Fiesta y Color. La mirada etnográfica de Sorolla

Por Lucía Berruga Sánchez.

 

Museo Sorolla

General Martínez Campos, 37. Madrid

Hasta el 25 de mayo de 2014.

 

El Museo Sorolla, que solo por sus jardines ya merece la pena visitar, tendrá en sus salas la exposición temporal Fiesta y Color. La mirada etnográfica de Sorolla hasta el 25 de mayo de 2014, abordando otra faceta del trabajo de Joaquín Sorolla, la de etnógrafo y aficionado. Todo comenzó por el encargo para  la gran decoración de la Biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, que inspiraba a presentar en sus enormes lienzos murales, 14 en total, una visión general de la diversidad de las regiones de España mostrando los paisajes y realzando los trajes típicos; ello llevó a Sorolla a recorrer todo el país en busca de la auténtico y más peculiar de cada una de las regiones para reflejar en sus lienzos los tipos populares y los diferentes matices de los pueblos de Castilla, Valencia, los valles pirenaicos y Andalucía, donde retrataba a sus gentes con sus trajes típicos.

 jardinesMuseoSorolla

De esta forma la exposición reúne 25 óleos, gouaches y bocetos sobre madera que se exponen en conjunto a 9 conjuntos de indumentaria típica, algunos adquiridos por el propio Sorolla y otros pertenecientes al Museo del Traje y a la Fundación La Argentina  Pilar López, que ha cedido un traje de gitana de principios del siglo XX en el que se puede apreciar la evolución que ha sufrido el vestido actual que se utiliza en las fiestas andaluzas. El hecho de que la exposición no solo contenga pintura se debe al hecho de que, aunque el objetivo principal de Sorolla era realizar los bocetos para los grandes murales el artista recopiló también piezas relacionadas con su encargo: trajes de mujeres y de hombre, de fiesta y de trabajo, joyas y todo tipo de complemento; a veces para documentarse y terminar el trabajo en el estudio, y otras ya por puro interés coleccionista; de ahí que la exposición también contenga fotografías del pintor en los pueblos o adquiridas para su documentación, así como cartas en las que el pintor va relatando a su mujer Clotilde su deslumbramiento por esa España llena de tradiciones ancestrales.

 

Vestido argentinita y Bailaora Flamenca 1914

Sorolla realizó dibujos y grandes bocetos a tamaño natural donde retrata a los tipos más característicos, cuadros de paisajes locales, etc. Lienzos casi pintados íntegramente al natural: una imagen llena de vida y color de unos tipos y costumbres que estaban a punto de desaparecer.

 

La exposición, divida en cuatro salas, se inicia con la de Castilla, región que emociona al pintor porque, como se publicó en el Heraldo de Madrid en 1915 según palabras del pintor, “Hay en Castilla una conmovedora melancolía. Las cosas adquieren allí un vigor extraordinario”. Sorolla dedicó todo 1912 y parte de 1913 a estudiar los tipos y pueblos castellanos, de lo que resultarán 17 bocetos de tipos y numerosos cuadros del paisaje. El primero de estos viajes lo hizo al pueblo toledano de Lagartera «He encontrado en Lagartera el antiguo Toledo, qué tipos, qué trajes, es una maravilla» (Carta a Archer Milton). Le siguen Segovia, Ávila, Medina del Campo, Villar de Álamos y La Alberca, Campo Criptana o La Alcarria.

 

tipos de roncal 1912

 

A través de su obra queda claro que el pintor, en su afán de encontrar “lo más pintoresco” fue a buscarlo a los pueblos + aislados, donde se conservaban mejor las costumbres tradicionales.  En La Alberca, de la Sierra de Francia, encuentra uno de los trajes femeninos más ricos de nuestro país, el traje de vistas o de novia albercana protagonista de la obra de los Novios Salmantinos, de 1912, caracterizado por el conjunto de joyas que cubre a la mujer desde el cuello a las rodillas y que Sorolla adquirió en 1915, 3 años después de pintar el cuadro.

 

 

Guitarristas, costumbres valencianas

 

 

Debido a la importancia de Lagartera para Sorolla en esta sala se pueden contemplar los trajes del famoso pueblo toledano, tanto la parte exterior como el de ras, así como los zapatos, en compañía del cuadro de Tipos de lagartera o Novia lagartera de 1912. Con esta última parte de la sala se llega a la de Valencia, ciudad que Sorolla siempre tuvo muy presente en su obra mediante pinturas costumbristas, paisajes y, sobretodo, en sus famosos cuadros de playa, los cuales le trajeron sus mayores triunfos. El pintor siempre se sintió valenciano y, aunque vivió en Madrid, nunca se desvinculó de su tierra que quedó reflejada en su arte; esta exposición se sale un poco de sus cuadros de playa y mar mostrando obras que se conservan como la tablita titulada Guitarristas, costumbres valencianas, de 1889, que es el reflejo de la pintura de sus primeros años (1885-1890) donde realizaba cuadritos costumbristas muy detallistas y de técnica depurada. En esta línea se expone por primera vez Fiesta Valenciana de la Huerta, de 1889. También se expone el traje de valenciana que perteneció a María, su hija mayor, con el cual se retrataron en fotografía y en pintura tanto ella como su hermana Elena.

 

 

novios salmantinos

 

 

La tercera sala contiene los Valles Pirenaicos, dividido entre Ansó y el Roncal. Respecto al primero nos encontramos los trajes femeninos del Valle de Ansó, que no responden a los modelos más comunes de los trajes populares españoles al tener amplias faldas que enmarcan la cintura y los corpiños. Sorolla se instaló en Jaca en 1914 y realizó el estudio de Tipos del Valle de Ansó. Respecto a El Roncal decir que se sitúa en el verano de 1912, cuando viajó con la finalidad de los viajes a Castilla: documentarse, conocer los paisajes y la luz de cada región, sus gentes y costumbres y, cómo no, sus trajes típicos. Allí realizó Tipos de Roncal.

 

STrajes exterior y ras de novia Lagartera y Cuadro Tipos de lagartera de 1912

 

En último lugar está la sala de Andalucía, reflejo de la época en que Sorolla trabajó en Sevilla (entre 1914 y 1915) en dos encargos: Baile en el Café Novedades y Sevilla. El baile, cuadro que luego constituiría el tercer panel que Sorolla dedicaría a la región andaluza en la decoración de la Hispanic Society, que servirá para «meter peinetas y mantones de manila, sin ello la decoración no sería España». El museo conserva dos bocetos: Bailaora flamenca, de 1914, que fue un estudio para Baile en el Café Novedades y Estudio para la Cruz de Mayo, también de 1914 y un esbozo de composición para el panel de Sevilla. El baile que pintaría en 1915. Durante su estancia pinta algunos cuadros de gitanas como María la guapa, que le interesaba por su carácter racial y su belleza. En esta sala se puede ver el precioso vestido de Argentinita, de 1917, que pone punto y final a esta pequeña pero magnífica exposición que presenta al público por primera vez algunas de las piezas más importantes de nuestro pintor español.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *