Manuel Marsol, III Premio Internacional Álbum Ilustrado Edelvives

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Manuel Marsol, con su proyecto Ahab y la ballena blanca, ha resultado ganador del III Premio Internacional de Álbum Ilustrado organizado por el Grupo Edelvives dotado con 12 000€.

El jurado estuvo presidido por Belén Martul, directora de Ediciones del Grupo Edelvives y compuesto por Inmaculada Corcho, directora del Museo ABC de Ilustración; Teresa Durán, especialista en álbum ilustrado; Ana Juan, ilustradora; Fernando Agresta, director de Arte del
Grupo Edelvives y Violante Krahe, que actuó como secretaria.

Tras evaluar las propuestas finalistas, el jurado decidió por mayoría otorgar el premio a este proyecto. Ahab y la ballena blanca es una reinterpretación del clásico Moby Dick, de Herman Melville, con tintes humorísticos. Manuel Marsol aborda en este trabajo el peligroso mundo de las obsesiones, que pueden conducirnos a la ceguera y la perdición. Así, a lo largo de sus páginas, en un ingenioso juego de equívocos y pistas entre texto e ilustración, Ahab buscará con ansia a la ballena sin darse cuenta de que la tiene siempre delante.

El ganador, el proyecto, el premio

Manuel Marsol (Madrid, 1984) es licenciado en Publicidad y en RR.PP. y Comunicación Audiovisual. Trabajó como creativo de publicidad durante un tiempo, hasta que decidió dejarlo para dedicarse a lo que más le gusta: dibujar. Desde 2008 ha trabajado en diversos proyectos de ilustración de manera habitual, y actualmente realiza el Máster de ilustración infantil y juvenil de la Escuela EINA de Arte y Diseño de Barcelona.

Sobre el proyecto, nos cuenta: «Cuando leí las bases…. pensé rápidamente en Moby Dick. Quería hacer algo que me apeteciese dibujar y que hablase de lo que me fascinaba o me daba miedo cuando era pequeño. Moby Dick lo tenía casi todo: los dinosaurios (la ballena o Leviatán, que no deja de ser un animal prehistórico), los piratas, los viajes marítimos y los naufragios, los misterios de las profundidades… el MAR».

Y sobre el premio ganado, nos comenta: «Me hace mucha ilusión porque sale de un sentimiento y unas emociones muy personales que han sido compartidas por gente (el jurado) que no me conocía. …Me gusta imaginarme a los niños que leerán el álbum con sus padres diciendo: ¡Pero si está ahí, si Moby Dick es ese trozo de hielo gigante! Y ojalá, por un ratito, puedan sentir (o recordar en el caso de los adultos) aquel misterio y emoción de la infancia que yo experimentaba cuando buceaba con mi hermana».

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