RETROVIRUS

Por Juan Carlos Vicente. Fue a causa de una tormenta solar. O una alineación extraña de planetas y satélites, grandes rocas, inmensos pedazos recorriendo millones de años luz vomitados desde agujeros negros. En esos instantes de resurrección de la fe, de recuperación de los deshechos y vestigios genéticos de Dios, Stanislav Petrov decide no pulsar un botón, no avisar a sus superiores.

El secreto se guarda, a Petrov se le degrada.

Décadas después alguien arrojó la información. Ahora los desarmes son públicos, tratados internacionales redactados por hombres cuyos nombres no traspasarán las paredes que los custodian.

La rodilla cruje, recupera la memoria fetal de la inmovilidad, me siento adherido a la falta de espacio mientras paso de un artículo a otro. La pared detrás de la pantalla atestada de imágenes y datos: abolición del garrote vil, Perro semihundido, varias fotografías de la Transición, las preguntas sin respuesta de Entropía, la carta de despido.

Es como si este país pudiese corromper cualquier era, ninguna ideología o religión sobrevive. Ningún regalo sana las heridas.

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