa, de poder hacernos de nuevo a la mar”.

 

Más información | Web oficial de Enrique Vila-Matas

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