ENCUENTRO CON VALERIO MASSIMO MANFREDI

 

Por Joan Muñoz González

 

El pasado martes 19 de noviembre tuvimos la oportunidad de charlar con el escritor, historiador y arqueólogo Valerio Massimo Manfredi (1943), conocido popularmente por su proliferación de novelas históricas sobre el mundo antiguo. En ellas el autor suele tomar un suceso o un personaje del pasado como pretexto para la elaboración de una trama de ficción.

alexandros

En esta ocasión, nos reunimos con Manfredi a propósito de la publicación en castellano de la primera parte de Odiseo: El juramento. Esta obra se completa con un segundo volumen: Il ritorno –publicado ya en Italia– con el fin de narrar, en palabras del autor, “la historia del protagonista de la Odisea desde su nacimiento hasta el último viaje”. No se trata pues, de relatar la vida de un personaje propiamente histórico, sino épico. El lector no se encontrará frente a un tema nuevo, pero sí ante una revisión de fuentes históricas y sobretodo literarias. Ulises, juntamente con la imagen de su periplo, ha gozado de una enorme popularidad y ha sido expuesto a múltiples reinterpretaciones. Desde Homero hasta Joyce, pasando por los autores trágicos y también por Virgilio, Dante, Shakespeare, Tennyson o Pascoli. Manfredi reconoce, en cada una de las aproximaciones literarias, los reflejos culturales e ideológicos de épocas históricas distintas y en ocasiones contradictorias entre sí. Consciente de este cúmulo de experiencias, el autor se propone la tarea de restaurar a una de las más recurrentes figuras de la Antigüedad. Al final, el objetivo no es otro que el de recuperar el carácter más humano que contienen los cantos homéricos y en este sentido, la obra combina un estilo arcaizante con una búsqueda de la originalidad. De esta manera, Manfredi procura respetar los fundamentos de la Ilíada y la Odisea, de “las columnas de la textualidad de occidente”. Para ello recoge, como ya han hecho otros antes, “las migajas del pan que caían de la mesa de Homero” y a partir de aquí, su aportación consiste también en dar respuesta a preguntas que se esconden entre las lagunas del lenguaje y de la historia. “Tú puedes, por ejemplo, leer lo que no hay”, explica el autor, “explorando lo que se esconde en los pliegues del canto épico”. Aunque el resultado de ello es una nueva amalgama de tonalidades ficticias que no cumplen con las demandas de la historia, sino con las de algo más emocional.

En efecto, el género épico-histórico goza de un reconocimiento considerable entre el público –la saga Aléxandros, sin lugar a dudas, es un aclamado ejemplo de ello–, pero al mismo tiempo suele provocar la aprensión y el estremecimiento de muchos teóricos, quienes tienden a cuestionar el rigor histórico de su contenido. El caso de Odiseo quizás sea un poco distinto, puesto que ya de entrada se presenta como “la ficción de una ficción”. Pero si pensamos en novelas construidas sobre un contexto histórico que tratan de garantizar una verosimilitud en medio de un universo de ficción –como es el caso de Aléxandros, de El ejército perdido o de La última legión, por poner algunos ejemplos del mismo escritor–, nos daremos cuenta de que el problema de trasfondo al que alude la crítica historiográfica reside en las relaciones que se dan entre lo literario y lo histórico, es decir, entre la ficción y la realidad.

manfrediAnte esta disputa Manfredi se sitúa en medio de dos campos. Es precisamente esta doble condición como escritor y académico la que, desde un punto de vista historiográfico, puede suscitar un mayor interés. Por ello le pedimos su opinión acerca de las conexiones que él establece y concibe entre literatura e historia. “No hay un contacto directo entre la investigación histórica y la obra literaria”, afirma el autor. “Lo que tienen en común es que pueden narrar los mismos eventos, pero uno es literario y el otro permanece histórico.” Y continúa, “responden a dos exigencias separadas y diferentes del ser humano. La historia es la tentativa de todo el género humano de crear una memoria común. Nadie puede vivir sin memoria; la memoria se convierte en identidad, nadie puede vivir sin identidad. La historia tiene el peso de la prueba. Todo lo que afirmas lo tienes que documentar y testimoniar. Digamos que responde a la exigencia de memoria común del género humano entero y de identidad. La literatura, sea oral como en la Antigüedad, sea escrita, como se verificó después, responde a otra exigencia igualmente importante, que es la de soñar, de imaginar, de vivir algo que no es parte en nuestra vida, porque nuestra mente es mucho más grande que nuestra vida, así que necesitamos más vida y más vidas paralelas, diferentes, entusiasmantes, emocionantes, conmovedoras, horrorosas… ¡Lo que quieras! Pero que sean diferentes de una calma letal»

De alguna manera, el argumento de Manfredi para justificar la ausencia de lo académico en su obra tiene que ver con su convicción de que “el escritor” es aquél “que puede acelerar los latidos del corazón”. Por otro lado, la lectura de su obra nos invita a realizar una reflexión más profunda sobre el sentido historiográfico, sobre lo que es cierto y lo que es falso, sobre las posibilidades comunicativas entre dos campos aparentemente antitéticos, pero irremediablemente entrecruzados puesto que están obligados a compartir un mismo lenguaje narrativo.

 

Ficha técnica (RHM): http://www.megustaleer.com/ficha/GR50672/odiseo

 

 

 

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