CANAL 9. MI VISIÓN PERSONAL

Por Alfonso Vila. Como dijo alguien en twitter por los mismos motivos que se cierra Canal 9 debería cerrarse todo el país. ¿Dónde no hay corrupción, dinero malgastado, gestión pésima, enchufismo, etc.?

Yo pienso en los trabajadores profesionales y serios que han hecho su vida laboral en torno a Canal 9 y ahora se van a la puta calle sin tener ninguna culpa. ¿Pero no es esto lo que está pasando con medio país?
Y repito: sin tener ninguna culpa. Porque si tienes que tragar para conservar un empleo, pues tragas y te callas, hasta que no puedes más. Y cuando no puedes más te vas a la puta calle y cuando tragas, curiosamente (pero no veo ninguna moraleja en ello), también te vas a la puta calle.
Y yo tengo que decir, como valenciano, que no veía mucho este canal, pero eso no quiere decir que me deje indiferente su desaparición. O que lo considere innecesario (otra cosa es lo que los políticos hagan con él, si les dejamos). Y si pese a no creernos las mentiras (tan cínicas y miserables de los políticos de turno que dan asco), lo acabamos aceptando como algo inevitable y nos limitamos a mirar para otro lado, estamos abriendo otras puertas a otros saqueos y destrucciones de nuestros derechos. Porque hoy es Canal 9 con la excusa de los colegios, mañana serán los colegios con la excusa de las comisarías de policía o los cuarteles (¿quién no antepone la seguridad física de los suyos a la educación?) Y así pasando por los museos, las bibliotecas, los servicios sociales y todo lo demás. Y sí. Naturalmente que la situación no es tan grave. Nadie va a venir a invadirnos de momento. Ni las calles nuestras son tan peligrosas. Pero los servicios de publicidad del gobierno ya se encargarán de presentar la situación para que parezca lo suficientemente grave. Así ha funcionado siempre el poder. Y si el truco les va tan bien, ¿para qué van a cambiarlo?

 ¿Quereis un ejemplo?
Uno de tantos, el primero que me viene a la cabeza…
 
Hitler, al declarar la guerra a Polonia dijo textualmente que “él había intentado mantener la paz, pero que la actitud hostil de los polacos ante los alemanes le obligaba a declararles la guerra».
 
¿De verdad unos cuantos polacos protestones eran un problema tan grave como para justificar una declaración de guerra? En 1939 el estado polaco estaba todo lo calladito y era todo lo sumiso que podía, porque tenía a un ogro de dientes afilados a pocos milímetros de su nuca. Pero para Hitler unas cuantas protestas y algún alboroto sin importancia fue suficiente para proporcionarle un argumento. Y qué importa si los alemanes le creyeron o no, fueron a la guerra igual.
Si nos reímos de las mentiras de los políticos les dejamos actuar, si nos las creemos también les dejamos actuar. Luego, cuando nos lleven al huerto, ¿de qué nos quejaremos?, ¿a quién culparemos?
 
«QUÉ ESTÁ PASANDO», las últimas palabras que salieron de un micrófono de Canal 9. Esa pregunta vale para todo el país.

 

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