Retrogradación

Por Natalia Cárdenas. Parece mentira que en los tiempo que corren, las mujeres aún tengamos que lidiar con los estereotipos y el machismo. No voy a escribir un artículo feminista, como tal, pero me toca la moral tener que ver ciertas noticias relacionadas con el tema del sexismo.

La publicación del libro Cásate y sé sumisa de la italiana Costanza Miriano, editado en España por la editorial Nuevo Inicio ligada al arzobispado de Granada, me produce asco. Miedo me da cuántas jóvenes leerán el libro y se aferrarán a él para convertirse en la perfecta esposa de hoy y una desgraciada para mañana. En Italia ya es líder de ventas. Según recomienda la autora, deben hacer feliz al hombre sobre todas las cosas incluso permitirle las infidelidades y anteponer la felicidad del esposo a la suya propia, aprendiendo la obediencia leal y sumisa, ¿y después qué? No puedo creer que manifiestos así sigan teniendo cabida hoy día y el insulto que esto representa para las mujeres maltratadas, ensuciando la memoria de aquellas mujeres que acabaron en el cementerio a manos de sus maridos.

Aunque teniendo en cuenta las definiciones de Femenino y Masculino que siguen vigentes en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española… Normal que el pensamiento retrógrado de mujer como débil siga estando vigente.

Masculino, acepción número tres: Varonil, enérgico.

Femenino, acepción número seis: Débil, endeble.

¿Y qué hay de todas esas mujeres fuertes que se ponen el mundo por montera?

No  divinizo al género femenino, porque sé que también hay mujeres crueles que convierten la vida de su pareja, sea del género que sea, en un infierno. No es una cuestión de machismo y feminismo es una cuestión de PERSONAS, DE SERES HUMANOS. ¿Dónde queda el respeto si enseñamos a las futuras generaciones a despreciar a un sexo en favor del otro?

¿Llegará algún día la verdadera igualdad?

Por lo pronto espero que la RAE escuche a las filólogas que proponen cambiar estas acepciones del diccionario por algo menos ofensivo y dejar de considerar a las mujeres como el sexo ‘débil’. Porque no lo somos, ni lo hemos sido ni lo seremos jamás.

Masculino

Femenino

 

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