EL VIANDANTE (Poema)

Por Alberto DiFrancisco. Hola Lector! Luego de las serie de entregas del relato «Las campanadas de la torre» (que espero les haya gustado), vuelvo a esta columna, pero esta vez con un poema de mi propia autoría. Eset es un poema inspirado por una idea muy recurrente en mí, y es la del Peregrino, la de la vida como un pasaje, un tramo, en el camino aún más extenso, que es el del alma. En la Edad Media esta floreció, y fue acuñada bajo la designación «Homo Viator», que significa el hombre como un peregrino, no solo hacia los lugares sagrados, sino el peregrinar del alma hacia Dios.

Espero les guste y dejen sus impresiones!

El viandante

Quiso darle, a mis pasos esquivos,

un santo báculo de Amor y de Poesía

para sortear la senda tan bravía

y reposo a mis ojos pensativos…

Quiso darle, a mis manos reticentes,

algunas cuantas rimas, como arduos lazos

que se abren a lo extenso como brazos

ligandome al enjambre de las gentes.

Y palabras a mis labios sellados,

y un enorme anhelo azul a mi anhelo,

y una sed insaciable de cielo

a la fatiga de mis pies cansados…

Pero acompaña en la ardua senda, la alforja

donde mi plural historia, al futuro camina,

alentando el sueño de mi alma peregrina

mientras la piedra del camino me forja.

Así voy, y aunque ya fatigado

de desandar sin tregua ni descanso,

he sabido hallar de las flores el remanso…;

y entonces, Oh, Dios, vale haber mucho caminado

por encontrarte en el púrpura de un atardecer manso…

Alberto Di Francisco

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