Javier Sáez de Ibarra, Premio Setenil 2014 al Mejor Libro de Relatos por «Bulevar»

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Bulevar, de Javier Sáez de Ibarra.

El jurado del XI Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España 2014, reunido el día 29 de octubre, ha acordado conceder el galardón a Javier Sáez de Ibarra por su libro Bulevar, publicado por la editorial Páginas de Espuma. El jurado, compuesto por Hipólito G. Navarro, Lola López Mondéjar, José Belmonte Serrano y Manuel Moyano, eligió este libro de entre los 68 presentados por editoriales y autores de toda España. El Premio Setenil, convocado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Molina de Segura, tiene una dotación de 10.000 euros para el ganador, e incluye la edición de una separata con uno o varios relatos del libro.

 

El escritor galardonado, Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961), reside en Madrid y trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto. Ha publicado el poemario Motivos (2006) y los libros de cuentos El lector de Spinoza (2004), Propuesta imposible (2008) y Mirar al agua. Cuentos plásticos (2009). Con este último libro obtuvo el I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. Sáez de Ibarra es uno de los grandes cuentistas de la literatura española. Su trayectoria respaldada por el reconocimiento de los lectores, las críticas y premios le han situado como un autor indispensable en la narrativa breve de nuestro idioma. Relatos suyos han aparecido en las antologías más recientes de cuentistas en castellano, como Pequeñas resistencias 5, Siglo XXI o Cuento español actual (1992 – 2012).

 

Respecto al libro premiado, Bulevar, su autor declara que ha huido de lo melodramático, de lo truculento y de lo tremendista: “He buscado hechos muy sencillos, pero con suficiente fuerza dramática”. Este libro, que su propio autor ha calificado de “roto”, contiene diecisiete piezas que abarcan desde relatos de inspiración carveriana hasta guiños al arte conceptual.

En este bulevar por el que transitamos, todo cuanto existe está a la vista… Quien posee algo: una casa, un perro, un automóvil, no puede o no sabe emplearlos. Quien cree tener esposo, padre, hermano o hija no los encuentra. Un recuerdo de boda ya no recuerda nada y nuestra lista de deseos se vuelve una serpiente… Cuando creíamos que acabando los misterios alcanzaríamos la liberación, nuestro triunfo de lo visible, ¿no se nos queda en la superficie, sin dentro ni detrás, sin espesor, la repetición desencarnada de un acontecimiento que no llega? Hubo un tiempo en que decíamos: el fin no justifica los medios; luego fuimos aceptando que vale todo para lograr nuestros fines. Hoy nos sobran medios, y hemos de preguntarnos para qué.

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