Señales Chungas

mulholland_drive_bumPor JUAN LUIS MARÍN

– ¡Ayúdame, mamá! ¡Ayúdame!

Lo gritaba a eso de las 10 de la noche. Con un cigarro en la mano. Caminando por medio de la calle. Dando una calada… de vez en cuando. Las piernas temblorosas. En cada una… veintitantos. Pelo blanco. Renqueante. Más de cincuenta. Y, visto lo visto, solo. Muy solo. Que es lo importante.

Él iba en una dirección. Yo en otra… Y pasé de largo. ¿Dónde iba? No lo recuerdo. Pero sí a él. Y su mirada perdida. Por mucho que bajara al suelo la mía. Porque había algo en aquel grito de súplica, vacío y locura… que me tocó muy dentro. Por miedo a que pudiera acabar igual algún día. De solo… e indefenso.

Un par de días después… sentado en un vagón de metro. Y alguien que toma asiento frente a mí. Yo escucho música en el walkman. Él me mira. Y dice algo. La expresión de su rostro es sencilla. Infantil… Casi boba. Vuelve a hablar. Me quito los auriculares. Y sale de su boca:

– ¿Qué significa que nada pasa desapercibido?

Parpadeo. Él se ajusta la montura de sus gafas. Y sigue con la misma historia:

– ¿Qué significa que nada pasa desapercibido?

El tren llega a la estación. Me pongo en pie y paso junto a él, que clava su estrábica mirada en mí, esperando una respuesta. No quiero oírlo, pero repite la monserga:

– ¿Qué significa que nada pasa desapercibido?

Estoy preparado para salir. Junto a la puerta. Y tomo aire antes de decir:

– Que todo tiene una consecuencia.

Pasaron tres días antes de encontrarme con el tercer ángel (por llamarles algo). Una mujer. En el autobús. El transporte del proletariado. Hinchada como un globo. Y con una sustancia blanca en la comisura de sus labios. Babas. Grumos de yogurt… La mirada inocente, clara, transparente. Y también habló. Pero no quise escucharla. Subí el volumen del walkman. Atreviéndome a mirarla… solo de reojo.

Temo que aparezca un cuarto. Para caer en la cuenta de que soy como ellos: un despojo. Si mi vida fuera una película, estos tres encuentros serían el punto de partida. El prólogo. Y no sé si quiero saber qué viene después. El desarrollo.

¿Qué pasa si estoy maldito?

¿Y si me han echado mal de ojo?

¿Y si la próxima vez que doblo una esquina me encuentro… esto?

DALE AL PLAY

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