David Yagüe presenta “Los últimos días del Imperio Celeste”, su nuevo trabajo

 

Se cumplen 114 años de la rebelión bóxer, un levantamiento que provocó que todas las grandes potencias del momento, incluyendo históricos enemigos (como Rusia y Japón o Alemania y Francia y Reino Unido) unieran sus fuerzas para combatir un alzamiento en el norte de China que puso en peligro a miles de extranjeros asentados allí. Los bóxers eran una sociedad secreta de origen humilde, xenófoba, anticristiana, ultranacionalista, reaccionaria y versada en las artes marciales que puso en jaque durante meses al mundo entero al oponerse a los intereses imperialistas de los extranjeros que desangraban la China de la época.

Los últimos días del Imperio Celeste, de David Yagüe.
Los últimos días del Imperio Celeste, de David Yagüe.

El periodista, escritor y consultor de comunicación David Yagüe Cayero (Madrid, 1982) recoge aquellos acontecimientos en su nuevo trabajo, Los últimos días del Imperio Celeste (Roca Editorial, 2014). Yagüe ha ejercido el periodismo en radio e Internet (Cadena Ser, radios locales,…) hasta llegar a su actual trabajo en el diario 20 Minutos. Trabajó en el área de comunicación en varias editoriales y blogs y programas de radio. Ha sido finalista del concurso de relatos Círculo Rojo (2009). Esta es su segunda novela tras el thriller Bravo Tango Siete. El contratista (2011).

 

Los últimos días del Imperio Celeste.  David Yagüe.  Roca Editorial, 2014.  350 páginas.  18,90 €

China, 1900. Un calor asfixiante parece anunciar el fuego de la guerra en el norte del país. Una sociedad secreta, los bóxers, amenaza con acabar con todos los extranjeros de la región, ante la pasividad de la corte manchú y la incredulidad de las potencias occidentales. En Pekín, un español veterano de la guerra de Filipinas y el hijo de un comerciante inglés se ven envueltos en un extraño robo de antigüedades. Mientras tanto, un matrimonio de misioneros británicos sufre el horror de la guerra en una apartada aldea y un mandarín chino caído en desgracia tiene que aceptar una misión imposible al servicio de sus acérrimos enemigos de la corte imperial junto a un aterrador bóxer de rostro deformado. Los destinos de estos personajes se cruzarán en una trepidante historia de aventuras, lealtad y ambición, amor y traición, en aquel tórrido y sangriento verano de arranque de siglo, en el que el mundo entero contuvo el aliento con la vista puesta en China.

 

P.- ¿Por qué elegiste la rebelión bóxer para escribir una novela de aventuras?

Desde que vi por primera vez, siendo niño, 55 días en Pekín me quedé alucinado con aquella historia. Los diplomáticos, los bóxers, los soldados, la corte manchú, la resistencia ante el asedio… Siempre he querido saber lo que ocurrió y he leído cualquier cosa relacionada que haya pasado delante de mí. Con los años, cuanto más leía, más me apetecía escribir una historia de aventuras, de lealtad, descubrimiento, traición, amor y cambio ambientada en aquel lugar y fecha. Creo que es un momento histórico que tiene unos ingredientes magníficos para el género: un orgulloso imperio en decadencia humillado, todas las grandes potencias del momento, personajes muy dispares, guerra, fanatismo, injusticia, coraje. Y también la posibilidad de matices: desde la cómoda poltrona del siglo XXI, es difícil estar de acuerdo con las ideas reaccionarias y violentas de los bóxers y su apoyo a la corte manchú, pero resulta comprensible que los chinos se acabaran levantando ante el altanero comportamiento, propio de buitres despedazando carroña, de las grandes potencias del momento. Una viñeta de la época lo reflejaba muy bien: en el primer dibujo aparecía un chino sobre un europeo al que estaba a punto de acuchillar, se podía leer ‘barbarie’; en el segundo, encontrábamos la imagen al revés, con el europeo sobre el chino, su título era ‘civilización’.

 

David Yagüe.
David Yagüe.

P.- ¿Qué peso tienen los hechos históricos en esta novela?

Es una novela de aventuras, como decía, pero he intentado que sea respetuosa con el hecho histórico. He leído mucho sobre el levantamiento bóxer, sobre el contexto y lo he hecho mío, mi propio universo. No es la rebelión bóxer, sino mi rebelión bóxer. He deformado algunos hechos, pero creo que mi relato, de haber ocurrido, encajaría sin problemas con lo que la historia nos cuenta. Te pongo algunos ejemplos: sabemos que el ministro de EE.UU. en Pekín coleccionaba antigüedades chinas y he usado ese dato para el robo con el que arranca la trama; he utilizado una teoría sobre el ministro alemán, que ni de lejos es la más aceptada, pero algunos historiadores citan; por último, la aldea de Piungfu y el conflicto por el uso de un antiguo templo como capilla cristiana son totalmente ficticios, pero una de las primeras apariciones conocidas de los bóxers tuvo que ver con una disputa similar.

 

P.- En su novela aparecen tres personajes españoles, ¿tuvo algún papel España en aquel conflicto?

Aparecen tres personajes españoles, dos ficticios y uno real. El ministro Bernardo Cólogan fue el ministro español en Pekín durante aquellos años y vivió el asedio. España tuvo una presencia testimonial en el conflicto, pero gracias a aquel hombre, fue mayor. Era uno de los ministros mejor valorados por la comunidad internacional de Pekín y al ser el decano, redactó y firmó el tratado que puso fin al conflicto. Incluso llegó a componer un vals de los bóxers durante los casi dos meses de asedio que sufrió el barrio de las legaciones.

Como decía aparecen tres españoles, pero deberían haber sido cuatro. Me habría gustado incluir a Luis Valera, un diplomático que fue el único contingente enviado por España a Pekín aquel año. Su relato de aquel viaje, que tituló Sombras chinescas, ha sido un compañero imprescindible para escribir esta novela. Al final no pudo ser, y le tuve que reservar un espacio en los agradecimientos.

La presencia de Ramón Álvarez, un veterano de la guerra de Filipinas con tendencia a buscar problemas, es inventada, así como los quebraderos de cabeza que le provocó al pobre ministro Cólogan.

 

P.- ¿Tiene sentido escribir una novela de aventuras en los tiempos que corren?

Siempre tiene sentido una historia donde personajes normales se enfrentan a situaciones que aparentemente los superan y tienen que dar un paso al frente para resolver una situación, que triunfen o fracasen les transformará. Las historias de aventuras siempre han estado presentes, ya sean disfrazadas de grandes gestas históricas, fantasía o realismo cotidiano. La vida es una gran aventura, de eso estoy seguro, así que siempre son pertinentes. Solo he intentado ofrecer mi aportación a ese gran género, que siempre me han fascinado. Si ha merecido la pena, lo tendrán que decir aquellos quienes acepten mi invitación y se unan a un grupo de desconocidos que van a tener que afrontar la aventura de sus vidas en el Pekín del año 1900.

 

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