Marcel Proust estrella del rock

nesperada fotografía de un joven Marcel Proust en una postura que poco tiene que ver con el concepto generalizado que tenemos de este gran escritor francés.

¿Cuál es la imagen que tenemos de Proust? ¿La primera impresión que, como si se tratara de una asociación/proyección libre, emerge en nuestra mente cuando pensamos en este escritor francés? ¿Quizá la de un hombre remojando un pedazo de pan suave en una taza de té? ¿La del cuarentón enfermizo, encamado y envuelto en edredones y sábanas, preso de la doble fiebre del cuerpo y dela escritura, perseguido por la enfermedad y por la histérica ambición de consumar una obra? ¿El snob que se burló delos snobs? ¿El pseudoaristócrata que cautivó a los aristócratas? ¿El homosexual que disimuló su preferencia? ¿Cuál es esa primera imagen que tenemos de Proust?

Probablemente no la de esta fotografía, en la que se ve a un joven Marcel de aproximadamente 20 años (la imagen es de 1891) en una postura un tanto inusual: de rodillas, la sonrisa entre desafiante y orgullosa, seductora incluso, y sostenido entre sus manos una raqueta al tiempo que, con la derecha, parece pulsarla como si se tratase de una guitarra, en esa simulación que coloquialmente se conoce como “air guitar” y que distingue sobre todo a los fanáticos de ciertos músicos que, cuando suena alguna de sus tonadas favoritas, imitan al ídolo y su habilidad con el instrumento.

El enigma, claro, de ser esta suposición cierta (aunque en última instancia la veracidad sea lo menos importante), es en quién estaba pensando Proust al ejecutar esta air guitar. ¿En un compositor popular o uno de altos vuelos?

Sirva esta imagen también como pretexto para compartir esta edición de Ensayos literarios de Marcel Proust, una compilación sumamente adecuada para iniciarse en la obra del autor, en sus temas predilectos y su estilo característico, pequeñas ondas de un estanque que Proust ampliaría después en la monumental, indefinible, À la recherche du temps perdu.

Fuente: The Atlantic

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