El último viaje de Lou Reed

 

HOMENAJE A LOU REED

 

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Por Jon C. Alonso.

Somos muchos los que apenas podríamos imaginarnos que significa meterte ese sucedáneo tan goloso llamado morfina: el alma mater de esa sustancia llamada heroína. Lou Reed, sí que lo sabía. Posiblemente, en exceso. Es un viaje a la quietud, la felicidad y la retirada de lo existente a tu alrededor. Una huida sólo para paladares, que saben de  buenos cocineros; aquellos que extraen—de la bella flor original—la diacetil morfina. W. Burroughs sabía mucho sobre heroína y un montón de sustancias penadas por la ley. Vivió 83 años. Su prosa y vida inspiró la cultura Underground. Ese submundo de carácter urbano, lumpen callejero, seres y criaturas que nadie quiere ver ni tener; los incomprendidos y, esencialmente, los perdedores. En ese detritus, se forjó el poeta neoyorkino: Lewis Allen Reed. Mejor conocido por sus fans como «Lou» y por sus amigos más cercanos como «Lulu». Una de mis canciones favoritas es  «I’m Waiting for the Man». Un relato en primera persona sobre la compra de heroína en Harlem, mientras esperas angustiado a tu dealer.

Experiencia personal del propio Reed, un consabido adicto a las drogas. Ellas, han sido parte de su vida. Y según dicen todos los galenos, lo que llevó a Lou en sus últimos años a su desastroso cuadro hepático. En abril de 2013 le fue trasplantado un hígado, que inicialmente fue un éxito. Desde aquel marzo de 1942 hasta hoy han pasado 71 años. 71 años donde, bromeaba con colegas del oficio quién sería el siguiente acompañante a la otra dimensión, cerca del maestro Hendrix. Lou Reed se ha marchado. El chico de Long Island, ya no está con nosotros, mientras suena su música de fondo. ¿Qué hubiera sido de la historia del Rock sin Lou Reed? No me lo imagino. El adolescente incomprendido por su familia. Un chico, que muy tempranamente manifestó una orientación sexual ambigua, pero honesta y consecuente. Algo, que le costó ser tratado con terapia electroconvulsiva en un viejo manicomio, ahora hospital de psiquiatría para «curar» su inclinación sexual—Barbarie de método—, experiencia, que se documenta en la canción «Kill Your Sons»(1974).

Reed siempre utilizó New York como fuente de inspiración musical. Algo así como Allen, lo fue como imperecedero plató de rodaje favorito. Al poco tiempo,  llegó la literatura inglesa y el periodismo en la Universidad de Syracuse en 1960. El periodismo, el cine, la poesía, la literatura y cómo no, la música. Ésta, fue su gran pasión. La mejor droga que había probado. «Cuando llegué a la universidad, yo quería escribir la gran novela americana» (Sic) «Pero me gusta el Rock & Roll. Así que yo quería utilizar temas de adultos, los temas de las novelas, en las canciones. Una manera de ampliar los parámetros de mi realidad y una forma de introducirme, en lo que estaba escribiendo acerca de temas pop.» (Sic). Es Pickwick Records, el punto de partida donde como compositor, escribiendo cancioncillas popdónde se curtía. A pesar, de estar empapado de mil influencias musicales. Y el lugar donde se produce uno de los momentos cumbres del Rock; el encuentro entre Reed y Cale, que desembocó en la  formación de la legendaria Velvet Underground. Junto  al guitarrista Sterling Morrison y el batería Maureen Tucker.

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Andy Warhol consiguió el mecenazgo del grupo —que fue incluido en el Rock and Roll Hall de la Fama en 1996— y lo hizo gracias a sus innovadores manejos del marketing en la multidisciplinar Factory. Mezclando la música—unas letras de un inspiradísimo Reed, donde las odas a las historias de yonkis, travestis, prostitutas, fauna urbana y depravación sexual, se solapaban entre tonos mundanos del nuevo trovador del rock sucio— con el arte y un merchandising espectacular del simbolismo francés.Vendiendo unos trabajos extraordinarios donde esas canciones sonaban, como las nuevas flores del mal de un Baudelaire neoyorkino. El legado de aquel encuentro fueron cuatro álbumes estratosféricos.

Después de un breve período como oficinista, en la empresade su padre, Reed se decidió a lanzar su carrera de solista en 1971. Un álbum homónimo, a modo de debut, para calentar motores y  seguidamente, la joya de Transformer co-producido por David Bowie y el guitarrista Mick Ronson. El álbum llegó al número 29 en el Billboard 200. Aparecían canciones como «Vicious», «Perfect day», «Satellite of love» y la legendaria/ultraconcocidísima, «Walk on the Wild Side». Su letra levantó una polvaredaen torno, a  sus polémicas referencias a travestis y fellatios en un tono rompedor. La cuestión, es que la mítica canción  alcanzó el número 16 del Hot 100. Para mayor gloria de la radio comercial, su único hit del Popstar. En parte, aquel tema rezumaba una gran ovatio a aquellos explosivos años del personal más transgresor, que rulaba por la Factory de Warhol. Los iconos de Ginsberg y Genet eran sus mutaciones en calidad de solfas.

Posteriormente, siguió con  esa atmósfera oscura y lleva de tristeza envuelta en una imaginería sadomasoquista del exitoso Berlin. Ahí, se rodeó de músicos tan solventes, como Steve Winwood, Jack Bruce, Michael Brecker o el joven prodigio Steve Hunter. También, es un punto de partida hacia ese status de outsider y persona nada sociable, que condicionó una larga parte de su carrera. El abuso de las drogas y los  problemas domésticos estuvieron a la orden del día. Un Lou Reed, obstinado en  desafiar al público consalidas de tono muy absurdas. Empero, había nacido la estrella mundial; Lou Reed. Rolling Stone dijo sobre este álbum: «es tan claramente ofensivo, el cual, produce un deseo de tomarte la venganza física por tu cuenta sobre el artista neoyorkino » (Sic). Incluso se le tildó, «de completo pervertido depravado y patético enano mortal» (Sic).

loureed28n-06-1027Mayor escándalo produjo su siguiente trabajo, reprochado por la crítica como una banalidad de la historia del Rock en 1975. Su doble álbum Metal Machine Music inspirado en la música electrónica y  experimental lleno de una acústica bizarra. Muy  difícil de comprender, pues muchos de sus  fans asumieron, que se trataba de una broma retorcida.  Un disco, que puso fin a su relación con RCA en la década de los 70. No sin antes, dejarnos otro trabajo muy apacible y hermoso; Coney Island Baby. Temas bellos y cercanos de un  Reed—aparentemente calmado— con guitarra, bajo y batería, a modo de homenaje a los viejos tiempos de la Velvet. Así vivió durante muchos años Reed, dándose sus andares de pasarela y divinity. Entre pitadas y escapadas a puerta de escenario. En España organizó una memorable, a principios de los 80. Esa, la recuerdo porque un viejo amigo la comprobó in situ y se escribió una fantástica crónica en la fascinante Popular 1. Siguió con su vena experimental y apareció con The Blue Mask (1982), como de refilón. Sin hacer ruido.

Entre la apatía de la crítica y una relativa desidia de sus incondicionales. Eran los tiempos de Superestrella del Rock Reed. Vivía al margen del mundo humano. Hasta que en 1989 volvió a demostrar que el genio no lo había perdido, con «New York». Un disco a la altura de Transformer que nos devolvía al poeta y cronista del New York, oculto entre perdedores y outsiders. Son los 90 y parece que La voz de «Satellite of Love», animó el nuevo renacimiento de su carrera. En 1990 grabó con John Cale, ex compañero de la Velvet Underground, el álbum Songs For Drella, letras que homenajeaban al genio de Poe y cómo no, al rey del pop-art Andy Warhol, el cual,  actuó como catalizador para un quorum de la Velvet Underground dos años después. Esta reunión se produjo, grabando el álbum en vivo Live MCMXCIII en 1993. El resto, lo han dicho todos los medios y es de sobra conocido. El último viaje, ese artista que no tuvo reparos en tocar con la banda de Thrash Metal, Metallica en 2011 (Lulu). Sólo el chico que paseaba desde Harlem a Coney Island lo hizo; se llamaba Lou y ya descansa en paz.

 

Escucha  el recopilatorio Between, Thought and Expression de Lou Reed en Spotify

 

 

2 thoughts on “El último viaje de Lou Reed

  • el 3 noviembre, 2013 a las 3:18 am
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    Me encanta Lou Reed y su musica, creo, que hoy en dia todavia hacia mucha falta.Que dios lo tenga en la gloria.Para mi es el mas grande con diferencia.Alla donde estes saludos Lou , te echaremos de menos, pero tu musica permanecera, hasta la eternidad, tu musica es eterna.

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  • el 3 noviembre, 2013 a las 10:10 pm
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    Nos deja el trago amargo de lo incomprensible, quien será el próximo y porqué, no puedo comprender la muerte jugando con nosotros.

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