730.000 personas visitaron la exposición Dalí

Por Mariela Bargueño

 

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La retrospectiva dedicada a Salvador Dalí ha dejado una estela de más de 730.000 visitantes al Museo Reina Sofía. La muestra, que finalizó el pasado 2 de septiembre y abierta desde el 27 de abril, ha batido todos los récords de afluencia de visitantes en la pinacoteca.

 

Comisariada por Jean- Hubert Martin, Monste Aguer ( Fundació Gala-Salvador Dalí) , Jean-Michel Bouhours y Thiery Dûfrene ( ambos del Centre Pompidou), y tras haber visitado el Museo parisino en el barrio de Le Marais, más de doscientas piezas ( esculturas, pinturas, dibujos, cartas…) han hecho las delicias de los amantes del pintor de Figueras.

 

La exposición Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, dividida en once apartados, hace un recorrido cronológico muy completo a través de la amplia trayectoria del pintor del Surrealismo. Partiendo de sus autorretratos y los burros putrefactos rebosantes de gusanos y hormigas, pasando por su obsesión con El Ángelus del francés Millet, sus colaboraciones con Buñuel o su etapa menos conocida en América, hasta el cortometraje Destino en el que Dalí y Walt Disney comenzaron a trabajar en 1945 y que vió la luz 58 años después.

 

Hablando de Dalí es necesario hacer mención a las influencias que fueron clave a la hora de dar forma a este polifacético artista. Desde los grandes clásicos como Rafael o Miguel Ángel, hasta el misterioso Magritte  o el Autorretrato Cubista que inevitablemente recuerda al Hombre desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp.

 

El resultado de esta compilación no ha superado los visitantes que acudieron al Pompidou, pero señalan al artista como todo un fenómeno “ fan”, lo que ha obligado al Museo a ampliar sus horarios hasta incluso la una de la madrugada, de manera extraordinaria, y reorganizar la gestión de las visitas y el tiempo invertido en las mismas.

 

Igual de surrealista que la visión del mundo del propio pintor ha sido esta masiva afluencia de visitantes,  que aguardaban ansiosos largas colas durante horas, como quien espera hacerse con la entrada al concierto de su cantante favorito; lo que puede ser muestra del nuevo modelo de la exposición del arte: salas abarrotadas de espectadores que sólo consiguen llenar ciertos artistas  ( quizás más “ para todos los gustos” que un urinario firmado por un tal Richard Mutt) y que son ya fenómenos de masas.

 

batalla en las nubes ( obra estereosópica)

Una saturación que solo podía traducirse en dos cosas: un gran beneficio para el Museo y demasiados visitantes por sala, lo que ha hecho algo imposible disfrutarla como se merece. El “boom” daliniano es lo que tiene, colas de seis horas para conseguir una entrada y cuando estás dentro lo único que piensas es en salir de allí cuanto antes.

 

Aún con todo, y al margen de la inmensa acogida de la muestra, es obligatorio reconocer el cadáver exquisito que brinda Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, y que rodea y brota a partir del pintor español, sus contemporáneos y sus no tan contemporáneos. Una exposición- alegoría de las artes y sus artistas como un todo que se nutre de un sinnúmero de intelectos para llegar a lo que son hoy, fueron ayer y serán mañana.

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