The Cure: La “oscuridad” rockera

 

The-Cure 

 Por Juan Israel Aldana Núñez @juanisraldana .

Desde sus orígenes, los británicos The Cure se han caracterizado por crear una música personal e intimista, influida en cierta manera por los movimientos que se han ido desarrollando a lo largo de los años.

El cantante y compositor Robert Smith ha marcado el estilo musical del grupo desde sus inicios en 1976, orientando la banda siempre hacia un sonido de rock alternativo.

La apariencia estética característica del líder de la banda, frecuentemente vestido con ropa negra y con un efecto borroneado de lápiz de labios; sumado a letras que con frecuencia son introspectivas y existenciales, han hecho que la banda sea asociada generalmente con el rock gótico.

Robert Smith, alma y líder desde los inicios de The Cure en 1978, siempre ha sido reacio a categorizar el estilo de la banda en una sola corriente musical.

Aunque lo cierto es que fueron una de las bandas que plantaron las semillas de rock gótico y de la ola siniestra a finales de los setenta con su trilogía oscura de álbumes conceptuales Seventeen SecondsFaith y Pornography junto a otras bandas como Siouxsie & the Banshees, Bauhaus o Joy Division.

Estos grupos citados eran los herederos del punk rock y desarrollaron lo que se llamó post-punk—en inglés este movimiento se denominó afterpunk— los cuáles tenían claras tendencias contraculturales.

Así pues, los primeros trabajos de The Cure se van a gestar dentro de esa rebeldía post-punk. Desde Three Imaginary Boys, pasando por la citada “trilogía oscura” hasta 1983 con la publicación del álbum recopilatorio de sencillos y caras B, Japanese Whispers.

Pero lo más importante fue que Japanese Whispers marcaría una reorientación radical con respecto al sonido oscuro que popularizó a The Cure, al principio de la década de los 80, con sencillos alegres y vivarachos como «Let’s Go to Bed» o «The Lovecats»

 

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Estos temas dirigirían la carrera del grupo hacia melodías bailables y de clara tendencias pop, de aires electrónicos semejantes a los que popularizaron al grupo Depeche Mode con los que fueron emparentados desde entonces.

En ese ambiente de cambios, Robert Smith compuso The Top (1984), un álbum irregular y con claras muestras de desorientación en el enfoque compositivo, con canciones marcadas por la psicodelia que arrastraba Smith.

Tras The Top, The Cure produjeron dos de sus álbumes más exitosos a nivel comercial: el primero de ellos en 1985 titulado The Head on the Door y el segundo en 1987 de título Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me, discos que los lanzarían al estrellato mundial con temas como «Close to Me» o «Just Like Heaven», convirtiéndolos en una de las bandas mainstream de los ochenta junto a formaciones como U2 o los ya citados Depeche Mode. 

Ambos discos, emparentados por sus melodías alegres, recogen otros sencillos al uso como «In between Days» o «Why Can’t I Be You».

No contento con el éxito que habían obtenido hasta entonces con su banda, Robert Smith decidió volver a los orígenes oscuros de The Cure para componer en 1989 la que está considerada su obra maestra, Disintegration, cuya decisión fue duramente criticada por su discográfica de entonces, que calificaría la decisión tomada por Smith de “suicidio musical”. 

Smith no solo demostró a su discográfica que se equivocaron en sus valoraciones previas del disco, sino que The Cure se encontraba en la cima de su popularidad con la composición de este álbum.

Disintegration fue una hábil combinatoria entre melodías pop tales como «Pictures of You», con ritmos más sombríos y densos como «Lullaby».

Tras el éxito arrollador de Disintegration, The Cure editaron el 21 de abril de 1992, día del trigésimo tercer cumpleaños de Robert Smith, su disco más exitoso hasta el momento, Wish.

Más accesible que su anterior Disintegration, Wish continúa por el sendero musical atmosférico y oscuro.

Nuevamente, Smith orienta el sonido de la banda hacia tendencias más alternativas que comerciales, tales como fueron sus comienzos. Pese a ello, el disco alberga éxitos comerciales pop como «Friday I’m in Love», que supo alternar con canciones más atmosféricas y góticas.

 

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El disco tuvo un dispar recibimiento crítico pero una sobresaliente acogida comercial, debido a que el éxito mayoritario que obtuvo no acabó de convencer a los fans tradicionales de la banda.

Se argumentó en su contra que reincidía demasiado en la manida temática del desamor, a la vez que, de forma contradictoria, se quejaban de contener pasajes demasiado alegres para una banda tan oscura. Musicalmente se le tachó de ser demasiado pop para lo que se esperaba de The Cure.

El siguiente paso que dio The Cure resultó un fiasco tanto a nivel de público como de crítica. Wild Mood Swings (1996) fue un disco pésimamente acogido entre la crítica especializada. 

Los críticos se ensañaron en heterogeneidad del álbum sin ningún tipo de coherencia, y definieron canciones como «Jupiter Crash» o «The 13th» como aburridas y horrendas, respectivamente. Pese a las malas críticas recibidas, Wild Mood Swings recoge algunos momentos remarcables de la discografía de los ingleses como «Want» o «This Is A Lie».

Bloodflowers se plantea como el último álbum de estudio que The Cure grabarían con su compañía discográfica desde sus inicios, Fiction Records y, posiblemente, como su álbum conclusivo según declaraciones del propio Robert Smith a la prensa de la época.

Inicialmente planeado para publicarse durante la primavera de 1998, su fecha se retrasó hasta febrero de 2000. Bloodflowers rebotaba en su temática de reflexión y melancolía existencial, además, fue el retorno a sus líneas oscuras continuadas conscientemente desde Disintegration.

 

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El disco tuvo mayor aceptación que su predecesor y la crítica aplaudió la decisión de Robert Smith de volver a los orígenes oscuros de la banda.

Cuatro años más tarde de la publicación de Bloodflowers, la banda volvía a editar nuevo material con su álbum homónimo, The Cure, un disco en el que resonaba el lado más heavy de The Cure.

En su último trabajo de estudio, 4:13 Dream en 2008, producido por Robert Smith junto a Keith Uddin; The Cure han seguido explorando conscientemente esa línea de rock duro iniciada en su anterior Lp.

El retorno de Porl Thompson a la guitarra potenció, con sus virtuosismos, esa nueva orientación en el sonido de la banda en temas como «Switch» o «It’s Over». La crítica dijo de 4:13 Dream que fue un disco que estuvo rodeado de demasiadas canciones a medias y sin forma definida, sonidos incoloros y carentes de espíritu.

 The Cure ha sido una de las bandas más influyentes de las últimas décadas, dentro del panorama de la música alternativa. A pesar de algunos cambios en la formación y varios dramas típicos del rock’n’roll,

The Cure siempre han sabido permanecer y emerger con fuerza, vendiendo más de 27 millones de discos en todo el mundo, y sin hacer nunca concesiones al “mainstream”. 37 años en activo y siguiendo…

 

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