Cuentos didácticos

 

 Por Luis Borrás

 

Base

 

VVAA. “Cincuenta cuentos breves”. 292 páginas.

Edición de Miguel Díez R. y Paz Díez Taboada. Ediciones Cátedra. Madrid, 2011.

El que este libro sea una antología o selección de cincuenta cuentos breves preparada por dos profesores de Lengua y Literatura (Miguel Díez R. y Paz Díez Taboada) destinada a alumnos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato puede hacer que algunos desistan de su lectura y se vayan de caza y pesca a otro sitio. Y si deciden eso les diré que se equivocan, aunque antes de explicarles por qué lo hacen primero pienso en el enorme mérito que tienen esos dos profesores al querer hacer llegar la literatura -a través del cuento- a los adolescentes en estos tiempos de tecnología, realidad virtual y progresivo empobrecimiento del lenguaje y la expresión. Nadie podrá negarme que ya sólo por eso se merecen un sincero aplauso.

Y por lo otro, sí, es verdad que este es un “libro de texto” pensado y hecho para estudiantes y que por lo tanto son ellos sus destinatarios; que este es un libro “de enseñanza” en el que se adjunta al final un comentario a cada uno de esos cincuenta cuentos, que esos comentarios pueden considerarse una guía de lectura útil para los novatos con la que podrán interpretar y comprender mejor lo que han leído; y que eso es algo que los lectores habituales no necesitan y que incluso puede resultarles ofensivo.

Pero para los que como yo quieran seguir aprendiendo porque piensan que no lo saben todo, o que en lugar de apuntarse a cursos o academias sean de los que prefieren ir por libre –me suena cursi lo de autodidacta- encontrarán precisamente en muchos de esos comentarios lo mejor de este libro. Aprenderán algo de teoría de la literatura y confirmarán algunas certezas intuidas a cerca de cómo deber ser y qué debe tener un buen cuento, consejos y aspectos técnicos que debemos saber los que alguna vez además de abrir la bocaza para opinar de lo que escriben los demás nos hemos atrevido, temerarios e insensatos, a juntar letras.  

Esta es una antología de cincuenta cuentos breves de autores europeos y americanos pertenecientes a los siglos XIX y XX. Una selección de gusto o criterio personal de los antólogos en la que con algunos –pocos- de los elegidos no estoy de acuerdo en su calidad para figurar en ella y que entre los españoles hubiera cambiado a Blasco Ibáñez por Leopoldo Alas “Clarín”. En esos cincuenta cuentos ordenados por orden cronológico encontraremos a Mérimée, Poe, Daudet, Guy de Maupassant, Chéjov, Bierce, Pardo Bazán, Valle-Inclán, Apollinaire, Saki, Kafka o Mansfield, autores sobradamente conocidos y que posiblemente ya hayamos leído, pero que, primero desde la lectura y después por los comentarios a cada uno de ellos podremos apreciar la evolución y radical transformación del cuento desde ese siglo XIX hasta el último año del siglo XX. Pasaremos por el romanticismo, la literatura fantástica, el terror (gothic tale), el horror psicológico, lo fantástico y lo macabro, el cuento cruel, lo cómico, el surrealismo, lo folklórico, el modernismo, la literatura social, el simbolismo y el minimalismo hasta los “cuentos sintéticos, de estilo elíptico y tono irónico, a veces llenos de esas pequeñas iluminaciones sutiles que son las señas de identidad del buen cuento moderno”. Releeremos nombres conocidos y gracias a esos comentarios confirmaremos antiguas apreciaciones y también algunas nuevas: Sánchez Ferlosio y “el primitivismo español” y Fernández Santos y su “realismo social” que comparten con Delibes, Cunqueiro y su “realismo mágico”, Juan Rulfo y su “Páramo en llamas”, Vicente Huidobro precursor y vanguardista, Castelao y la “taumaturgia del arte”.

Y como toda antología cumplirá -para los que no lo sabemos todo- con su función más importante: la de descubrirnos autores que no conocíamos y que gracias a ella apuntaremos nuevos nombres y títulos en esa lista de lecturas pendientes: desde algún nombre antiguo como August Strindberg, Juan Bosch y Olegario Lazo Baeza, a los más modernos: Paul Lisicky, James Finn Garner, Carlos Alfaro, Juan Antonio Masoliver y Edmundo Paz Soldán. 

Por último esta edición tiene algunos detalles que le dan un valor añadido: la acotación al extraordinario cuento “Daiquiri”, de Ángel Olgoso, está redactado por él mismo; y leer, disfrutar de ese comentario es un privilegio que sólo encontrarán aquí. El cuento “Instantánea, Harvey Cedars: 1948” de Paul Lisicky es la primera vez que se ha traducido al español y publicado en España; “¿Dónde está mi cabeza?” de Pérez Galdós publicado en el diario El Imparcial en 1892 y “D. Q.” de Rubén Darío publicado en el semanario Don Quijote en 1898 son dos rarezas bibliográficas que nos muestran un registro totalmente inaudito de esos dos autores. Y entre las muchas e interesantes opiniones de los autores que se incluyen en la Introducción y los comentarios encontraremos muchas para aumentar el “Decálogo del perfecto cuentista” de Quiroga, aunque si tengo que elegir una me quedo con la del colombiano Hernando Téllez: “Escribir correctamente es una técnica. Escribir bellamente es un milagro. Por lo menos es un misterio”.

 

 

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