A LA PUTA CALLE de CRISTINA FALLARÁS

Por Carmen Moreno. Para escribir esta reseña me gustaría empezar diciendo que no conozco a Cristina Fallarás porque así no habría sentido tan cerca el grito. El caso es que conozco a Fallarás y, como todo tiene su lado bueno, puedo afirmar que era absolutamente esperable un libro brillante, claro, conciso y valiente. Valiente, sí, pero no tanto.

Fallarás se desnuda de cintura para adentro, se quita el pellejo, se arranca el músculo y deja los órganos vitales a la intemperie. Y no sólo por hablar de una manera que podamos entender todos (la periodista de Zaragoza, cuenta la crisis de la manera más nítida que yo haya visto hasta ahora), sino por frases del tipo: … echo de menos cuando era cínica, soberbia y politoxicómana leve en taxi. No conozco a nadie, fuera del mundo del rock and roll,  que haya dicho tan claramente algo que, normalmente, se lleva en las sombras.

Dice Bronce en su nota de prensa: El testimonio real de un desahucio contado en primera persona por una periodista y madre de familia que sufrió la misma experiencia que otros centenares de miles de personas en nuestro país. La crónica de una realidad social cuya cifra de afectados continúa aumentando cada día, y que sigue acaparando las portadas de los medios nacionales y extranjeros. Pero no es del todo cierto, el relato de Cristina Fallarás es el de un dolor, el de un temor, el de una madre que mira a sus hijos y llora. Es el testimonio de una mujer desesperada por perder su feminidad, por tener que dejar de comprar cremas, por salir de un círculo tan alejado de cualquiera de los de Dante y su bajada al infierno. Y esto lo dice desde la verdad, desde una voz que tiembla al hablar, que sujeta las lágrimas y golpea el teclado de su ordenador.

Además, A la puta calle, es el libro más incómodo que haya podido leer en mucho tiempo porque te señala con el dedo y te dice: Ey, tú, puedes ser la próxima; deja de pensar que eres intocable porque no lo eres; deja de inventar que tu casa es tuya si no has pagado el triple de lo que costaba. A la puta calle es un libro que duele porque en los últimos tiempos demasiados hemos estado ahí. Duele porque Fallarás mete los dedos llenos de sal en la herida y te escupe a la cara.

Habla, en estas páginas, además de una magnífica narradora, una mujer asustada-enfadada-desesperada-asustada-cabreada y habla con la boca llena de pena. Ojalá no conociera a los hijos de Cristina Fallarás porque, así, sus palabras sólo serían palabras, llenas de dolor, sí, pero palabras. Sílabas tras sílabas, frases construidas según la gramática española, tiempos verbales, expresiones más o menos duras… Pero conozco a los hijos de Cristina y reconozco en esas líneas los ojos curiosos, la tristeza exacta.

A la puta calle no es un libro, es un grito claro y conciso; un grito que rasga las entrañas; un grito como un vómito del corazón por la boca… A la puta calle es un par de cojones.

 

One thought on “A LA PUTA CALLE de CRISTINA FALLARÁS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *