LIGAR EN INTERNET (III)

internetPor JUAN LUIS MARÍN. Ni un colega que te haga cobertura, ni encontrarte con una amiga a la que llamábais «la huevo frito» (porque está para mojar…), ni unos vaqueros de marca, un corte de pelo de 40 pavos o un coche que sea primo hermano de Kit. Tu mejor baza, tu mejor amigo, tu arma secreta para ligar por internet es… tener un gato.

El mío se llama Tapon. Y gracias a él (entre otras cosas) he conseguido hacerme un hueco en el competitivo mercado de la web sin ir al gimnasio ni tener Whatsapp. Es cierto que te puede cerrar algunas puertas porque hay mujeres alérgicas a los gatos, pero entonces seguro que también lo son al polvo, los ácaros, el polen y el marisco. Y supongo que no quieres acabar con una fábrica de mocos cuyos estornudos hacen volar a las vacas como en Twister.

Debes tener en cuenta que el gato es un elemento más en tu plan estratégico para tener una saludable y provechosa vida de soltero. Como los partidos de fútbol de los domingos con los colegas, ir a reflexología un par de veces al mes, renovar tu vestuario en rebajas… o apuntarte a una página para encontrar pareja por internet. Además, todos ellos son complementarios. Sí, es verdad, cuestan dinero. Pero más te gastabas antes en putas… ¿o no?

De modo que incluyes al gato en tu perfil. Pero no solo escribas que lo tienes… también qué haces con él. Que se note que disfrutas de su compañía. Y, por supuesto, ni se te ocurra subir una foto en la que aparezca, ni solo ni contigo. Te cargarías el suspense. Y sin suspense no hay recompensa. Ellas te preguntarán por él y tú irás respondiendo, haciendo crecer en ellas las ganas de conocerle y, por pasiva, y como a un gato no se le saca de paseo (por eso son mejores que un perro) ir a tu casa y darle un achuchón; ahí es cuando tú te convertirás en una prolongación de tu gato… así que sigue sus sanas costumbres felinas y procura estar siempre bien limpito.

Todos los disgustos que pueda darte tu gato desaparecerán cuando tengas visita femenina. A ella le dará igual que se ponga baboso, le muerda las medias o le chupe el cuello, lo cual te permitirá, si te lo tomas con calma, compartir babas, arrancarle las medias a mordiscos y chuparos lo que sea menester. Eso sí, cuando os vayáis a la cama, procura cerrar bien la puerta del dormitorio, no vayáis a llevaros una sorpresa en medio del «fregao».

Si es ella quien tiene gato… es otro cantar. Por eso, procura jugar tus primeros partidos en casa. Porque cuando lo hagas en campo contrario puedes llevarte algún que otro susto. Y si aún no te has curtido en el campo puedes acabar lesionado… o víctima de una goleada que te dará ganas de tirar la toalla. Prepárate para mascotas de todo tipo, el llanto de un bebé en plena noche, un principio del Síndrome de Diógenes… o que cuando te levantes a la mañana siguiente y preguntes «¿qué hacemos?», te respondan «yo voy a seguir durmiendo; tú te vas a tu casa». Si os soy sincero, cuando me dijeron esto, obedecí y me largué con una sonrisa de satisfacción mientras pensaba lo mismo que el personaje de Jason Biggs en American Pie, «me han utilizado»… Soy un objeto sexual».

¡Wácala!

(Continuará)

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