MALA SUERTE. BUENA SUERTE

Por Oscar M. Prieto. Ya veis, la primera Caja del año y casi se me pasa abrirla.

Creía que nadie se daría cuenta: «¡quién se va a dar cuenta!» -me decía a mí mismo esta mañana, me engañaba esta mañana,…, me perdonaba: autoindulgencia.

Pero en esto, rige la misma norma -antes de la Norma, la que lo ha prohibido por completo, absolutamente, para todo lugar y todo momento, sin resquicio a discusiones- que regía en los exámenes. Era más o menos así:

Todos sentados ya en el aula. El profesor ya ha entregado a cada uno la hoja con las preguntas que hay que contestar:

– Tenéis dos horas para hacerlo. Qué nadie olvide poner su nombre. Leer bien las preguntas antes de comenzar a contestar.

Y es entonces cuando alguien, casi siempre del fondo de la clase, levanta la mano para preguntar:

– ¿Se puede fumar?

No lo pregunta por molestar, por tocar las narices. Nada más lejos. Lo pregunta porque para ese alumno es decisivo saber si va a poder fumar o no. Su examen pueden depender de ello.

He estado en muchos exámenes y sé bien de lo que hablo.

Antes de la Norma -despótica y saludable a partes iguales-, lo normal era que el profesor contestara:

– Si a nadie le molesta, se puede fumar. ¿Le molesta a alguien?

Qué momento este! Qué tensión! Qué temor a que alguien levantara la mano. Eran otros tiempos, en mi opinión todos éramos un poco más generosos y tolerantes. Como acabo de decir, he estado en muchos exámenes, como alumno, en la universidad, ya son más de cien, como profesor, nunca los conté. En ninguno de ellos, nadie levantó la mano para decir que le molestaba.

Ruido de mecheros. Bocanadas de alivio. Humo. Ahora parece impensable: alumnos fumando y haciendo el examen, el profesor también. Eran otros tiempos.

En fin, pues ha bastado que lo diga una, María José, que me haya recordado que hoy es martes: «¿Dónde está La Caja?», para sentarme aquí, aunque sea tarde, todavía martes, para escribir La Caja que tocaba hoy.

Hoy no era un buen día. Hoy era un día duro. A nada que tengáis un poco de empatía, de compasión, comprenderéis que es muy duro el día que toca -porque la Navidad ya se acabó- recoger los 22 nacimientos que tenía en mi casa. Muy duro.

Sin embargo, ya nos decía Arquíloco que en la vida todo es alternancia. Y si es cierto que ha sido mala suerte que coincidiera precisamente el martes el día de envolver en papeles de periódico 22 sanjosés, 22 vírgenesmaría, 22 niñosjesús, 36 reyesmagos, pastores, estrellas, castillosdeherodes y un sinfín de ovejas, por otro lado, no me digáis que no es buena suerte, que el bueno de Fulgencio haya escrito en La Nueva Crónica un artículo y me haya hecho el trabajo.

Muy buena suerte.

Con esto y todo, aquí os lo dejo y así cumplo con el martes, con La Caja y con María José.

Salud

artículo de Fulgencio Fernández en La Nueva Crónica de León
artículo de Fulgencio Fernández en La Nueva Crónica de León

 

 

 

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