REDENCIÓN

Por Roberto Lara. Basta solo un instante.

Un segundo trágico que nos hace escoger el camino equivocado y que puede desembocar en una espiral de malas decisiones que acaben destrozando todo lo que nos rodea.

Así de frágil es todo.
De vez en cuando, esos errores son útiles. La vida se pone el disfraz de Dios y nos ofrece un milagro anónimo que nos debe servir para aprender de la cagada y no repetirla en el futuro.
Siempre me pareció desolador el refrán “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. Dos. Da por hecha la primera pifia. Y da por hecho que poco o nada aprenderemos de ella. Claudicaremos y volveremos a liarla.

Ese fugaz instante en el que jugamos con el curso de nuestro destino puede causar dolor a quienes tenemos al lado.

Cuidado con purgar culpas cargando de dolor a nuestros amados.
El destino. Curioso cabrón enigmático.

Me gusta pensar que hasta esa mala decisión ya está predeterminada para que encaucemos nuestra historia. Es un aviso. Si tienes suerte de darte cuenta antes de destruirlo todo no lo dudes. Aprieta el culo y sigue adelante. Es tiempo de redención.

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