ENTROPÍA

Por JUAN CARLOS VICENTE. El taxi pasó de largo y ella permaneció en la acera con el brazo alzado. Ella y su hijo, mientras el fuerte viento lanzaba sus cabellos contra su cara como si fuesen zarpazos de un animal furioso.

A pocos metros de su posición un hombre permanecía subido sobre una caja de madera. Vestía completamente de negro. Sostenía un libro en una de sus manos, bajo la lluvia, con el agua resbalando entre las páginas y su figura extática, casi de piedra, levemente iluminada por la luna vertida entre la oscuridad. Se dirigía a la nada, como si sus palabras pudieran ser escuchadas más allá de las distancias físicas del mundo.

Escuchó el golpear de la lluvia sobre la capota de plástico del cochecito, la permutación del sonido sobre la protección de su hijo.entropía

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