José Emilio Pacheco (1939-2014) será velado hoy en el Colegio Nacional; el poeta “no despertó”, dijo su hija Emilia

 

José Emilio Pacheco (1939-2014) será velado hoy en el Colegio Nacional; el poeta “no despertó”, dijo su hija Emilia

Por: Redacción / Sinembargo – enero 27 de 2014 – 0:00

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“Se fue muy tranquilo, se fue en paz, murió en la raya como él hubiera querido”, dijo Laura Emilia al anunciar la muerte de su padre, José Emilio Pacheco. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 27 de enero (SinEmbargo).- El escritor mexicano José Emilio Pacheco (1939-2014) murió ayer a la edad de 74 años, víctima de un paro cardiorrespiratorio. El deceso fue confirmado por su hija Laura Emilia Pacheco, quien informó que el cuerpo será velado este día a partir de las 12:00 en El Colegio Nacional.

Apenas un día antes de ser internado había terminado de escribir su “inventario para un amigo querido, que era Juan Gelman. Eso es lo que hacía todas las noches. Se acostó a dormir y ya no despertó”, agregó Laura Emilia cuando dio a conocer la noticia.

Ese último texto lo envió el viernes 24 de enero por la noche a la revista Proceso, para su posterior publicación, y en él reseñaba: “Gelman nunca creyó que la poesía fuera capaz de frenar los tanques, silenciar las ametralladoras o de romper la picana. No le bastó con exponer en verso la materia sangrienta y trágica de sus textos. Si son tan eficaces se debe a la maestría absoluta sobre todas las formas: del epigrama clásico al versículo, del poema en prosa a la experimentación léxica y rítmica. Fue el adelantado de su generación en hacer obras intertextuales en que ya no se sabe quién es el autor: el que escribió el original o quien lo deja intacto y abierto a otras interpretaciones para hacer su lectura irremplazable y apropiarse de él a fin de convertir un texto árabe o judío en un poema de Gelman y anexarlo a la poesía argentina en particular y española en general”.

Pacheco nació en la Ciudad de México el 30 de junio de 1939. Durante su vida acumuló docenas de premios que reconocían su labor como poeta, escritor, periodista, crítico y traductor. Ingresó al hospital el sábado, según versiones, después de una caída en su domicilio; durante las primeras horas su estado de salud fue reportado como delicado, pero estable, por lo que existía la esperanza de una recuperación, misma que no llegó.

“Con enorme pesar tengo que decirles que mi padre murió hace unos 20 minutos [alrededor de las 18:20 horas]. Se fue muy tranquilo, se fue en paz, murió en la raya como él hubiera querido”, dijo Laura Emilia ante los medios que se encontraban afuera del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

El autor de Batallas en el desierto (1981), siempre fue conocido por su trato franco y su humildad, a pesar de haber recibió galardones como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Cervantes (2009), el principal de las letras hispanas y cuyos 125 mil euros decidió donar para la construcción de clínicas y hospitales.

“Como todo, internet es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas. No me dejará mentir la red si les digo que el 30 de noviembre de 2009, en una rueda de prensa en la Feria de Guadalajara me preguntaron, con motivo del Premio Reina Sofía, si con él yo estaba en camino del Premio Cervantes. ‘Para nada’, contesté. ‘Lo veo muy lejano. Nunca lo voy a ganar’”, dijo al recibir el premio.

Ganador de otros prestigiosos galardones como el Octavio Paz (2003) y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2004), el mexicano es uno de los miembros de la “Generación de los 50″, junto a autores como Sergio Pitol y los fallecidos Carlos Monsiváis y Juan Vicente Melo.

Siempre fue un crítico de las relaciones entre el poder y los intelectuales, aún se recuerda ese 23 de julio de 2003 cuando durante la entrega del Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2003 cuando se le cuestionó: ¿Cuál diría que es la relación actual de los escritores en México con las personas que se dedican a la política?

“No hay relación. Por eso es muy significativo que haya estado aquí el presidente Vicente Fox. Es uno de los primeros acercamientos del sexenio que yo recuerde. A diferencia de Carlos Salinas, quien auspiciaba reuniones de algunos intelectuales con él. Personalmente agradezco al señor Vicente Fox que haya venido, luego de que no tenía por qué hacerlo”, respondió.

Igualmente se recuerda su comentario sobre el resbalón que tuviera Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2011, cuando se le cuestionó sobre tres libros que influyeron en su vida, a lo que el ex Gobernador del Estado de México respondió que uno de ellos fue La Biblia y que el otro era La silla del águila de Carlos Fuentes, aunque él se lo atribuyó a Enrique Krauze.

Ante el tropiezo de Peña, Pacheco comentó: “Si no lee no puede tener lenguaje y sin lenguaje, no puede pensar en los problemas del país”.

SU OBRA

“José Emilio Pacheco merecía el Premio Cervantes desde que nació. Quiero decir que es un poeta nato. Lo conocí cuando era un joven de 17 años, y viendo su obra retrospectivamente creo que desde su primer poema es un gran poeta y que su último poema es el primero que escribió. Quiero decir que José Emilio Pacheco representa una asombrosa continuidad de la obra. Esta obra está escrita en nuestra lengua, el castellano, y añade a su gloria. Pero la obra de Pacheco es una obra universal, y participa de la gloria de las letras de todos los tiempos”, dijo en su momento el fallecido escritor mexicano, Carlos Fuentes.

“Siempre espero ansiosa el regreso de José Emilio. Me hace falta. En torno a él, el aire se vuelve cálido, familiar, verdadero. No hace frases solemnes, no excluye a los otros, los estudiantes lo rodean, las muchachas se enamoriscan de él, no fabrica una capilla, no trata de apantallar con su presencia, sus comentarios son caseros: ‘Creí que iba a perder el tren’, ‘no encontré taxi’, ‘no sé qué decir en el discurso’, se entreteje su erudición admirable. […] Después de conocerlo desde hace casi 50 años, he comprobado que su humildad y su modestia son verdaderas y que (como él dice) “nada es de nadie porque todo es de todos. Un poema pertenece a quien tenga la voluntad de hacerlo suyo”, dijo en una ocasión la también escritora Elena Poniatowska.

La carrera de escritor y el acercamiento a las letras de Pacheco se dio tras finalizar la carrera de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entonces comenzó a editar la revista Medio Siglo. Al lado del también escritor Carlos Monsiváis editó un suplemento de la revista Estaciones, además de ser secretario de redacción de la Revista de la Universidad de México y México en la Cultura.

También supervisó un suplemento del diario Novedades y dirigió la redacción de La Cultura en México, parte de Siempre!. Amigos y familiares lo recuerdan por ser un experto en las obras de Jorge Luis Borges.

Batallas en el desierto fue adaptada al cine y al teatro e inspiró  el tema de rock “Las batallas”, del grupo Café Tacuba.

Entre sus obras resaltan novelas, relatos, traducciones de grandes escritores como Tennessee Williams, Óscar Wilde, T.S. Elliot. Así como distintos guiones cinematográficos, entre ellos, “El castillo de la pureza”, coescrito con Arturo Ripstein.

José Emilio Pacheco fue una figura clave en la cultura de México; en el 2006 fue nombrado miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua y la Secretaría de Educación Pública (SEP) le otorgó ese mismo año la Medalla de Oro de Bellas Artes. Posteriormente, en el 2010, la UNAM le concedió el Doctorado honoris causa.

Asimismo, en 1994 fue proclamado creador emérito del Sistema Nacional de Creadores Artísticos e ingresó como miembro de El Colegio Nacional desde 1986 con un ensayo “A ciento cincuenta años de la Academia de Letrán”. Además que fue miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana.

En el 2008 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo por Divulgación Cultural, además del Premio Malcolm Lowry por trayectoria en Ensayo literario; en 1992 fue galardonado como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, en el 2003 fue merecedor del Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo, un año después ganó el Premio Internacional Alfonso Reyes.

Hace cuatro años, el poeta mexicano dejó varios objetos en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que se abriría 100 años después, es decir, en el 2110. En ese evento expresó que dejaba “eso” para que en cien años todos supieran quién había sido él, “porque no creo que nadie recuerde mi obra”, pronunció.

En la antigua caja de caudales número mil 525 guardó sus dos últimos libros editados, -la antología revisada Tarde o temprano y la reedición de Las batallas en el desierto- manuscritos de diferentes épocas, “escritos en ‘papel revolución’, el más barato”, que contienen “pedazos” de sus crónicas y dejan constancia de su caligrafía, una pluma estilográfica, un bolígrafo, un rotulador y la nota de prensa.

Uno de los datos curiosos de José Emilio Pacheco era que no le gustaban las entrevistas porque sentía que siempre decía lo mismo. También gustaba de escuchar la música clásica aunque no era realmente experto. Asimismo se dijo que era un seguidor de la música de Los Tigres del Norte cuando interpretaban temas sobre la justicia y problemas sociales.

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José Emilio Pacheco dejó varios objetos en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que se abriría 100 años después, en el 2110.  Foto: Cuartoscuro

EL HASTA SIEMPRE

Hace varias semanas, el autor se quejaba de lo poco que era apreciada la literatura en México, un arte en el que se invierte, según dijo, el 0.1 por ciento  de lo que se dedica al fútbol.

Fue el pasado 19 de noviembre, cuando fue consultado acerca de la concesión del Premio Cervantes a su compatriota Elena Poniatowska, el quinto mexicano, incluido Pacheco, en recibir ese galardón.

“Me da mucho gusto, porque en México es poco apreciada la literatura mexicana. Los escritores siempre dejan bien a México fuera de México”, dijo el autor telefónicamente al responder a preguntas de la agencia Efe con una gran amabilidad.

Pacheco estaba convencido de que la creación literaria era una labor recíproca, según recordó hoy el Instituto Nacional de Bellas Artes.

“Son ustedes los que con su bondad han inventado mis libros a partir de esas mitades que están en la página a la espera de ser concluidos por la inteligencia y la imaginación de quien los lee”, dijo hace casi cinco años.

A través de Twitter, algunos personajes han expresado su pesar por la muerte del escritor.

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) redactó: “Lamentamos el fallecimiento de José Emilio Pacheco. Nuestro pésame a sus familiares y amigos”.

Por esa misma vía, la Secretaría de Cultura del Distrito Federal expresó: “La Secretaría de Cultura lamenta el sensible fallecimiento del escritor José Emilio Pacheco, quien murió hoy a la edad de 74 años”.

“Ha fallecido un gran representante de nuestra literatura. México extrañará al gran escritor José Emilio Pacheco. Descanse en paz”, posteó el Presidente Enrique Peña Nieto.

En tanto, el Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, escribió: “Lamento la muerte de José Emilio Pacheco, es una gran pérdida para la literatura de nuestro país. Descanse en paz #mm”.

A las condolencias se sumó el Instituto Nacional de Bellas Artes, que manifestó: “La comunidad artística está de luto. El INBA lamenta el fallecimiento de José Emilio Pacheco, ganador de la #MedallaBellasArtes 2009″.

Por su parte, el presidente de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, escribió: “El fallecimiento de José Emilio Pacheco es una inmensa pérdida para las letras universales. Mi pésame a sus deudos”.

Jorge Volpi también lamentó la muerte de José Emilio: “Se ha ido una de nuestras inteligencias más generosas, discreto guía cívico, maestro imprescindible, poeta mayor: José Emilio Pacheco”.

“Conociéndolo, estoy segura que diría que lo perdonaran por echarles a perder su domingo”, expresó Laura Emilia Pacheco ayer e informó que este lunes a partir de las 12 horas se despedirá al poeta en la sede de El Colegio Nacional (Donceles 104, Centro Histórico). “Ahí va estar abierto para quien quiera. Él tenia mucha gente que lo quería y sus lectores”.

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